Por Gustavo López Padilla*
Ya circulan con cierta regularidad los programas de inteligencia artificial, entre los estudiantes de arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, relacionados con maneras de resolver mediante la ayuda de computadoras, propuestas de diseño urbano, arquitectónico, de paisaje e industrial, constructivas y presupuestales. La realidad de esta circunstancia, nos lleva necesariamente a plantear unas primeras reflexiones críticas, relacionadas con las actuales metodologías de enseñanza aprendizaje de la arquitectura y los procedimientos de evaluación de los conocimientos que de lo anterior se derivan, pero ahora impactado lo anterior con la presencia de la inteligencia artificial. En primera instancia podríamos considerar que las aplicaciones y resultados de inteligencia artificial, deberían ser herramientas útiles de trabajo, mediante las cuales los estudiantes pueden desarrollar mejores y mas completos trabajos de diseño, siempre y cuando dentro del proceso metodológico, intelectual de diseño, los propios estudiantes sometan las propuestas que les son suministradas por sus computadoras, a ejercicios críticos, para orientar, decidir, modificar, enriquecer y personalizar sobre todo los posibles resultados de dichas propuestas de diseño.
Pero puede suceder que muchos estudiantes por premura, comodidad o pereza mental sin contar con la preparación necesaria para plantear meditadas ideas conceptuales previas, que deberían dar el sentido inicial y a lo largo del proceso de diseño a sus trabajos, acepten simple y acríticamente, las propuestas y resultados que les suministren sus programas de diseño y vistas así las cosas, la inteligencia artificial en lugar de ser una herramienta de trabajo, se pueda convertir en una limitadora intelectual, independientemente que los trabajos que presenten sean eficientes, funcionales y con imágenes bonitas, constituyéndose grupos de estudiantes y futuros profesionales que se conformen con los diseños genéricos que resultan de lo anterior. Si valoramos las imágenes con las que nos bombardean recientemente las empresas desarrolladoras inmobiliarias, que seguramente ya utilizan inteligencia artificial o lo que sucede en China, con la aparición inmediata de ciudades y sus arquitecturas, estamos ante estos diseños genéricos, homogéneos, aburridos, en donde el ser humano es simplemente un dato estadístico, una variable, un ente que se acomodará dócilmente en los huecos del piso 68 del edificio 42, que les son suministrados para vivir. Siempre será mejor poder vivir por ejemplo, en la Torre Price diseñada por Frank Lloyd Wright o en el Conjunto Habitacional Miguel Alemán, diseñado por Mario Pani, obras que cuentan con condiciones amables y humanas de habitabilidad, además de personalidades propias de diseño, generando en sus usuarios atmósferas de bienestar.
Esta realidad también sucede en las clases de teoría e historia, en donde los estudiantes, como parte de su formación intelectual deben leen libros y como resultado de lo anterior tengan que presentar algún ensayo que de cuenta de su aprendizaje. La inteligencia artificial les puede suministrar de sobra muchos de esos ensayos, sin la necesidad de leer previamente los libros. Con la aceptación indiscriminada de los resultados suministrados por la inteligencia artificial, puede resultar que la formación de los estudiantes finalmente termine siendo contradictoriamente limitada, en el sentido de no formarse realmente como arquitectos, terminando tal vez siendo buenos acríticos programadores o usuarios computacionales. Estamos ante la realidad de las máquinas dominando, por falta de voluntad y pereza mental a la inteligencia y creatividad de los seres humanos. Y un problema funcional de esta realidad de la inteligencia artificial utilizada en el aprendizaje de la arquitectura, es como evaluar ahora los trabajos que se presentan, incluso pensando en problemas de una cierta discriminación, porque los estudiantes de mayores recursos pueden acceder a mejores y mas sofisticados programas de computación, que les permiten presentaciones un tanto mas vistosas, en relación con los que no disponen de estos. ¿ Se calificará ahora el aprendizaje intelectual de los alumnos o los resultados y avances de sus programas de computación?
Otra limitación en el aprendizaje de los nuevos estudiantes de arquitectura, con la inminente vigencia de la inteligencia artificial, es la falta de oportunidades de trabajo para los jóvenes en los importantes despachos de arquitectos ya establecidos, en donde generalmente los estudiantes trabajan y con ello complementan su formación profesional, iniciándose como dibujantes y poco a poco incorporándose a responsabilidades mayores de diseño. Con las computadoras y sus programas sofisticados de diseño, cada vez se contratan menos colaboradores y la relación fundamental, histórica, tradicional de aprendiz y arquitecto se trastoca. Y esto nos lleva a otra dura pregunta: ¿ se necesitan ahora tantos miles de estudiantes de arquitectura?
La realidad es que la presencia de la inteligencia artificial no va a desaparecer ni se va a limitar su desarrollo, sino al contrario, cada vez su presencia será mayor, mas sofisticada y así las cosas ¿ como la vamos a asumir en la enseñanza aprendizaje de la arquitectura y en la cotidianeidad profesional ? Desde luego lo primero por hacer es que todos la conozcamos de la manera mas racional y profunda posible, para que la podamos utilizar como una herramienta y no se convierta en una limitación intelectual-profesional y peor aún que no se constituya finalmente en un factor que contribuya a que los seres humanos lleguemos a ser prescindibles, con todo lo que lo anterior implica. La creatividad y originalidad de los seres humanos está y estará a prueba constantemente.
Como unas primeras reflexiones en relación con la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, creo que se deberá priorizar la práctica de la conceptualización de las ideas que le den sentido a los diseños que realicen los estudiantes. En el inicio de los proyectos y en el desarrollo de los mismos en sus clases, se debe establecer una relación cercana entre profesores y alumnos, de tal suerte que se aprenda y practique a profundidad como plantear y desarrollar propuestas de diseño, haciendo énfasis en la importancia y trascendencia de las ideas que den soporte a los trabajos. Lo mas importante de todo en los proyectos son estas ideas, lo que puede establecer diferencias sustanciales en relación a lo que puede resultar simplemente de la utilización de los diseños genéricos de la inteligencia artificial mal entendida. Se trataría de aspirar en la medida de lo posible, a diseños que cuenten con la personalidad, interpretación e identificación del autor o los autores, sin excluir desde luego la utilización de inteligencia artificial.
Se deben reanimar en las escuelas o facultades de arquitectura, las prácticas de realizar trabajos presenciales, acotados en el tiempo, las llamadas repentinas, en donde los estudiantes sin la utilización de la inteligencia artificial, planteen propuestas conceptuales, mediante croquis realizados necesariamente a mano y maquetas esquemáticas rápidas, con las cuales se establezcan las directrices de los diseños a seguir. Sobre estas bases se pueden continuar y desarrollar los proyectos, después utilizando las ventajas de los programas computarizados, pero siempre teniendo en cuenta a lo largo del proceso, la necesidad de contar con pausas reflexivas que valoren el desarrollo de los mismos y no dejarse llevar o cautivar simplemente por los resultados obtenidos mediante programas. Los estudiosos actuales de psicología, valoran como importante escribir apuntes a mano, como una manera natural y valiosa de aprendizaje, estableciéndose según ellos una rica conexión entre la mano, la vista y el cerebro. En arquitectura realizar dibujos a mano de proyectos valiosos previos, tratando de identificar y valorar ordenes compositivos, constructivos y calidades secuenciales de los espacios, es una manera sustancial de aprender. Se trataría de priorizar y evaluar, como finalidades de aprendizaje, los procesos intelectuales de diseño y no atender solamente los resultados gráficos de los mismos. Además. como nos enseñaron sabiamente Le Corbusier o Humberto Ricalde entre otros, las visitas y recorridos a pie de ciudades y sus arquitecturas, realizando croquis, reflexiones comparadas y preguntando a la gente, en el aprendizaje sigue y seguirá siendo fundamental; no hay que olvidar que la mejor escuela de arquitectura que existe en el mundo es precisamente la calle.
En relación con las clases teóricas se debería incentivar a lo largo de los programas de estudio, el intercambio directo, permanente, de ideas reflexivas entre profesores y alumnos, valorando conocimientos, experiencias personales y de grupo, sumando posibles visualizaciones de futuro. El apoyo tecnológico y de los medios mas avanzados de comunicación, con imágenes y recorridos virtuales a las ciudades y sus arquitecturas, desde luego que valen la pena, pero lo mas importante es la reflexión personal, comparando los mas diferentes ejemplos arquitectónicos y urbanos. Con la práctica de la inteligencia artificial, los ensayos quedarían prácticamente descartados como manera de aprendizaje, no así la participación continua en las clases y los exámenes escritos, presenciales, personales, como instrumentos de evaluación. En estas clases de teoría, se deben promover sustancialmente, además de las materias propias de la arquitectura, estudios de filosofía y sociología, en donde los estudiantes prioricen el mundo de los valores que deben ordenar y conciliar las relaciones humanas y se acerquen además a las diferentes maneras de conocimiento, que la filosofía tiene presente. Hay que insistir, en que la utilización de la inteligencia artificial deberá ser una herramienta que contribuya a un mejor aprendizaje de la arquitectura y no se convierta en una limitación intelectual.
*Gustavo López Padilla
Arquitecto
navegandolaarquitectura.wordpress.com