Conociendo los beneficios de la bancarización o inclusión financiera y si pensamos que es indispensable que el sector financiero tenga cobertura total, debemos también pensar que ello implica innovar en esquemas de bancarización y otorgamiento de crédito para la población no atendida.
Por: Daniella Gurrea*
Cuando éramos niños visualizábamos el futuro conforme nos lo pintaban las películas o las caricaturas, muchos pensábamos que sería como en “Volver al Futuro”, con Patinetas voladoras, o como en “Los Supersónicos”, con robots para hacer el servicio doméstico.
Soñábamos con aquellas casas futuristas llenas de tecnología…tecnología que ha quedado claramente superada por la realidad.
Lo que es seguro es que muy pocos, o quizá nadie, pensábamos en cómo serían los créditos hipotecarios del futuro, y es posible, que hoy mismo sí lo preguntamos, incluso en una reunión de especialistas, haya más dudas que certezas.
Lo que es seguro es que muchos dirán que ya muy pronto todos los créditos hipotecarios se originarán de manera digital, e incluso, muchos de ellos sin mayor respaldo que el que nos pueda dar nuestro teléfono inteligente.
Y es que la tecnología ya está ahí, a lo mejor lo que nos falta es volver a los básicos y hacer dos ejercicios para pensar en cómo serán los créditos hipotecarios del futuro.
El primero está en levantar diagnósticos que permitan visualizar qué detiene esa transformación del mercado hipotecario. Considerar, por ejemplo, aspectos legales, la calidad y disparidad de instancias como los registros públicos, y los grados de bancarización digital, que siguen marcando a segmentos muy importantes de nuestra sociedad.
Porque parece mentira, pero aún y cuando estamos visualizando el futuro, tenemos un ancla al pasado por lo que respecta a la bancarización y la cobertura digital.
Y el segundo es soltar la imaginación para entender cuáles serán las necesidades futuras de quienes puedan necesitar una hipoteca, porque el hecho es que éstas no existirían si las personas ya no tuviéramos necesidades relacionadas con la atención a nuestras necesidades de vivienda.
Y conste que dije necesidades, porque es claro que no todo se resuelve con comprar una vivienda, sea nueva o usada, y ya sabemos que hay además muchas personas que lo que pueden necesitar es rentar, construir, mejorar, vender para poder comprar, tomar liquidez, usar como garantía, o incluso regularizar una vivienda, sin entrar en detalle de lo que el futuro pueda significar para un joven la necesidad de vivienda.
Ese es el tema, empezar a intentar entender cómo serán nuestras necesidades de vivienda en el futuro, para con esa base, pensar también en quién y cómo habrá de fondearlas, quién y cómo habrán de otorgarlas, y quién y cómo generará insumos financieros relacionados como seguros, fianzas, garantías y modelos alternativos de evaluación de riesgo crediticio.
Si en algún momento pensamos que es indispensable que el sector financiero tenga cobertura total, debemos también pensar que ello implica innovar en esquemas de bancarización y otorgamiento de crédito, porque sin eso en mente ¿Cómo esperamos dar servicios financieros al 55% de la población económicamente activa que hoy forma parte de las economías mixtas?
El futuro de los créditos hipotecarios está, o debiera estar, muy lejos de limitarse solo de imaginar que todos los servicios financieros podrán solicitarse, aprobarse y gestionarse en línea. El futuro será mucho más que eso, más nos vale que así sea, y más nos vale ser parte de ese proceso.
Se trata de leer y construir el futuro, no solo de imaginar qué camino seguirá lo que ya estamos haciendo. Y ese futuro seguramente estará en la transformación de un mundo financiero que vivirá con base en quienes tengan mejores capacidades para procesar datos, captar y prestar dinero.
Estará en reconocer que la gente está identificando nuevas necesidades de ocupación y uso de vivienda, bajo la premisa de nuevas generaciones de usuarios que van a privilegiar la movilidad, tanto física, como laboral y financiera. Estará en modelos de vivienda en que más allá de la propiedad, lo que la gente en verdad valorará, será la posibilidad de usar una vivienda.
Estará en qué instituciones financieras sean las que conocemos y las que inevitablemente surgirán, que tengan capacidades lo mismo en lo que respecta a captar dinero, que a canalizarlo al mercado en formas innovadoras para atender toda necesidad que, con relación a una hipoteca, puedan tener las personas del presente y el futuro.
Y quién sabe, seguimos hablando de hipotecas, pero seguramente el futuro traerá nuevas formas de garantizar esos créditos y calificar a esos acreditados, y lo más seguro es que en algún momento nadie recuerde lo que era una hipoteca.
El reto es simple y complejo, trata solo de tener una bola de cristal para visualizar el futuro, y la capacidad de innovación que permita crear las nuevas soluciones que permitan hacerle frente.
*Daniella Gurrea es directora general de Genworth México.