“Piensa global y actúa local”. Hipotecas a 70 años, impuestos de 100% y bote a okupas; cosas que pasan en el mundo y que debieran servir para dar nuevas referencias a los retos de vivienda de cualquier país
Por Horacio Urbano
La semana pasada encontré tres notas relacionadas con el mercado inmobiliario europeo que me parece necesario comentar, porque tienen ecos relevantes para lo que en esos mismos temas está pasando en otras partes del mundo, México incluido.
Las tres podrían referirse a muchos paises, pero al mismo tiempo, las tres responden a criterios estrictamente locales, desde aquella lógica del ”piensa global y actúa local”.
Dos que tienen que ver con España…
La primera, la posibilidad de incrementar impuestos a extranjeros no europeos que compren una vivienda en la madre patria, ubicando la tasa en 100% respecto al precio de la propiedad.
La segunda, un comentario surgido en uno de tantos foros inmobiliarios y que sugiere que ante el encarecimiento de las viviendas, se analice la posibilidad de otorgar hipotecas a 70 años que puedan ser heredables a los hijos.
Y una más que tiene que ver con Italia; la aprobación en el Parlamento de la polémica Ley de Seguridad de la Presidenta Giorgia Meloni, que incluye penas de hasta 7 años de cárcel para quienes ocupen ilegalmente una vivienda, los tristemente célebres okupas.
Movilidad y migración traducidas en nuevas y enormes presiones para los retos de vivienda… Precios de viviendas que se fueron muy por encima de las capacidades de compra y renta de buena parte de la población… Fragilidad del Estado de Derecho que atenta contra la propiedad privada.
Son cosas que están pasando en el mundo, tanto la causa, como el efecto, pero son cosas que tienen diferentes implicaciones para cada sitio, y que, como también son diferentes los contextos, en cada caso la respuesta termina siendo distinta y muy específica.
Las tres notas tomaron titulares en los principales diarios de España e Italia y se viralizaron por medios digitales, convirtiéndose en clara referencia para un mundo que enfrenta diferentes versiones de una crisis de vivienda global, marcada por escaces y encarecimiento de las viviendas que afectan a toda la población, pero particularmente a sus grupos más vulnerables.
Es simple, si el titular fuera: Las viviendas están fuera del alcance de los jóvenes y los más pobres, la nota podría referirse a casi cualquier país, y, aunque en este caso se trate de España e Italia, causa y efecto son temas que debieran analizarse en cualquier otro lugar.
¿Duplicar a los extranjeros vía impuestos el precio de una vivienda o más aún, prohibirles adquirirla?
¿Será que los extranjeros tienen la culpa de la crisis de vivienda, o es que los gobiernos han hecho las cosas mal, evaden su responsabilidad y le avientan la pelotita al primero que se les ocurre?
¿Impactan los extranjeros en una crisis de vivienda? Por supuesto que sí, pero esto pasa en la medida en que los gobiernos fallan en sus responsabilidades de actualizar lecturas y tomar acciones que compensen ese impacto, protegiendo dinámicas urbanas y grupos vulnerables.
Y es lo mismo si en lugar de personas hablamos de la llegada de nuevas plataformas y modalidades de ocupación, como es el caso de Airbnb…
Airbnb no es el malo de la película…
Airbnb es solo una nueva posibilidad que nos ofrece un avance tecnológico que ya no tiene marcha atrás.
Los gobiernos no acaban de reconocer que Airbnb ya está aquí y que llegó para quedarse, y que si la cancelan llegarán nuevas aplicaciones y nuevas personas que las quieran aprovechar como inquilino o como propietario.
¿Matar Airbnb? ¿Por qué esa necedad de los gobiernos de pretender matar aquello que no entienden y no saben manejar o aprovechar?
Porque hace mucho que todo gobierno debiera haber entendido que las migraciones, de extranjeros y locales, son una nueva movilidad que hay que reconocer al momento de planear el futuro de una ciudad y sus retos de vivienda.
Los gobiernos no debieran sorprenderse de la llegada de nuevos residentes extranjeros o de otras partes del país, así sean para cortas o largas estancias.
Tampoco debieran sorprenderse de avances tecnológicos basados en la propuesta de nuevos modelos de ocupación de vivienda.
No tendrían que sorprenderse, tendrían que reconocer esta nueva realidad y asumirla como parte del reto habitacional de cada barrio, y ciudad.
No tendrían que sorprenderse, porque al hacerlo, no hacen más que reconocer su incapacidad.
Y esto pasa con gobiernos y con sus correspondientes órganos legislativos…
Ahora que… ¿Hipotecas a 70 años heredables a los hijos? No sé… Me parece que es tema que va mucho más allá del titular, y que quizá habría que empezar por llamar de otra forma esta idea, pensando en modelos de ocupación y financiamiento, que permitan vincular capacidades presentes y futuras de varias personas.
Hoy ya tenemos créditos cofinanciados y esquemas que permiten sumar varios créditos para comprar una misma vivienda, ¿será que pronto veremos créditos que además de eso sean refinanciables y que tengan posibilidad de sustituir acreditados?
Y claro… Lo primero sería empezar por entender si las nuevas generaciones quieren casas en propiedad, si las quieren comprar con crédito, si confían en modelos cofinanciados o de unir créditos, y si está dispuestas a hipotecarse por 20, 30 o más años.
Porque es posible que no quieran nada de eso, y en todo caso tendríamos que estar hablando de reinventar toda la lógica de los modelos de vivienda que conocemos, considerando esquemas de producción, financiamiento, ocupación y propiedad.
Y mientras todo esto pasa, habría que pensar en cómo dar forma a un nuevo modelo de vivienda en renta y en cómo consolidar nuevos modelos de ocupación, financiamiento y producción.
Nuevos modelos que reconozcan estructura de la demanda, ofrezcan respuestas adecuadas a todo grupo de población y fomenten la capacidad de generar y actualizar oferta.
Digo, porque sin saber cómo será todo esto en los años 2050 o 2100, me queda claro que difícilmente será igual a lo que hasta hoy conocemos.
Y bueno… ¿Bote para los okupas?
¡Por supuesto! Urge recuperar el valor del Estado de Derecho, garantizando Derechos justos y equilibrados a desarrolladores, propietarios, inversionistas e inquilinos, sobre la base de un modelo transparente, que fomente la oferta de soluciones de vivienda adecuadas, acordes a las capacidades y necesidades de todo grupo de población.
Hay que dejar de satanizar al propietario, desarrollador e inversionista, y hay que dejar de romantizar a los robin hoods que bajo la bandera de los Derechos Humanos, atentan contra el Estado de Derecho e incrementan los riesgos relacionados con la atención al rezago habitacional.
Hay que actualizar marcos normativos y actuar de los órganos judiciales para proteger a inquilinos y propietarios, reconociendo que una política de vivienda moderna y eficiente, no es compatible con gobiernos que toleren la ocupación ilegal de una vivienda.
Inquilinos y propietarios deben tener Derechos y obligaciones, suficientes, justos y equilibrados, respondiendo al objetivo de poder atender una evidente demanda, bajo un modelo que haga viable el esfuerzo de hacerlo.
Son los retos de la vivienda. Piensa global y actua local”. Hipotecas a 70 años, impuestos de 100% y bote a okupas; cosas que pasan en el mundo y que debieran servir para dar nuevas referencias a los retos de vivienda de cualquier país.