Por Karla González Montoya*
Encontrar un lugar para vivir bajo nuestras reglas y a nuestro gusto es una premisa de la vida adulta e independiente. Y si bien nuestros padres y abuelos tuvieron, en muchos casos, las condiciones necesarias para hacerse de un patrimonio que posteriormente heredaron a sus hijos y nietos, hoy en día es cada vez más complicado lograr el sueño de un hogar propio, y no sólo en México, sino en otros países.
Las generaciones millennial y centennial se encuentran ante limitaciones relacionadas al acceso a vivienda ya sea por el alto precio de los inmuebles, la falta de accesos a créditos hipotecarios, el desempleo y la elevada rotación en los lugares de trabajo (y por lo tanto la falta de ahorro para este propósito), entre otras. Esta situación trata de paliarse a través de programas de apoyo como el que recientemente anunció el gobierno de la CDMX.
El programa “Vivienda Social en Renta para Jóvenes de la Ciudad de México 2024” pretende beneficiar a 158 jóvenes de entre 18 y 35 años para tener acceso a vivienda digna por rentas de entre $2,500 y $5,000 pesos mensuales. Este programa es un paso entre los muchos que se tienen que dar para cubrir las necesidades de vivienda de este segmento demográfico que alcanza los 37.7 millones de acuerdo con cifras del INEGI.
Por ello, desde hace tiempo se habla de la necesidad de la implementación de una política de vivienda enfocada en los jóvenes desde instancias gubernamentales. Por su parte, las instituciones financieras han ido desarrollando productos financieros con este objetivo, o desde el gobierno se han ampliado las opciones de acceso a créditos ampliando las opciones para ejercer los puntos de Infonavit (con familia, amigos o pareja).
El precio de la vivienda cambia de acuerdo con el tamaño y los diferentes amenities y características que ofrezca. Los costos varían y dependen de si estamos hablando de una vivienda de interés social o una vivienda de lujo, de la zona y ciudad en la que se encuentre.
De acuerdo con la Asociación de Desarrollares Inmobiliarios (ADI), lo que está buscando la generación Z en sus futuras viviendas son opciones que sean más eficientes en el uso de energía, la sostenibilidad y espacios donde puedan desarrollar enfoques de vida wellness en esquemas de vivienda compartida o coliving, renta o compra, pero el principal reto al que se enfrentan es al financiero y no contar con historial crediticio.
Aunque parece que las condiciones no son las ideales para que la población joven logre adquirir un patrimonio, es un hecho que desde distintas instancias (gubernamentales, de asociaciones y desarrolladores) se tendrá que atender y brindar opciones para que las nuevas generaciones accedan a una vivienda digna, uno de los derechos humanos básicos.
*Karla González Montoya, Marketing Manager B2C de Inmuebles24
