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Agua, suelo y planeación, los retos de la CDMX hacia 2045

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Según expertos, la CDMX enfrenta una crisis hídrica, presión sobre el suelo y un rezago de más de 20 años en sus instrumentos de planeación

Durante la presentación del Foro de Futuros II, un espacio que busca aportar insumos al Plan General de Desarrollo de la Ciudad de México (PGD-CDMX) con horizonte al año 2045, autoridades, especialistas y arquitectos dialogaron en torno a diversos retos clave que enfrenta la metrópoli, como la crisis del agua, la expansión irregular de la ciudad y el rezago en los instrumentos de ordenamiento territorial.

El agua, un recurso abundante… pero mal gestionado

En su intervención, la diputada Miriam Saldaña Chairez, presidenta de la Comisión de Uso y Aprovechamiento del Espacio Público del Congreso capitalino, enfatizó que no se puede hablar de ciudad sin hablar de agua, al recordar que históricamente los asentamientos humanos surgieron donde existía disponibilidad del recurso, como ocurrió con la antigua Tenochtitlan.

Sin embargo, advirtió que durante el siglo pasado se optó por entubar ríos y expulsar el agua a través del drenaje profundo, lo que hoy ha derivado en una paradoja: la CDMX recibe lluvias abundantes, pero millones de personas carecen de acceso regular a agua potable.

“La obligación ética de nuestra generación es cambiar esa cultura y pensar en una economía circular del agua”, sostuvo la legisladora, y señaló que la ciudad cuenta con al menos 27 presas, principalmente de regulación, y no de almacenamiento, lo que impide aprovechar el agua de lluvia para el abastecimiento.

A esto se suma la descarga ilegal de aguas negras en ríos y barrancas, incluso desde zonas residenciales consolidadas, lo que ha convertido muchos cauces en auténticos drenajes a cielo abierto.

En ese sentido, Saldaña Chairez propuso avanzar hacia un modelo de presas de almacenamiento y captación pluvial, que permita reutilizar el agua para riego, servicios urbanos y usos no potables.

Y, sobre el presupuesto destinado a la infraestructura hídrica, reconoció que aún no hay cifras definidas, ya que apenas comienza la discusión del gasto para el próximo periodo. No obstante, subrayó que la escasez de agua ya es una realidad cotidiana en alcaldías como Tláhuac e Iztapalapa, donde el líquido llega en malas condiciones o de forma intermitente.

Barrancas y suelo de conservación: entre el riesgo y la ilegalidad

Otro de los temas que generó mayor preocupación fue la ocupación irregular del suelo de conservación. La diputada explicó que muchas de estas zonas son territorio federal, por lo que no pueden ser regularizadas: “La ciudad no es dueña de esas tierras, es el gobierno federal”, sostuvo.

Tras recorrer la barranca de Palapa, Saldaña Chairez informó que se han emitido 370 notificaciones a viviendas construidas en zonas de alto riesgo:

“Son casas a las que se les ha tocado la puerta para decirles que en cualquier momento se puede desgajar la barranca y usted acabar abajo”.

Como respuesta institucional, destacó la creación del primer Gabinete de Barrancas de la CDMX, integrado por alcaldías y dependencias capitalinas como Medio Ambiente, Gestión Integral del Agua, Protección Civil y Obras. Además, anunció la creación de la figura del ‘vigilante de barranca’, integrada por vecinos.

“Una vez que limpiemos, quién mejor que los propios vecinos para evitar que los ríos vuelvan a ser tiraderos clandestinos”, dijo.

Desde el área de planeación urbana, Adrián Orozco Hernández, director de Ordenamiento Territorial del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva de la CDMX (IPDP), reconoció que la expansión sobre zonas de conservación responde a una presión estructural: la expulsión de población de las áreas centrales.

Asimismo, estimó que alrededor de 25,000 familias salen cada año del centro de la ciudad, empujadas por el aumento en el costo de la vivienda. Por ello, enfatizó que el problema debe abordarse de manera sistémica:

“No se puede resolver únicamente con control territorial, se necesita una política fuerte de vivienda asequible en zonas consolidadas para desincentivar que la gente se vaya a las barrancas”, indicó.

Ordenamiento territorial: más de 20 años de atraso

Uno de los reconocimientos más relevantes fue que la capital opera con planes de desarrollo urbano obsoletos, algunos con más de dos décadas de rezago. Esto ha provocado una fuerte desregulación del suelo y conflictos recurrentes entre desarrollos inmobiliarios y vecinos.

Al respecto, Orozco señaló que el Plan General de Ordenamiento Territorial, previsto para el primer semestre del próximo año, será el instrumento clave para revertir esta situación: “Será el gran instrumento rector de la planificación del suelo y del territorio”.

Este plan permitirá alinear los programas de alcaldías y barrios, estableciendo reglas claras para evitar que la normativa se flexibilice de manera discrecional, como ha ocurrido en los últimos años.

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Fernanda Hernández

Reportera y redactora en Centro Urbano. Soy egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM). Me interesa la cultura, el urbanismo y la arquitectura. Amante del mundo digital, el cine, la música, la lectura y la escritura.


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