En la Ciudad de México viven 481,000 personas con alguna discapacidad, y son quienes más sufren dificultades y riesgos al transitar por las calles
Guillermo Boils, académico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirmó que la Ciudad de México es excluyente con los peatones y las personas con discapacidad, pues privilegia la movilidad en automóvil y vehículos motorizados.
“El nuevo reglamento de movilidad señala que las personas con discapacidad tienen prioridad, después los peatones y al final los carros particulares, pero en la práctica no es así”, señaló.
La ciudad cuenta con un diseño urbano deficiente que contribuye a la mala movilidad peatonal, pues diariamente las personas se enfrentan con banquetas rotas o disparejas, coladeras y registros sin tapas, rampas de estacionamiento, troncos y raíces de árboles, postes, cabinas telefónicas, herrajes de ventanas, medidores, automóviles, puestos ambulantes y otros obstáculos que los mismos ciudadanos colocan.
De los cinco millones 720,000 habitantes del país que tienen alguna discapacidad, 481,000 viven en la Ciudad de México, de los cuales 408,000 padecen algún impedimento motriz o debilidad visual, y son quienes más sufren dificultades y riesgos al transitar por las calles.
El académico resaltó que dichas dificultades son causadas principalmente por la construcción deficiente de banquetas y accesos a cocheras, o por plantar árboles y dejarlos crecer sin supervisión, además de que no siempre se instalan guías para orientar a quienes usan bastón para saber dónde hay una esquina, una vuelta o dónde acaba la banqueta y comienza el arroyo vehicular.
Concluyó que hacer de la CDMX un espacio incluyente es responsabilidad de los más de nueve millones de habitantes, para que puedan trasladarse de manera más eficiente sin importar la condición física y de salud. “El problema es multifactorial: conciencia ciudadana, leyes, ética de funcionarios públicos y sentido de compromiso de los diseñadores del espacio público”, finalizó.