Resaltan proyectos en materia de movilidad, energía, áreas verdes y manejo del agua; contarán autoridades locales con ayuda de autoridades comunitarias
Tras una competencia en la que también participaron las ciudades de Gante, en Bélgica, y Lahti, Finlandia, el Comisariado Europeo para el Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca anunció que Lisboa, capital de Portugal, ganó la postulación para ser la Capital Verde del Viejo Continente en 2020. El anuncio hecho por el comisario maltés Karmenu Vella en Nimega, Países Bajos, viene acompañado de un premio de 350,000 euros para la urbe elegida.
Fernando Medina, presidente de la Cámara Municipal lisboeta –cargo equivalente a alcalde-, explicó al jurado los proyectos de la autoridad local en curso en materia de movilidad, biodiversidad y reciclaje. Con este triunfo la ciudad debe elaborar un plan de actividades para mejorar la sustentabilidad. Las propuestas que sean implementadas en 2020 serán discutidas también con instancias europeas.
Entre las iniciativas de movilidad, Medina mencionó la apuesta por la motocicleta, los vehículos eléctricos compartidos y la renovación de la flota de tranvías para mejorar el servicio y extenderlo con visión metropolitana. Lisboa también impulsa la utilización de la bicicleta: actualmente cuenta con 90 kilómetros de ciclovía y 60 más en proyecto de construcción.
Autoridades también sostienen una política de aumento de espacios verdes: pretenden alcanzar más de 400 hectáreas en 2021, lo cual significa la duplicación de lo que existe actualmente. Garantizaron que el 76% de los lisboetas vive a menos de 300 metros de una zona verde.
Otros proyectos que le dieron la victoria a la capital lusa fueron los que buscan aumentar la eficiencia energética de los edificios, el ahorro de agua y la limpieza del río Tajo. De acuerdo con reportes de la Empresa Portuguesa de Aguas Libres, distribuidora del líquido en Lisboa y alrededores, las pérdidas por fugas disminuyeron de 23.5% en 2005 a menos del 8% en la actualidad; en el río que atraviesa la ciudad, a lo largo de diez años se invirtieron 210 millones de euros en tratamiento de aguas residuales.
El galardón existe desde el año 2008 y en anteriores ediciones lo recibieron Estocolmo, Hamburgo, Vitoria-Gasteiz, Nantes, Copenhague, Bristol, Liubliana, Essen, Nimega y Oslo; esta última posee la sede de 2019.