Planeación urbana no debe darse a partir de los intereses privados, sino éstos ajustarse a la norma
Durante el panel ‘Impacto del desarrollo inmobiliario en la Ciudad de México tras el sismo’, académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) e integrantes de organizaciones civiles, consideraron que el estado debe recuperar terreno sobre la regulación del desarrollo inmobiliario.
En la plática que se realizó en la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM, Roberto Eibenschutz, coordinador de proyectos del Programa Universitario de Estudios Metropolitanos de la UAM Xochimilco, dijo que desde hace varios años la planeación urbana se ha dado en función de los intereses privados.
“Muchos intereses particulares que quieren hacer un desarrollo, donde quiera que éste sea, propone su iniciativa, sus usos de suelo, sus delimitaciones y arman su rompecabezas con piezas que no embonan, este orden de los factores se ha roto y el gobierno ha perdido la conducción en la planeación”.
También consideró que debe existir una mayor regulación en el mercado, ya que el desarrollo urbano e inmobiliario debe ajustarse a la planeación y no al revés. Por ejemplo, el tema de la venta de uso se suelo en zonas de conservación, que aunque sea más barato este tipo de suelos, al no haber intervención en el mercado de suelo, su venta continúa, incluso aunque no está permitido.
Pablo Benlliure, profesor de la Maestría en Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, consideró que las regulaciones actuales para el mercado inmobiliario son pocos y algunas muy débiles, por lo que se tiene que poner atención en este sentido; sin embargo, hizo una distinción en la construcción social y autoconstrucción de la vivienda, que no implica un mercado, a diferencia del mecanismo por el cual productores y compradores intercambian servicios inmobiliarios.
“Lo que está pasa en la zona metropolitana de la Ciudad de México es que el boom inmobiliario está en descenso, a pesar de que veamos en la Del Valle muchos edificios, no vemos el mapa completo de la zona metropolitana: es una burbuja que va a la baja; antes de la crisis de 2009, el desarrollo inmobiliario alcanzaba cerca de 200,000 viviendas, hoy la oferta de vivienda en toda la zona llega a 120,000 viviendas”.
El profesor del Laboratorio de Vivienda de la FA, Alejandro Suárez, dijo que desde antes del sismo no existía una planeación territorial más amplia, sino sólo en definir una serie de zonas con usos de suelo, intensidades de ocupación, pero no en considerar el crecimiento natural de la población.
“Por poner un caso, si nos referimos a la gente de Iztapalapa, ésta va a crecer de manera natural, por la migración interior, pero no hay un plan de dónde se les va a poner, la planeación que existe actualmente no considera cuál va a ser la demanda de vivienda, olvidemos el desastre ocurrido por el sismo.
“Tenemos que pelear porque se tome en cuenta esto, porque la vivienda es lo que ocupa la mayoría de suelo en la ciudad, no hay alternativas y de ahí es que vemos cómo se invaden zonas donde tradicionalmente había gente de ingresos bajos y medios, porque la gentrificación también llega a las colonias populares, entonces tenemos que reflexionar sobre esto y que se tome en cuenta en la toma de decisiones en una política de futura ciudad”.
Finalmente, Jaime Rello, de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ), dijo que ante la tragedia provocada por el sismo en materia de vivienda, las autoridades deben tomar más en cuenta a la gente y organizaciones para que sepan con mayor puntualidad cuáles son las necesidades de la gente que perdió su vivienda.
