Sí… La vivienda es ante todo tema eminentemente social… Pero esta realidad no impide entender también lo que significa como motor de desarrollo económico, punto de partida de toda estrategia urbana y factor determinante en el proceso de cuidar el medio ambiente.
Y entender esta pluralidad permite entender que para hacer realidad ese tan mal entendido Derecho a la Vivienda, hay que crear condiciones que atraigan la atención de inversionistas, financieros y empresarios, que más allá del rollo, serán quienes deberán hacer las casas y fondear y originar los créditos que se necesitan.
Hay además que entender que el Derecho a la Vivienda se lee diferente en función de donde cada quien esté parado…
No es lo mismo el rezago habitacional de un trabajador cuyos ingresos no son mucho más altos que el promedio, pero cuya fuente de empleo es formal y en consecuencia le da acceso a crédito de un organismo federal de vivienda, o la posibilidad real de obtener uno de la banca comercial, que el de una persona que vive en una comunidad rural, cuyos ingresos son verdaderamente bajos y que está totalmente fuera del alcance de cualquier cosa relacionada con la inclusión financiera.
No es lo mismo el rezago habitacional de un mexicano muy urbano, pero que por sus niveles de ingresos difícilmente puede aspirar a comprar o rentar una casa en los barrios en que ha vivido toda su vida.
El Derecho a la Vivienda es tan complejo como la estructura de la demanda que debe enfrentar…
Lo sensato será dar un paso adelante y entender que dejando a un lado este manoseado Derecho a la Vivienda, lo que habría que buscar es ofrecer y cumplir un ideal de mucho mayor fondo y trascendencia; algo que en verdad sembrará futuro: el Derecho a la Ciudad.