Por Gustavo López Padilla*
En la primera mitad de los años ochenta del siglo pasado, en el sur de la ciudad de México, en la hoy Alcaldía de Tlalpan, en las inmediaciones del entorno natural conocido como Fuentes Brotantes, el Fondo de la Vivienda del ISSTE contaba con una reserva territorial importante, lo que le permitió desarrollar algunos proyectos de vivienda social. Entre los primeros proyectos realizados en el lugar, los entonces responsables de la parte proyectual y constructiva del FOVISSTE, los arquitectos Rubén Vargas Basáñez y Enrique Merino Restelli, le encargaron a dos despachos de diseño, uno SAYA + Arquitectos ( Félix Sánchez Aguilar, Luis Sánchez Renero, Gustavo López Padilla y Fernando Mota Fernández) y otro constituido por Teodoro González de León (1926-2016) y Francisco Serrano Cacho, para que haciendo equipo desarrollaran el proyecto de un conjunto de vivienda, que estaría constituido por 1500 unidades habitables. El terreno seleccionado para el efecto, tiene una forma alargada, con pendiente natural en el sentido transversal del mismo y una parte significativa dando frente al espacio natural de las ya mencionadas fuentes brotantes. El lugar se ubica de manera cercana a la Avenida de los Insurgentes Sur, en la zona que se encamina hacia la ciudad de Cuernavaca y no muy lejos del anillo periférico.
En los inicios del proyecto urbano arquitectónico, en reuniones de trabajo entre las dos firmas de arquitectos responsables del mismo, se llegó al acuerdo de desarrollar cada una de ellas 750 unidades habitables, definiéndose para el efecto dos zonas de trabajo. Se planteó además experimentar con una densidad media de construcción, cercana a los 400 habitantes por hectárea, lo que se traducía fundamentalmente en combinaciones de edificios de viviendas, que mayoritariamente oscilarían entre los seis niveles construidos. Se acordaron además criterios de diseño, con la finalidad de lograr un claro sentido de unidad en todo el conjunto, con variaciones de detalles para alcanzar una dinámica y riqueza formales, que tuvieran que ver con ideas e imágenes diversas de ciudad, yendo más allá de la concepción limitada, genérica, de solo pensar en un repetitivo conjunto de volúmenes aislados. Se buscó que el proyecto lograra definir una personalidad propia. Se experimentaría con procedimientos constructivos a base de muros de carga, utilizando para el efecto tabiques cerámicos, combinados con estructuras aparentes de concreto y entrepisos de block y bovedilla.
A SAYA + Arquitectos le tocó desarrollar una parte del terreno de 11 hectáreas, para sus 750 viviendas, en la zona próxima el cuerpo de agua de las fuentes brotantes, generándose un proyecto que contiene una densidad media construida de 68.18 viviendas por hectárea, 340 cuarenta habitantes por la misma unidad de medida. Como consecuencia de la naturaleza alargada del terreno total disponible, se planteó conjuntamente entre las dos firmas de diseño responsables del mismo, el contar con una importante vialidad longitudinal, ondulada, arbolada, que recorrería y articularía en dos sentidos la movilidad de todo el conjunto, que se integraría de manera abierta, sin limitaciones, al tejido de la ciudad. La propuesta del conjunto de la porción de SAYA + Arquitectos quedó constituida a su vez por dos zonas claramente definidas, una cercana a la vialidad principal propuesta, constituida por una sección de terreno de forma longitudinal, en el que se alojó un volumen alargado de viviendas de seis niveles, que con sus remates de azotea y sus paramentos de fachada continuos, definieron el perfil de la calle, aludiendo a las imágenes de la ciudad tradicional, con reinterpretaciones diversas y modernas. En esta misma zona, sus áreas de estacionamiento se ubicaron en la parte posterior del volumen dominante y hacia el frente del mismo se dispusieron algunas zonas verdes, otorgándole al lugar una amabilidad habitable, que las gentes disfrutan, estando simplemente en el sitio o recorriendo la calle peatonalmente. Esta zona de viviendas está resuelta con tabiques de barro vidriado de color arena, identificándose claramente.
En la segunda zona próxima a las fuentes brotantes, que las rodea parcialmente, se dispone de un área mas amplia dimensionalmente, lo que permitió en el lugar desarrollar una propuesta compositiva mas abierta y generosa, con juegos volumétricos de viviendas dinámicos y zigzagueantes, que definieron importantes y variados espacios públicos, incluyendo generosas áreas verdes que la gente puede disfrutar y caminar, zonas de juegos protegidas para niños, otra comercial y lugares resguardados de estacionamientos. Aquí existen volúmenes de viviendas de seis niveles, resueltos como ya se dijo, mediante formas zigzaguantes y una zona central de menor altura, la más próxima a las fuentes brotantes, con forma de herradura, de tres niveles construidos, constituidos por lo que se llamaron casas tienda. Se trata de comercios en planta baja, con doble altura, pórtico frontal peatonal y viviendas en dos niveles sobre los comercios citados. Esta forma volumétrica de herradura define un espacio público central, que por sus desniveles en el terreno natural, se propuso como un posible auditorio natural o zona de encuentro social al aire libre, mirando justamente hacia las fuentes brotantes. Toda esta segunda zona de proyecto esta resuelta con tabiques vidriados color barro. Pasado el tiempo, los habitantes del lugar, decidieron cerrar esta zona al libre tránsito peatonal entre el conjunto de viviendas y las fuentes, visitadas por un público diverso, lo que afectó de manera importante su porosidad social y el número posible de compradores de la zona comercial, afectando su rendimiento económico, hasta el punto de quedar varios comercios en el abandono. Vistas las circunstancias hoy en día, valdría la pena replantear esta zona y volver viviendas de otra naturaleza las áreas comerciales.
En lo que tiene que ver con la imagen urbana de los volúmenes de vivienda, si bien contienen criterios de diseño unitarios y sistemáticos, existen variantes de detalle en las posiciones y tamaños de ventanas, lo que otorga a los conjuntos unidad en la variedad. En los edificios de seis niveles, se propuso que los cuatro primeros estuvieran constituidos por unidades simplex, en tanto que los dos últimos fueran de dos niveles, como casas en altura, que rematan a su vez volumétricamente la propuesta formal de los mismos. Las zonas verdes, libres, que acompañan el proyecto, convertidas en recorridos peatonales, se han desarrollado de buena manera y han sido bien cuidadas, contando con importantes macizos arbolados, que procuran sombras y frescura a los distintos lugares. En lo relativo a las variantes tipológicas de viviendas, existen por lo menos seis alternativas, con diferentes áreas y disposiciones espaciales, lo que permite además mezclas sociales y económicas, que desde el punto de vista comunitario y cultural, resulta necesario como posibilidad de intercambios de vida y culturales, que son naturales a las ciudades. El resultado compositivo y formal del conjunto, da la impresión visualmente, de transitar por una porción construida, que forma parte del tejido de la ciudad, con una escala amable, tanto peatonalmente como cuando se recorre en automóvil. La anchura y la amplia separación entre los volúmenes construidos, permite naturalmente ventilaciones cruzadas, el aprovechamiento eficiente de los asoleamientos y de la luz natural, lo que se traduce en condiciones de confort al interior de las viviendas.
El conjunto habitacional fue terminado en el año 1985, han pasado casi cuarenta años desde aquella fecha y se aprecia en general bien cuidado. Se identifican pocas modificaciones, se han respetado casi en su totalidad los diseños originales. Lo hemos recorrido recientemente, platicado con algunos usuarios y en general, la gente lo ha vuelto suyo y lo mantiene bien cuidado, tanto en lo que tiene que ver con sus condiciones urbanas, como en lo referido a las particularidades de las viviendas. El proyecto que ahora nos ocupa, fue de los últimos coordinados directamente por el FOVISSTE, en lo que tiene que ver con la realización de su proyecto urbano, arquitectónico y su construcción. Por esos años, la institución cambió su forma operativa, convirtiéndose esencialmente en una entidad financiera, dejando en manos de la iniciativa privada el manejo y solución de los proyectos y su realización material.
En este sentido, dados los resultados criticables de una buena parte de las obras construidas a lo largo de estos últimos treinta años, vale la pena reconsiderar y pensar si no es necesario que el Estado, con las variantes necesarias operativas y legales para el caso, debiera volver a regular directamente las ubicaciones, calidades proyectuales y constructivas de los nuevos conjuntos habitables, pensando antes que nada en las calidades habitables de las viviendas, en la vida confortable de los usuarios y en la idea de que estos proyectos deben contribuir, mediante escalas razonables, densidades medias construidas y buenos proyectos, a enriquecer y mejorar los tejidos urbanos de las ciudades, sobre todo al interior de las mismas, como acupunturas urbanas, incluyendo por supuesto lo que tiene que ver con las rehabilitaciones de barrios ya construidos, evitando crecimientos horizontales negativos en sus periferias, que tanto daño hacen en términos funcionales, económicos y ambientales a las ciudades.
*Gustavo López Padilla
Arquitecto
navegandolaarquitectura.wordpress.com