El camino está en alinear visión, estrategia y marcos regulatorios en los tres órdenes de gobierno, tanto en el ámbito rural como en el urbano.
La nueva política federal de vivienda tiene aspectos que tendrían que traducirse necesariamente en mejoras significativas en competitividades urbanas y calidad de vida de los mexicanos; sin embargo, para que tenga éxito, se necesita la decidida participación de gobiernos y órganos legislativos estatales y, fundamentalmente, municipales.
Durante décadas, nuestro país vivió en medio de una Reforma Agraria que hoy está plenamente superada y cuyo siguiente paso tendría que ser una Reforma Urbana de gran calado, explica Rosario Robles Berlanga, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
En entrevista concedida durante una pausa en la gira que encabezó en la ciudad de Nueva York, la funcionaria habló de la urgencia de tomar como prioridad y con absoluta seriedad, la agenda urbana, entendiendo la misma a partir de objetivos de índole social y económico.
“Se necesita que nuestras ciudades sean más eficientes, justas y competitivas. Necesitamos revertir los efectos de la falta de planeación y de que durante las dos anteriores administraciones se produjo una enorme cantidad de viviendas sin haber tomado en cuenta calidad de las mismas y los efectos que tendrían en nuestras ciudades”.
Tenemos que mejorar rápidamente las estrategias urbanas y esto, que exige evidentemente una estrategia federal, no se podrá hacer sin ajustes regulatorios que sin atentar contra la autonomía del municipio, sí generen condiciones que permitan modelar una política federal dirigida a aprovechar mejor el insumo más valioso que tenemos, el suelo, puntualizó Robles Berlanga.
Para esto, explicó, el camino está en alinear visión, estrategias y marcos regulatorios en los tres órdenes de gobierno, porque ya no es válido pensar en que los ámbitos rural y urbano son cosa diferente, cuando lo que se requiere es partir de una Política única de ordenamiento territorial.
El cambio debe ser radical para obtener el resultado deseado, dijo, y agregó, y eso es evidente incluso desde el extenso y complejo nombre de esta Secretaría, que en lugar de llamarse de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, bien podría reducirse a Secretaría del Territorio…
“Sin embargo, hay que decir que de entre las Reformas puestas en marcha por el Presidente Enrique Peña Nieto, la primera en empezar a dar frutos es precisamente la que tiene que ver con territorio y vivienda… Y esto se hizo evidente al plantear objetivos muy puntuales, pero, ante todo, al crear una Secretaría cuyo objetivo, más que ser cabeza de sector, es ser la instancia coordinadora que hacía falta para alinear todos los esfuerzos en función de un mismo objetivo”.
Es muy importante, destacó, que la sociedad entienda que dar forma a una muy buena Reforma Urbana es tan importante como lograr que funcionen las Reformas Energética, en Telecomunicaciones o Educativa; es algo en que tenemos todos que meternos a fondo, porque no es razonable que no nos cuestionemos dónde vivimos o qué podemos hacer para construir mejores futuros a partir de tener mejores ciudades.
“Como sociedad tenemos que exigir modelos de planeación que nos permitan entender qué va a pasar en nuestras ciudades dentro de 20, 30 o 40 años… Más aun, en un escenario en el que hemos asumido metas muy importantes en materia de sustentabilidad.
No hay más, agregó, si es que queremos llegar al futuro con ciudades compactas, seguras y resilientes, debemos empezar a trabajar ya para crear sólidas bases que permitan cumplir esos objetivos.
“Hemos definido un índice de Prosperidad para más de 135 ciudades, y es a partir de esa base que podemos ir tomando acciones, pero, sobre todo, midiendo la eficiencia de las mismas, así como su impacto respecto a los objetivos e indicadores planteados”.
Durante la entrevista, realizada en la sede de México ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), la titular de Sedatu señaló que un tema pendiente es la legislación; tema pendiente que espera atiendan cuanto antes en el Congreso, en busca de sentar las bases de una nueva gobernanza y de nuevos mecanismos de coordinación entre federación, estados y municipios.
“Urge una más eficiente distribución de competencias para resolver mejor temas tan importantes como el suelo, cuyo uso se decide en el municipio… Recuperar la función social del suelo tiene que ser una prioridad, y hacerlo será más fácil en la medida en que sea trabajo que hagamos debidamente coordinados desde los tres órdenes de gobierno”.
Necesitamos que el Congreso haga ajustes a la legislación, que nos den dientes; hoy la federación no tiene dientes y hacen falta instrumentos para, sin violentar el 115 Constitucional y las facultades que tienen los municipios, sí los obliguen a tener un desarrollo ordenado, y los obliguen también, sobre todo en el caso de las grandes metrópolis, a estar en línea con una visión nacional.
Se trata, concluye Rosario Robles Berlanga, de que el Estado recupere la rectoría en materia de desarrollo urbano.
