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Cultura y filosofía en la obra de Luís Barragán

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Por Gustavo López Padilla*

Para Rocío

  …lo extraño convertido en propio y lo propio proyectado en lo extraño; he aquí la mecánica del intercambio cultural entre las comunidades humanas …

                                                                                                                             Alberto T. Arai

Para comenzar las reflexiones de este ensayo, relativo a la valoración de la obra de Luís Barragán, tomando en cuenta sus implicaciones culturales y filosóficas, vale la pena tener presente el pensamiento de Platón, filósofo griego, seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles, quién nos habla de la importancia de la construcción de ideas, a partir de el ejercicio de la razón y mediante el diálogo, por medio de lo cual intentar acercarse al conocimiento y a la verdad. Con mayor precisión, Platón plantea la importancia de las ideas que nacen del interior mismo de las personas, las ideas innatas, que llega a considerar como si se trataran de recuerdos de conocimiento, suponiendo que todos los seres humanos cuentan con esa capacidad para elaborar ideas, con las cuales además, buscar el sentido y ordenar la vida, buscando antes que nada la felicidad. No hay duda que la importancia de la obra de Luís Barragán se soporta, sobretodo, de su capacidad para ir construyendo en el tiempo un conjunto de ideas, a partir de las cuales le fue dando sentido a sus propuestas proyectuales. Ideas que se consolidan naturalmente a partir del diálogo y la experiencia.

Capilla de las Capuchinas, 1953, ciudad de México, dibujo Rodrigo López Sanromán

Así las cosas, para la construcción del pensamiento, que fue dando sentido y personalidad al desarrollo de la obra de Luís Ramiro Barragán Morfín (1902-1988) ingeniero y arquitecto mexicano nacido en la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco, en el seno de una próspera y católica familia de hacendados, recorrió en principio un doble camino intelectual y profesional: en primera instancia uno, identificando y experimentando proyectualmente con orgullo, lo que tenía que ver con su propia cultura local, incluyendo maneras sociales de vida, reconociendo valores que ordenaban las relaciones humanas y las atmósferas vivenciales de los espacios que tenían que ver con las viviendas populares, haciendas y conventos, que constituían el conjunto de su entorno próximo, tomando en cuenta también y valorando el uso de materiales y procedimientos constructivos, con los cuales se materializaban estas obras. Estuvo cerca además intelectualmente, del conjunto de los espacios colectivos, que tenían que ver con calles, plazas y jardines, que constituían los ámbitos sociales, urbanos, de la población de aquellos lugares.

Barragán se dio cuenta rápidamente, que tomando en cuenta solamente el conjunto de la cultura de su localidad y ejercer así su arquitectura, tenía posibilidades limitadas para lograr una propuesta que lo pudiera identificar plenamente en el conjunto, tanto de la arquitectura nacional como internacional y que pudiera significar al mismo tiempo, su verdadera contribución intelectual y proyectual a todo esto. Consciente de ello, a su experiencia primera, se fueron sumando una serie de viajes, desde las localidades mas cercanas a su lugar de origen como Mazamitla, en el mismo Jalisco, hasta visitas a distintos países en el mundo, incluyendo sitios como Marruecos, colindante con el mar Mediterráneo, ubicado al norte de Africa, formando parte del conjunto de países denominados como El Maghreb, entidad musulmana que cuenta con un intricado tejido de calles y viviendas, con un carácter intimista, transitando además en sus viajes por Italia y admirando sus singulares torres medievales de San Giminiano, en la Toscana y la Plaza de Siena y en España, visitando detenidamente La Alhambra en Granada, caracterizada entre otras cosas por sus hermosos y serenos cuerpos de agua. Tuvo también oportunidad de visitar arquitectura contemporánea, como algunas obras emblemáticas del arquitecto suizo-francés Le Corbusier (1887-1965), de quién recibiría una influencia determinante en el rumbo de su segunda etapa proyectual. Así las cosas, los viajes se constituyeron en una experiencia fundamental, que reinterpretada personalmente indujo a la conformación de sus maneras de entender la vida contemporánea y sus posibilidades de expresión mediante la arquitectura. El conocimiento cercano, vivencial, de otras ciudades, arquitecturas, culturas y formas de vida, diferentes a las del propio Barragán, se fueron sumando poco a poco a su manera de visualizar y entender el conjunto de la cultura.

Torres de Satélire, Estado de México, 1957, dibujo Natalia González Piña

Su primera etapa proyectual, se fue enriqueciendo también con el acercamiento a un conjunto de personajes, diferentes representantes de la cultura, entre los que habían literatos como su entrañable amigo Edmundo O´Gorman (1906-1995), pintores como Jesús Reyes Ferreira (1880-1997) o Gerardo Murillo (1875-1964), artistas plásticos como Mathías Goeritz (1915-1990), nacido en Gdansk, Polonia, con quién realizó algunos de sus proyectos mas emblemáticos, como el diseño de La Capilla de las Capuchinas Sacramentarias, 1953 o las espléndidas Torres de Satélite, 1957, arquitectos como Mario Pani Darqui (1911-1993) o Max Cetto (1903-1980), paisajistas como Ferdinand Bac (1859-1952) y en lo que tiene que ver con el diseño industrial, fue importante Clara Porset (1895-1981), arquitecta y diseñadora de muebles, nacida en Cuba, avecindada en nuestro país, nacionalizada mexicana, con quién desarrolló algunos diseños de mobiliario, que se volvieron característicos en sus obras. Y luego entonces fue entendiendo el ejercicio de la arquitectura, el diseño urbano y de paisaje, no como actividades autónomas, sino formando parte de distintas posibilidades expresivas del conjunto de la cultura. Esta postura integral nos recuerda a Eugeni D´Ors (1881-1954), escritor y critico de arte español, autor entre otras obras de Las ideas y las formas y Teorías de los estilos, quién pensaba que el ejercicio de la arquitectura, debía de entenderse relacionado con el conjunto de las demás artes. En este mismo sentido, tenemos que comentar, que aunque no tuvieron una relación cercana y de amistad, seguramente Luís Barragán tuvo presente de alguna manera, en la conceptualización de su pensamiento y en el planteamiento de sus trabajos, la obra literaria y las imágenes fotográficas de Juan Rulfo (1917-1986).

A partir de sus primeras experiencias proyectuales en su localidad natal, mas sus viajes y las diversas relaciones intelectuales personales y habiéndose trasladado a la ciudad de México en el año de 1936, ocurre el desarrollo de su segunda etapa proyectual, en donde experimenta con éxito las ideas, composiciones formales, materiales y procedimientos constructivos, relacionados con el movimiento moderno racionalista, particularmente acercándose a las primeras obras Le Corbusianas, proyectando y construyendo fundamentalmente casas habitación y edificios departamentales. Si bien fue importante y exitosa esta segunda etapa, a Barragán le quedó claro, que tampoco esta arquitectura relacionada con los obras emblemáticas del movimiento moderno, a veces también llamado estilo internacional, eran lo que el realmente buscaba para significar su arquitectura. Y es en ese tiempo que las propuestas de Barragán, se dirigirán a partir de la reflexión crítica, con inteligencia y sensibilidad, hacia su tercera y mas significativa etapa proyectual, en donde fusiona y reinterpreta sus dos etapas previas: la de sus primeras obras en su natal Jalisco y su segundo periodo ejercido ya en la ciudad de México. Y aquí aparece una situación fundamental en la postura proyectual del arquitecto tapatío. Luís Barragán, con voluntad, quiere ser un Luís Barragán moderno, pero no solo buen seguidor de los maestros internacionales del movimiento racionalista. Antes que nada aventura ser el mismo, con su propia visión del mundo, de la vida y la arquitectura, que resulta como postura esencial, ser la suma y reinterpretación del conjunto de todo lo que había vivido previamente.

Fuente de los amantes, Estado de México, 1964, dibujo Natalia González Piña

Para ello, de la cultura mundial, tomará ahora en cuenta también, el pensamiento y las obras emblemáticas protoracionalistas del arquitecto austriaco Adolf Loos (1870-1993) las obras y propuestas de los neoplasticistas como las del arquitecto neerlandés Gerrit Rietveld (1888-1964) y estarán presentes además, las obras pictóricas del movimiento cubista como las del español Pablo Picasso (1881-1973) o las del francés Georges Braque (1882-1963), también el movimiento abstracto suprematista, representado con los trabajos de Kasimir Malevich (1879-1935) ruso de origen polaco y sin faltar las influencias formales de Giorgio de Chirico (1882-1963) pintor y escultor francés. Tuvo presentes también los trabajos de Josef Albers (1888-1976) artista y profesor alemán, cercano a la Bauhaus, destacando en el sus trabajos relacionados con homenajes al cuadrado. De México fueron importantes para Barragán, las imágenes y criterios conceptuales de los extraordinarios pintores José Clemente Orozco (1883-1949) y Juan O´Gorman (también arquitecto) (1905-1982) quienes realizaron pinturas de caballete, que muestran imágenes de obras arquitectónicas, con ciertos acercamientos urbanos, relacionado todo ello con el cubismo y el movimiento moderno de la arquitectura, con base en las posibilidades comunicativas de las formas geométricas simples, abstractas y regulares.

En esta tercera etapa proyectual, Barragán reinterpretará conceptualmente el conjunto de todo lo vivido y experimentado y aparecerán sus obras mas relevantes, significativas y trascendentes. En estas obras están presentes las atmósferas vivenciales del pasado y las del el presente, con una conceptualización nueva y única. Y aquí podemos recordar los planteamientos teóricos de Christian Norberg Schultz (1926-2000), arquitecto, historiador y crítico noruego, ¨quien afirmaba la importancia de la voluntad de construir una teoría ( y unas obras por supuesto ) que englobaran la arquitectura del pasado en el contexto de la revisión y crisis de la arquitectura moderna¨, tomando en cuenta la fenomenología de Edmund Husserl (1859-1938) filósofo y matemático alemán y el existencialismo de Martín Heidegger (1889-1976), filósofo, ensayista y poeta alemán, con la idea además de combatir (como el mismo Barragán lo hizo) el cosmopolitismo, que obra en nombre de un sentimiento universal y levanta sin consideración alguna, las mismas obras arquitectónicas y urbanas, indiscriminadamente en distintas ciudades del mundo, sin tomar en cuenta condiciones culturales, tecnológicas y climáticas diferentes, debiendo por el contrario, tratar de armonizar nuevas obras que tomen en cuenta las memorias de los lugares, las preexistencias culturales y ambientales de cada localidad.

Bebedero de caballos, Estado de México, 1959, dibujo de Natalia González Piña

La arquitectura realizada por Luís Barragán se entiende como propuesta crítica al movimiento moderno, como una manera de vida que responde a composiciones que buscan una calidad habitable particular, en la que están presentes la austeridad, la simplicidad, la abstracción y podemos decir que esta presente contradictoriamente la nada con la que se busca atmósferas de serenidad y silencio, condiciones vivenciales que para Barragán resultan esenciales. En este ultimo sentido Barragán esta muy cerca del pensamiento del filósofo holandés Baruch Spinoza (1632-1677), quién estuvo influido por René Descartes filósofo, matemático y físico francés (1596-1650). Spinoza propone una filosofía geométrica y espiritual, moralista, panteísta, desarrollando un sistema estoico de pensamiento, con el cual poder alcanzar serenidad espiritual. Spinoza buscaba el bien capaz de comunicarse y producir gozo, continuo y eterno. Al igual Barragán buscaba calidades del espacio que pudieran producir gozo y una emoción placentera. Se habla entonces en Barragán, de la búsqueda de una arquitectura emocional, cargada de recuerdos y significados. Al final de cuentas resulta importante, vale la pena insistir, la voluntad de Barragán de ser precisamente Barragán y no otro, aventurando propuestas proyectuales personales e inéditas.

En innumerables ocasiones, la obra de Luís Barragán fue entendida como expresión construida, reflejando en sus atmosferas vivenciales un claro sentimiento religioso y en este sentido me parece relevante y un tanto jocoso, el comentario del arquitecto Andrés Casillas (1934) oriundo de la ciudad de México, tal vez el mas importante seguidor de Luís Barragán, al que en una entrevista realizada como parte de una serie de televisión, llamada ¨retrato íntimo¨ producida y dirigida por la Lic. Patricia Urías Álvarez, para el canal 11, del Instituto Politécnico Nacional, le preguntaron sobre la religiosidad de Barragán y Casillas comentó: si efectivamente, Barragán era profundamente religioso y lo que mas le interesaba y gustaba de la religión, era el ¨pecado¨.

Casa Barragán, ciudad de México, 1947, dibujo de Natalia González Piña

Con una visión integral e incluyente, en el conjunto de las obras de Barragán, se cuentan propuestas de carácter urbano, como el diseño del Pedregal de San Ángel (1947), ubicado al sur de la ciudad de México o el conjunto de Los Clubes (1969), en el Estado de México. El primero con características compositivas y formales orgánicas, muy cercanas a las ideas de la ciudad jardín de Ebenezer Howard (1850-1928) urbanista británico, respetando Barragán en el Pedregal, la naturalidad de la lava volcánica como parte esencial de las preexistencias en el lugar y en el segundo proyecto, de escala menor, aplicando composiciones mas regulares geométricamente, creando un conjunto con un sentido de creación de lugar, que se califica fuertemente con la presencia de la Fuente de los Amantes, ubicada en una de las esquinas mas importantes del desarrollo. Constituyen parte esencial en su obra, una buena cantidad de diseños de jardines, muchos de los cuales forman parte del propio diseño del Pedregal de San Ángel y algunos otros relacionados con los proyectos particulares de sus casas habitación, incluyendo el excelente diseño de los jardines de su propia casa. En lo referente a sus diseños arquitectónicos de sus tres etapas proyectuales, están ampliamente documentadas, en términos de su valoración conceptual, compositiva, formal y constructiva, en una buena cantidad de libros y revistas que se han editado al respecto. Al final de este ensayo, se sugiere una bibliografía representativa, que los interesados pueden consultar. Practicó también el arte urbano, destacando en ello el diseño de Las Torres de Satélite, 1957, ubicadas en el Estado de México, realizadas haciendo equipo con Mathías Goeritz y Mario Pani y la ya citada Fuente de los amantes (1964), ubicada en el conjunto Los Clubes, en las Arboledas, Atizapán, en el Estado de México.

Octavio Paz plantea en su libro Corriente alterna, 1967, editado por Siglo XXI, que: Para nosotros el valor de una obra reside en su novedad; invención de formas o combinación de las antiguas de una manera insólita, descubrimiento de mundos desconocidos o exploración de zonas ignoradas en los conocidos. Luís Barragán logra el conjunto de una obra singular e inédita, como contribución a la arquitectura mexicana contemporánea y a la mundial al mismo tiempo, en la que se entremezclan pasado y presente, con repercusiones de futuro, de una calidad tal, que en el año de 1980 le fue otorgado el Premio Pritzker y en el año 2004, su casa habitación particular, del año 1948, ubicada en Gral. Francisco Ramírez 12, en la colonia Ampliación Daniel Garza, Alcaldía Miguel Hidalgo, en la ciudad de México, fue declarada por la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad, habiéndose cumplido recientemente veinte años de esta declaratoria. En este mismo sentido, se visualiza por un grupo de expertos en la materia, proponer que un conjunto mayor de obras de Barragán, sean contempladas también para ser consideradas Patrimonio de la Humanidad.

Casa Barragán, ciudad de México, 1947, dibujo de Rodrigo López Sanromán

La postura proyectual de Luis barragán representa un ejemplo que bien puede replicarse de distintas maneras. Pero no se trata desde luego de simplemente copiar o repetir lo hecho, como lo han visualizado equivocadamente muchos de sus seguidores. Barragán exploró reinterpretando, apenas una pequeña porción de elementos culturales, arquitectónicos, compositivos, formales y constructivos de nuestro país y otro tanto de otras culturas en el mundo, tradicionales y contemporáneas. Pero afortunadamente nuestra cultura en México y la del mundo, ofrecen muchas mas oportunidades, que esperan mentes frescas, de quienes se quieran acercar a ellas, buscando también alternativas distintas e inéditas, entremezclando lo local con lo global. El mismo Octavio Paz nos comenta: el cambio (que es natural a todas las culturas) se resuelve en fijezas que son acuerdos momentáneos. La memoria es un presente que nunca acaba de pasar. Retomando la postura de Barragán, ojalá y las nuevas generaciones de arquitectos mexicanos, quieran ser ellos mismos y con voluntad y conocimiento, luchen por ocupar su propio lugar en la historia, teniendo en cuenta a personajes como Duns Escoto, filósofo escoses, fallecido en 1308, quién propone conciliar voluntad y razón para alcanzar las metas que cada quién se proponga o pensando también en Federico Hegel (1770-1831), filósofo del idealismo alemán, quién cree en una filosofía racional y metódica, en un progreso continuo y dialéctico, basado también en la razón, en el enfrentamiento y resolución de los contrarios, que pueden ser yo y los otros. Que puede ser el tomar en cuenta nuestra arquitectura y las de los otros, pensando en encontrar resoluciones inéditas entre lo local y lo global.

En este mismo sentido, finalmente, pensando en las alternativas futuras, posibles de la arquitectura de Luís Barragán, podemos terminar volviendo al principio, al pensamiento del arquitecto, teórico y escritor mexicano Alberto T. Arai (1915-1959), contenido en su libro Caminos para una Arquitectura Mexicana, CONACULTA – INBA, 2001, donde nos dice: … lo extraño convertido en propio y lo propio proyectado en lo extraño; he aquí la mecánica del intercambio cultural entre las comunidades humanas … Luego entonces podemos afirmar: que se esperan diversos y trascendentes futuros para la arquitectura mexicana contemporánea, tomando en cuenta renovados criterios arquitectónicos y urbanos y otros de carácter cultural y filosófico, a los que naturalmente se incorporarán condicionantes distintas de carácter social, económicas y políticas. Nuevas obras en las que deberán estar presentes el conocimiento, la razón y la emoción, armónicamente relacionadas.

Agradezco a Rodrigo López Sanromán y a la Arq. Natalia González Piña, por los espléndidos dibujos que acompañan este breve ensayo.

Bibliografía de apoyo.

  • Arquitectura Mexicana Contemporánea, Crítica y Reflexiones

Gustavo López Padilla

Editorial Designio 2009

  • Nueva Arquitectura Mexicana, tendencias entre siglos

Gustavo López Padilla

Editorial Designio 2011

  • El Relevo Generacional, Arquitectura Mexicana Contemporánea

Gustavo López Padilla

Editorial Designio 2014

  • Cultura nacional y Arquitectura Mexicana

Gustavo López Padilla

Editorial Designio 2024

  • Arquitectura y Crítica

Josep María Montaner

Editorial GG 2022

  • Introducción a la Historia de la Filosofía

Ramón Xirau

Universidad Nacional Autónoma de México

Coordinación de Humanidades 2005

Bibliografía complementaria

  • The Architecture of Luís Barragán

Emilio Ambaz

The Museum of Modern Art, Nueva York, 1976

  • Revista GA

House and Atelier for Luís Barragán, Tacubaya, México City, 1947

Los Clubes, suburb of México City, 1963-1969

San Cristóbal,suburb of México City, 1967-1968

With the colaboration of arch. Andrés Casillas

A.D.A. EDITA Tokio, 1979

  • Ensayos y apuntes para un bosquejo crítico

Luís Barragán

Museo Rufino Tamayo A.C. 1985

-Luís Barragán 1990 Historia de un debate

Enrique de Anda

*Gustavo López Padilla
Arquitecto
navegandolaarquitectura.wordpress.com

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