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Presencia de México en la 17ª Muestra Internacional de Arquitectura de Venecia

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Por Gustavo López Padilla*

Mostrar nuestros trabajos proyectuales frente a los de los otros, es una de las  oportunidades que nos permite reconocernos como arquitectos y valorar lo realizado, tomando en cuenta diferentes posturas de diseño y experiencias que se relacionan con la importancia de la crítica y la autocrítica, realizadas desde perspectivas y circunstancias distintas de lo que tiene que ver con la propia realidad cotidiana.

Unas primeras ideas relacionadas con la autocrítica, como instancia primera, tienen que ver con el que presentar ante los otros, porqué presentarlo, como presentarlo y que se espera de todo lo anterior. Estas decisiones selectivas implican meditaciones, que contribuyen desde un inicio a la construcción y reconstrucción de ideas que dan sentido a las propuestas.

El pararse frente al espejo de los otros, puede implicar significaciones políticas y sociales, así como valoraciones de los resultados referidos a calidades proyectuales, compositivas, formales, manejo de materiales, procedimientos constructivos y consideraciones ambientales.  Tal es el caso de lo que sucede ahora, con la participación de México, en la 17ª Muestra Internacional de Arquitectura de Venecia.

 

La intervención en la Escuela Primaria Intercultural Bilingüe Juan Álvarez, ubicada en la Comunidad Juan Rocha Reyes, en Xochistlahuaca, Estado de Guerrero, es uno de los proyectos con los cuales nuestro país participa actualmente en la muestra mencionada, formando parte de los que se realizan en la Facultad de Arquitectura, de la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de su Coordinación de Vinculación de Proyectos Especiales.

Para esta oportunidad, el proceso se inició en el año 2016 como un trabajo de diseño estudiantil, que resultó del acercamiento de la Comunidad de Xochistlahuaca  con el Taller Federico Mariscal y Piña, solicitando apoyo para revisar varias escuelas que habían sido construidas en la región de la Costa Chica de Guerrero, de acuerdo con las normas del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa y que mostraban algunas limitaciones programáticas y de funcionamiento.

Estas escuelas funcionan como parte de un programa denominado Guerrero 50-50, en las que se imparten las clases de educación primaria tanto en español, como en sus lenguas de origen. La comunidad en la zona y por ende los ocupantes de la escuela que ahora nos ocupa, mayoritariamente hablan la lengua Amuzga.

 

Como resultado de este primer acercamiento, se entregaron a la comunidad de Xochistlahuaca, unos primeros esquemas de intervención realizados por  alumnos y a partir de los cuales se decidió continuar, como parte del proceso, seleccionando una de estas escuelas para llevar el diseño hasta su etapa ejecutiva, replanteando los esquemas iniciales, ahora con un equipo reconfigurado por alumnos que realizaban su servicio social, incorporando además la dirección de profesores que forman parte del Taller Max Cetto.

Así las cosas, el equipo de trabajo para realizar el proyecto ejecutivo y la dirección de la realización de la obra de la escuela Juan Álvarez, quedó finalmente constituido por la representación de la propia comunidad de Xochistlahuaca,  que expresó necesidades y lineamientos generales a resolver, por la Mtra. en urbanismo Judith Meléndrez Bayardo como Coordinadora General del Proyecto, por el Mtro. en Arq. Gabriel Konzevik Calib y el Arq. Antonio Plá Perez, en lo que respecta al diseño arquitectónico y la coordinación resolutiva de las diversas ingenierías y el Arq. Fernando Rivas Ladrón de Guevara, en lo que tiene que ver con los criterios de Coordinación y Enlace.

Desde luego fue fundamental la participación del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa (INIFED) como coordinador y representante institucional. Entre los ingenieros participantes en el proyecto, destaca la labor del Ing. Gerson Huerta, en lo que tiene que ver con las soluciones de carácter estructural.

 

El proceso se inició con visitas al lugar, por parte de la representación universitaria, para evaluar conjuntamente con la comunidad de Xochistlahuaca las preexistencias, en lo que tiene que ver con su topografía natural, escurrimientos pluviales, condiciones climáticas, vegetación existente y desde luego valorar las preexistencias construidas, constituidas por aulas, centro comunitario, cancha techada y algunos servicios complementarios.

El terreno de origen, accidentado, con importantes pendientes, indujo las soluciones iniciales de proyecto ya construidas, definiendo distintas plataformas donde se asentaron las construcciones. Otros elementos considerados en la visita, tienen que ver con el conocimiento del clima de la localidad, cálido y húmedo, imperante mayoritariamente en el tiempo y lo referente a las lluvias, los movimientos del sol y los vientos dominantes.

Como resultado de estas evaluaciones y de los primeros acercamientos programáticos y proyectuales, se plantearon los objetivos de diseño, constituidos en primera instancia, por la revisión de la estabilidad de las plataformas existentes, que no contaban con las protecciones necesarias en sus desniveles, así como la integración y solución segura de los desplazamientos peatonales entre ellas.

Complementando lo anterior, se propuso la construcción  de algunos espacios para terminar de conformar adecuadamente la administración y los seis grados educativos necesarios para el correcto y completo  funcionamiento la escuela.

Se planteó además el mejoramiento de las condiciones de habitabilidad de los lugares interiores preexistentes, en lo que tiene que ver con sus condiciones y ganancias de calor y la mejor inducción de  cruzamientos de los movimientos naturales de aire que mostraban algunas deficiencias, al punto de que en distintos horarios y temporadas del año, obligaban a realizar las actividades educativas al aire libre en construcciones improvisadas, con las consecuentes dificultades que ello implicaba.

Finalmente se propuso la construcción y mejoramiento de algunos servicios generales, como sanitarios, la cerca perimetral que delimita la escuela y la definición clara de los accesos a la escuela.

 

 

Dadas las importantes precipitaciones pluviales en la zona y la continuidad natural de las plataformas preexistentes, los deslaves constantes entre ellas ponían en riesgo la estabilidad de las construcciones ya edificadas, así como la integridad física de los ocupantes de la escuela, por lo que fue necesario instrumentar en algunos casos, pendientes mas suaves de transición y en otros, límites más precisos y seguros entre estas plataformas, definidos ahora por distintas tipologías de muros de contención.

Complementando lo anterior, en términos de espacios exteriores,  se mejoraron también los itinerarios de los desplazamientos peatonales, definiendo caminos y veredas mediante diseños y materiales eficientes, así como diseñando algunas escaleras para articular los desniveles. Los diseños anteriores, terminan siendo discretos, racionales, económicos, integrados con  naturalidad al paisaje, dignificando y mejorando en buena medida la habitabilidad de los espacios útiles interiores y los recorridos en los exteriores de la escuela.

 

 

 

En las propuestas iniciales de proyecto, para este tipo de escuelas, se utilizan generalmente prototipos estandarizados, que en muchas ocasiones no toman en cuenta las condiciones particulares de la localidad, sobre todo lo que tiene que ver con el clima. La escuela que ahora nos ocupa, en la localidad de Xochistlahuaca Guerrero, es un ejemplo claro de lo anterior.

En términos arquitectónicos entonces, un requerimiento fundamental a solucionar, fue el que se pudieran mejorar sustancialmente las condiciones de habitabilidad climática en los espacios interiores, dado el calor sofocante imperante en los mismos, para poder ocupar las aulas durante todo el año.

Todo lo anterior se combinó con la construcción de una nueva aula y zona de dirección, lo que finalmente en conjunto, constituye la esencia fundamental de la propuesta de diseño. Como solución climática se propuso la construcción de una segunda cubierta sobre las construcciones, separada esta última de la primera preexistente, de tal manera que entre las dos, se propiciara un espacio que regulara las ganancias de calor por la azotea, funcionando además  como un disipador de temperatura, al permitir el flujo del aire entre ambas cubiertas.

Como parte sustancial de lo anterior, se propuso la construcción de pórticos de doble altura, al frente de las fachadas principales de los edificios, que operaran también como protecciones solares y con la idea de contar como un espacio exterior abierto, sombreado, de tal manera que permitiera la convivencia informal de alumnos y profesores en este lugar protegido.

Adicionalmente se revisaron las longitudes de las protecciones necesarias de los aleros en azotea, para los mismos efectos.  Es indudable que se mejoraron con estas propuestas, las calidades de los espacios interiores, volviéndolos mas funcionales y habitables. En los nuevos espacios construidos, aula y zona de dirección, se utilizaron en fachadas, celosías abiertas, que propician una mejor ventilación natural cruzada.

 

 

Las propuestas de dobles cubiertas y pórticos, terminan por constituir la parte fundamental de la reconversión climática y formal, generando con ello además, una escala volumétrica en las edificaciones y en los espacios exteriores resultantes, que le confieren al lugar mayor claridad de conjunto, presencia, jerarquía y dignidad, calificando a la escuela con una personalidad propia y diferente, entre las preexistentes en zonas aledañas.

Particularmente el espacio abierto que resulta entre dos de los edificios principales, donde se ubica ahora la nueva Dirección de la Escuela, se ha convertido naturalmente por sus calidades formales y habitables, en el corazón vivencial de la escuela, donde se realizan algunas actividades comunitarias, condición espacial de la cual se carecía en los orígenes del proyecto.

Los trabajos anteriores terminados en el 2017, constituyen una primera etapa de intervención en la escuela, que no se terminó completamente por falta de presupuesto. Entre los trabajos faltantes se encuentra la incorporación de unas pantallas protectoras a manera de persianas, que complementan la propuesta climática y formal, en las partes altas  de los pórticos ya construidos, regulando con ello las incidencias del sol y sus ganancias de calor.

Es de esperarse que con el tiempo y la consecución de algunos otros recursos financieros, se puedan completar estas persianas y mas adelante además, se resuelvan las otras necesidades de intervención en la escuela, como lo que tiene que ver con los espacios interiores destinados para la convivencia comunitaria. Los procedimientos constructivos empleados en las intervenciones ya realizadas, son sencillos, racionales y eficientes, utilizando preferentemente materiales aparentes como el concreto y algunos componentes metálicos, buscando con ello durabilidad, bajos costos de operación y mantenimiento.

El área total del terreno de  5584.45 m2, dentro del cual se ocupan 933.95 m2 y dejando un área libre de 4650.50 m2, fundamentalmente permeable y arbolada, nos da cuenta de una propuesta proyectual, amable en términos  ambientales.

 

La experiencia que implicó a la comunidad de Xochistlahuaca, profesores, alumnos e instancias gubernamentales, entendida  como parte de la formación académica universitaria, forma parte ahora del conjunto  de  algunas otras experiencias realizadas en el tiempo por la misma Facultad de Arquitectura de la UNAM, asumiendo lo anterior, como un servicio dentro de la enseñanza aprendizaje, como un compromiso social y político en el ejercicio de la arquitectura, acercándose a comunidades poco atendidas en algunos estados en el interior de la República Mexicana.

La experiencia vital de profesores y alumnos de visitar, comprender, convivir y valorar la realidad cultural de estas comunidades y contribuir en alguna medida al mejoramiento de sus condiciones sociales y materiales, sobre todo en lo que tiene que ver justamente con la educación, es sin duda una satisfacción  invaluable.

Finalmente es importante reconocer,  que como una alternativa necesaria, vale la pena pararse periódicamente frente al espejo de los otros,  mostrando los propios trabajos proyectuales, para así poder visualizar de mejor manera y con conocimiento de causa, las posibles rutas de futuro a seguir en nuestros caminos profesionales.

*Gustavo López Padilla

Arquitecto

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Columnista invitado


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