Se contó con la participación de 42 artistas y 150 voluntarios para pintar 92 murales a lo largo de tres sedes del estado de Puebla
A través de la pinta de 92 murales, se llevó a cabo el Proyecto ‘Ciudad Mural’ en Puebla. Con la participación de 42 artistas y 150 voluntarios, se trabajó simultáneamente en tres sedes: las juntas auxiliares de La Resurrección y San Andrés Azumiatla, y finalmente, dentro de la capital la unidad habitacional La Margarita.
Los inicios de dicho proyecto se remontan 10 años atrás, cuando la AC Colectivo Tomate trabajó en Xanenetla, región poblana con un alto índice de vulnerabilidad. De acuerdo con el director general del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), Miguel Andrade, el paisaje social del barrió cambió a partir de la intervención de sus muros.
Este proyecto, afirma el director, destaca porque inició en juntas auxiliares con habitantes indígenas de habla náhuatl. “Las tres comunidades que fueron intervenidas, tenían un importante rezago en el acceso a la cultura y a los eventos promovidos por el ayuntamiento” comentó.
Para esta edición del proyecto, se contó con la participación de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el Ayuntamiento de Puebla y el programa ‘Por México bien hecho’ de Comex, y claro, el Colectivo Tomate.
“No consiste solamente en la pinta de murales: hay un trabajo colectivo muy importante con las comunidades donde se desarrolla para ingresar en estas”, destacó Miguel Andrade.
Agrega que trabaja con las comunidades, se dialoga arduamente mediante el arte y la cultura; por ello, a la par de las intervenciones se realizaron funciones de teatro, conciertos y talleres para generar un espacio adecuado donde realizar el proyecto.
Fueron 90 familias quienes, sumadas a más de 150 personas entre voluntarios, músicos, artistas de teatro, bailarines y talleristas, decidieron compartir sus historias e involucrarse en el proceso para conectarse mediante el diálogo, la participación y el arte que inspiren un cambio en sus comunidades.
En tanto que los artistas debieron investigar la historia de esos espacios con el objetivo de plasmar su esencia cultural; para ello, escucharon las anécdotas de la gente, rastrearon datos históricos y, posteriormente, realizaron los bocetos para que fuesen aprobados por su gente.
