Por Gustavo López Padilla*
Será en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando comienzan a aparecer las primeras manifestaciones de la llamada Revolución Industrial, en la cual el diseño y construcción de máquinas asociado a la producción económica, inicia el reemplazo de la mano de obra artesanal. Durante la segunda mitad del siglo XIX, la presencia industrial tiene mayores y fuertes repercusiones en la economía, la política, las relaciones sociales y la cultura en general de las ciudades, dejándose ver lo anterior en las maneras de entender la práctica del urbanismo y la arquitectura. A partir de lo anterior empiezan a aparecer las primeras reacciones críticas a esta nueva realidad, en la que las ¨máquinas¨ impactan en las formas de trabajo y de vida de la población en general, sobretodo en las ciudades importantes en todo el mundo, principalmente el las ciudades centroeuropeas y las de los Estados Unidos de Norteamérica. Se critican además los impactos urbanos negativos de la revolución industrial en relación con la naturaleza y lo que tiene que ver con las formas tradicionales de trabajo, en donde los seres humanos son paulatinamente desplazados por las máquinas. Pero como quiera que sea en aquellos tiempos aparecen otras oportunidades laborales producto de la misma industrialización, en lo que tiene que ver con la mano de obra que se requería en las fábricas.
La industrialización continúa su camino de manera ¨inevitable¨ ya en el siglo XX y las máquinas se perfeccionan, poniendo aún mas en entredicho las posibilidades de trabajo de los seres humanos. Cada vez se sistematizan de manera mas sofisticada los procesos productivos en todas las ramas de la economía, impactando lo anterior en las relaciones políticas, sociales, en los modos y calidades de vida, sobretodo en las ciudades. Como parte de este panorama, a mediados del siglo XX, entre 1943 y 1945, comienzan a aparecer los primeros ordenadores computacionales, dentro de un conjunto cultural en el cual la ciencia ficción juega un papel determinante, en donde las máquinas cuentan con una presencia relevante, ya sea mediante las ideas de los robots, las implicaciones en la biogenética, la biotecnología y el desarrollo de nuevos medios informativos, llegando hasta el planteamiento extremo de vigilancia y controles estrictos de carácter social, político y económico. Por esas fechas aparecen también las primeras ideas de lo que se llamará ¨inteligencia artificial¨. A comienzos de los años sesenta, algunas grandes empresas instalan sistemas computacionales, que ocupaban en aquellos años grandes espacios acondicionados dentro de sus instalaciones, con la idea de procesar con mayor eficiencia sus administraciones necesarias. Será alrededor de 1974 que las computadoras, ya con tamaños y formatos mas sencillos y manejables, se ofrecen con un carácter personal, acercando esta herramienta tecnológica al público en general. A partir del 2010 ya en el siglo XXI, la tecnología computacional y de la información, dan cuenta abiertamente de la inteligencia artificial, asociada a los ordenadores, con todas las implicaciones positivas y negativas que tienen que ver con las realidades políticas, sociales, económicas y culturales, con un impacto significativo en la cotidianeidad de la vida en el mundo entero.
Hoy en el 2024, aquella ciencia ficción de cuando éramos jóvenes nos ha alcanzado, se habla con preocupación de la presencia dominante de la inteligencia artificial, refiriéndose entre otras cosas, a lo que tiene que ver con el impacto negativo relacionado a las ofertas y oportunidades de trabajo del conjunto de los seres humanos, sobretodo en todo aquello que se realiza siguiendo patrones regulares, repetitivos del conocimiento, perfectamente identificados. La práctica de la arquitectura no es ajena a la presencia de la inteligencia artificial y ya circulan con frecuencia, un buen conjunto de programas computacionales, con los cuales se pueden enfrentar las soluciones de los diseños proyectuales, tanto a niveles urbanos como arquitectónicos. Y la pregunta que está en el aire es: ¿como se perfila el presente y el futuro profesional de los arquitectos? Y las posibles respuestas a esta pregunta no son fáciles de contestar y predecir. Sin embargo en las líneas siguientes, vamos a intentar visualizar algunas posibles interpretaciones que tienen que ver con lo anterior. Y tenemos que comenzar con la idea de que los arquitectos nos tenemos que acercar e informar acerca de lo que es la inteligencia artificial y la puesta en operación de todos estos programas de diseño computacionales asociados a la misma, tratando de conocerlos, comprenderlos lo mas a fondo que nos sea posible, asumiendo una actitud crítica-reflexiva. A partir de lo anterior aparecen distintos escenarios y posturas posibles, ante las oportunidades de trabajo proyectuales que se nos puedan presentar, en la práctica del urbanismo y la arquitectura.
Una primera seria afectación laboral, tiene que ver con la participación en los despachos ya establecidos, reconocidos de diseño, por parte de los jóvenes estudiantes de arquitectura o los recién egresados, que tradicionalmente colaboran en el desarrollo de proyectos urbanos o arquitectónicos, teniendo con ello una remuneración económica y la valiosa oportunidad de complementar su formación profesional. Recuerdo a manera de ejemplo, que en mi taller de proyectos, Sánchez Arquitectos y Asociados, a finales de los años setenta, llegamos a contar con hasta poco mas de cien colaboradores, que nos ayudaron de manera importante al desarrollo de nuestros proyectos. Hoy en día, en el mejor de los casos, aplicando programas computacionales, llegamos a contar con entre ocho o diez colaboradores, que tienen que dominar además todo lo relacionado con los programas de dibujo, procesamiento de datos e imágenes, relacionados con la inteligencia artificial. Como se puede ver el porcentaje de reducción de los posibles puestos de trabajo es muy importante.
En otro sentido, en los comienzos de los despachos de jóvenes arquitectos, naturalmente con poca experiencia proyectual, que utilizan los programas de inteligencia artificial, pueden llegar a considerar de entrada como buenas, casi ¨infalibles¨, las propuestas que resultan de los programas mencionados, limitando con ello sus posibilidades de experimentación proyectual, que les pueden permitir en el futuro, encontrar sus propias alternativas de diseño, con las cuales puedan lograr una cierta trascendencia en la historia. Estamos ante el escenario de lo que podemos denominar, al aceptar acríticamente las propuestas de los programas de diseño, como experiencias de lo que podemos llamar un diseño genérico, despersonalizado, que se puede lograr por quien sea, en cualquier lugar del mundo, con dudosas contribuciones al desarrollo del conjunto particular de nuestra arquitectura.
Asumiendo una postura diferente, tratando de hacer mejor las cosas, tenemos que valorar de inicio, como siempre, la mas completa conformación de los requerimientos de programa del proyecto que nos es solicitado, ejecutar la valoración racional de las condicionantes del lugar donde se va a ubicar la obra, sumar el reconocimiento de los límites económicos entre los cuales se va a desarrollar y construir el proyecto, tomando en cuenta además, las características culturales que engloban el proyecto correspondiente, de tal suerte que se puedan plantear de la manera mas completa, racional y consciente posible, a los programas de inteligencia artificial, las propuestas de diseño que se soliciten. Generalmente en los resultados de las propuestas solicitadas, no aparece una sola alternativa proyectual, luego entonces es necesario valorar cada una de las propuestas para seleccionar y decidir la o las mas adecuadas, que respondan a los requerimientos del cliente, el lugar y las condicionantes económicas, tomando en cuenta también, las inquietudes y búsquedas proyectuales, que puedan tener cada uno de los arquitectos participantes en el proceso, en el momento en que se desarrolla cada proyecto. Se puede optar entonces por una propuesta determinada o la mezcla de varias propuestas o a partir de todo lo anterior tratar de plantear una nueva alternativa, distinta de todo lo anterior, tomando como base las propias y personales interpretaciones creativas de la arquitectura.
Creo que lo mas importante tiene que ver con las capacidades para plantear problemas y sobretodo mantener la capacidad y voluntad de ¨ decidir ¨que se hace y como se hace tratando de aprovechar las propuestas que resultan de utilizar la inteligencia artificial, entendiéndolas como un instrumento de ayuda proyectual y no asumir lo anterior como una opción determinante que anula la personalidad propia de cada arquitecto. Frente a las máquinas que operan la inteligencia artificial, los seres humanos tenemos que defender y practicar nuestras capacidades creativas y de decisión. Alguien tiene que tomar decisiones como parte del proceso necesario, que va desde la investigación, pasando por el diseño correspondiente y llegando hasta su construcción y los arquitectos debemos asumir la postura y la responsabilidad de decidir, pensando en el bienestar de los seres humanos, la realización personal profesional como diseñadores, entendiendo la practica de la arquitectura como un servicio y un gran compromiso social.
De manera natural cada arquitecto aspira como ser humano, a encontrar su propio lugar y visión de la vida y sus posibles interpretaciones en términos urbanos y arquitectónicos, para lo cual tiene que descubrir, desarrollar y poner en practica sus particulares capacidades creativas, que le permitan en el tiempo, la posibilidad de ocupar un lugar relevante en el ámbito de la historia, a partir de sus propias contribuciones. Esto solo es posible si se asumen las posibilidades que resultan de la utilización de la inteligencia artificial, entendidas como herramientas que contribuyan a los logros personales, dejando de lado las actitudes conformistas, que aceptan acríticamente, como infalibles, los resultados proyectuales proporcionados por la inteligencia artificial.
La realidad de la inteligencia artificial en nuestros días, esta afectando notablemente las oportunidades y modalidades de trabajo dentro de la practica de la arquitectura y del trabajo en general. Partiendo del conocimiento crítico y reflexivo de la historia, la ciencia y la tecnología, el gran reto es encontrar nuevas alternativas laborales y oportunidades para aplicar lo mejor posible, dentro de las oportunidades de trabajo que se nos presenten, los beneficios de la utilización de la inteligencia artificial. Así ha sido la realidad de los seres humanos, desde aquellos años, a mediados del siglo XVIII, con la aparición de las primeras máquinas. Hoy en día, a pesar de las dificultades, lo tenemos que hacer de nueva cuenta. Tenemos que pensar que el desarrollo de la ciencia y la tecnología, solo tienen sentido, si terminan beneficiando el trabajo y las calidades de vida de los seres humanos. Se trata entonces de conocer, aplicar, ordenar y regular la inteligencia artificial para que lo anterior suceda. Evidentemente es difícil hoy en día, predecir con precisión el futuro de la inteligencia artificial y mas entendiendo que la propia inteligencia, a partir de la suma millonaria de datos que se le suman día con día, puede llegar en algún momento a plantear por si sola, escenarios de la vida y el conocimiento, que difícilmente hoy podemos vislumbrar. Pero a pesar de lo anterior, sin contar con la necesaria perspectiva histórica, tenemos que insistir, en que todo lo anterior tendrá sentido, solo si en el corazón de esto, prevalece la visión de pensar en el bienestar de los seres humanos y la arquitectura forma parte ineludible de los escenarios donde es posible este bienestar. Todo esto se debe dar además, dentro de escenarios de libertad, particularmente dentro de la democracia, tratando de evitar autoritarismos que limitan y condicionan la vida cotidiana.
Pasaron casi cien años desde la aparición de los primeros ordenadores, hasta llegar a la realidad que ahora nos ocupa. La velocidad y cantidad de los cambios actuales en la ciencia, tomando en cuenta los medios de información y el procesamiento de datos, es hoy vertiginosa. Tenemos que pensar con mesura y no dejarnos abrumar por esta nueva circunstancia. Hay predicciones catastrofistas que plantean hasta la desaparición de los seres humanos, producto de la aplicación indiscriminada de la inteligencia artificial, afectando la vida, al menos en las condiciones de lo que conocemos hasta ahora. Debemos insistir en mantener y defender la idea de que nosotros tenemos que controlar y ¨decidir ¨ nuestro presente y futuro. Además a los seres humanos lo que mas nos gusta es el contacto amable, cotidiano con otros seres humanos, de carne y hueso. Nada es comparable, hablando en términos de diseño urbano y arquitectónico, a compartir con café en mano, alrededor de una mesa de trabajo repleta de croquis de diseño, que representan ideas conceptuales, mejor si los dibujos están hechos a mano y discutir y comentar entre iguales lo que puede resultar de los diseños, pensando en el orden de las calidades habitables de las ciudades y sus posibles arquitecturas. Pudiendo además comentar de política, de cine o los resultados del futbol. Ya el desarrollo de las ideas resultantes de diseño puede acompañarse de la inteligencia artificial. Pero siempre las ideas base, las debemos plantear, decidir y controlar nosotros. Nos gusta ir al café de nuestro barrio y que nos atienda un mesero o una mesera, platicar con ellos las novedades del menú o las noticias del día y también naturalmente platicar con quién nos acompañe. Nos gusta abrazar y besar a nuestros seres queridos, nada es mejor que esto.
Para entender un poco mas, dentro de la cultura general actual, la importancia, significación, trascendencia e implicaciones mundiales de la presencia de la inteligencia artificial, vale la pena leer, entre otros, los textos del israelita Yuval Noah Harari (1976), Homo Deus, 21 lecciones para el siglo XXI y Nexus, editados por Debate, de los años 2015, 2018 y 2024, respectivamente.