Por Gustavo López padilla*
Debemos apoyar la voluntad de desarrollo, cambio y la sensibilidad creativa de las personas…
Recientemente el equipo de diseño de Sánchez Arquitectos y Asociados, constituido por Félix Sánchez Aguilar, Luis Sánchez Renero, Gustavo López Padilla y Fernando Mota Fernández, realizamos una visita de valoración en sitio, del proyecto que realizamos en el año de 1983, hace 40 años, para una dependencia del Estado de México que se llamaba CRESEM, Comisión Reguladora del Suelo del Estado de México, que dirigía en ese entonces el Ing. Gerardo Fernández y cuyo Director de Arquitectura era el Arq. Javier Pérez Duarte, proyecto que se denominó Conjunto Social Progresivo, a ubicarse en Santa María Chiconautla, ubicada al noroeste del Municipio de Ecatepec, siendo uno de los 9 pueblos fundadores en la localidad, en el Estado de México. Para el proyecto nos dieron mano libre para proponer algo diferente en la línea de lotes y servicios y se propuso la construcción de 3771 viviendas, destinadas a satisfacer de la mejor manera posible, las necesidades de espacios habitables de grupos sociales desfavorecidos económicamente, que en buena medida no contaban ni con un salario mínimo, lo que los imposibilitaba para ser sujetos de crédito y poder acceder a los programas de vivienda convencionales promovidos por el estado. La propuesta fue entendida como un desarrollo urbano arquitectónico a realizarse en el tiempo, capaz de ir progresando y accediendo a los servicios y satisfactores de bienestar social, por medio de la voluntad participativa de la comunidad involucrada.
De inicio el proyecto se planteó a partir de la idea de hacer ciudad y no simplemente como la posibilidad de juntar casas o hacer un fraccionamiento grande. La estructura proyectual de calles en la propuesta de diseño, debía establecer criterios claros a seguir, ya que el terreno de origen era una pradera. Así las cosas, el proyecto se organizó a partir de ubicar una zona central, delimitada por dos grandes avenidas principales, definiendo un área donde se ubicarían: un parque, escuela secundaria, preparatoria, iglesia, mercado, clínica, campos deportivos y demás equipamientos, de tal suerte que estos servicios fueran accesibles a toda la población. En la propuesta, los lotes que dieran a esta zona central podrían alojar usos del suelo comerciales y posiblemente vivienda en edificios.
Con la finalidad de asegurar un desarrollo comunitario participativo y efectivo, las áreas estrictamente de vivienda se estructuraron con la idea de crear barrios, con una autosuficiencia de servicios. En el planteamiento total del conjunto se definieron tres barrios, cada uno con poco más de 1000 viviendas y al centro de cada uno se ubicaron edificios de equipamiento tales como: guardería, escuela primaria, centro social y parque de juegos infantiles. Cada barrio podría ubicar comercios o ¨tiendas en esquina¨ para satisfacer necesidades cotidianas inmediatas. En el planteamiento proyectual del conjunto total, se estudió el máximo aprovechamiento de las calles, de tal suerte que fueran eficientes y ocupando la menor área posible, lo que llevó al planteamiento de agrupar las viviendas en conjuntos de 17 unidades, organizadas alrededor de un espacio abierto común, mostrando un solo frente urbano de fachada, lo que permitía eficiencias en los usos del suelo, tanto de las áreas destinadas a la ubicación de viviendas, como las ocupadas para ser usadas como calles. Cada calle aloja alrededor de 8 agrupamientos de viviendas y el total de viviendas que dan frente a cada calle varía entre 100 y 150. La distancia que tiene que recorrer un habitante desde su casa, hasta el centro de cada barrio, donde se ubican los servicios comunitarios es de alrededor de 300 metros, que se pueden realizar naturalmente a pié.
Cada conjunto de 17 viviendas cuenta con un amplio espacio central descubierto, de casi 600 m2, recordando los lugares tradicionales de las vecindades. Ser vecino es ser solidario y ofrece la posibilidad de ayudarse mutuamente entre ellos. A partir de esta idea social, se planteó que 17 familias podrían convivir y unir sus fuerzas, generando una comunidad compacta, capaz de organizarse y trabajar conjuntamente con la finalidad de construir y mejorar sus espacios habitables vitales, como son sus casas privadas y el espacio comunitario. Cada plaza o espacio común, abre la posibilidad de contar con un lugar libre y seguro, donde pueden convivir los mayores y jugar los niños siendo vigilados por todos. Se propuso que estos lugares comunes contaran con dos zonas claramente diferenciadas, una verde arbolada al fondo, donde incluso se podrían ubicar hortalizas, árboles frutales y otro lugar al frente, colindando con la calle para estacionar autos, con circulaciones peatonales separadas. Al inicio del desarrollo de autoconstrucción, se planteó que en esta zona podrían ubicarse servicios, como algunos lavaderos comunes.
Jardín y zona deportiva, nodo principal de servicios comunitarios
Las viviendas debían partir de un módulo básico, que iría creciendo en el tiempo poco a poco, con el esfuerzo y dedicación de sus propietarios. Este crecimiento se planteó con tres variantes de diseño igualmente eficientes en sus crecimientos. Cada vivienda contaría con un terreno de 6.30 mts por 12.60 mts, 79.38 m2 de superficie. Como proceso de desarrollo, a cada propietario se le asignaría de inicio, un lote claramente delimitado en un conjunto de viviendas y el gobierno le construiría solamente la cimentación de una primera etapa de 3.00 mts por 6.30 mts. Se le entregaría además un proyecto completo, definiendo alternativas de construcción y crecimiento, pudiendo llegar a una vivienda que contaría hasta con 92.23 m2, que los propietarios podrían ir construyendo en el tiempo de acuerdo con sus posibilidades, pudiendo sumar en el proceso de ejecución la mano de obra de sus propios familiares y vecinos. Se contaría con un banco de materiales al centro del conjunto total, al cual podrían acudir y aprovechar precios preferenciales, además contarían con asesorías técnico constructivas que realizarían un grupo de arquitectos e ingenieros jóvenes, contratados por parte del mismo gobierno. Adicionalmente se construyeron algunos grupos de 17 viviendas, como modelos uno a uno a imitarse, que mostraban todo el proceso de construcción desde la cimentación inicial, pasando por un primer espacio de 18.74 m2 construidos y las etapas subsecuentes hasta llegar a los 92,23 m2, mostrando como se construían muros y sus refuerzos estructurales, cubiertas, puertas, ventanas y las instalaciones necesarias. Los módulos iniciales de 3.00 mts por 6.30 mts se construyeron con blocks de cemento aparentes, sus castillos necesarios y las primeras cubiertas se instrumentaron, con pequeñas vigas de madera recubiertas con láminas de cartón, sujetadas con corcholatas y clavos, se complementaba lo anterior con puertas y ventanas metálicas.
Calle principal y secundaria
En términos urbanos, el conjunto total quedó perfectamente trazado, nivelado, definiendo lotificaciones con sus plataformas correspondientes, geometrías de las calles y ubicación de zonas de servicios complementarios. Los edificios de equipamientos de comercio, salud, educación y espacios abiertos verdes, serían edificados como responsabilidad del estado. A excepción de las dos calles principales del conjunto, que fueron construidas en su totalidad, inicialmente el resto de las calles quedaron en terracerías y el compromiso fue que la propia comunidad, haciendo equipo con el gobierno, irían construyendo en el tiempo las infraestructuras necesarias de agua potable, drenaje, electricidad y la pavimentación necesaria, en jornadas aprobadas de común acuerdo.
Calles secundarias mostrando comercio en esquina
Como resultado de lo anterior, han pasado cuarenta años y las 3771 viviendas acordadas han sido levantadas en su totalidad, con distintas etapas de ejecución, áreas construidas y calidades diversas en cuanto a su imagen terminada. En el espacio central de todo el conjunto, existe el nodo principal de servicios comunitarios, planeado con un amplio jardín de muy buena calidad y equipamientos deportivos, que seguramente fueron intervenidos recientemente. Los comercios y equipamientos han sido construidos casi en su totalidad, diversidad y la zona comercial que da frente a las calles de esa zona se muestra con vitalidad económica y operando con regularidad. Al igual los tres centros comunitarios de cada uno de los barrios, cuentan ya con sus instalaciones educativas, comerciales, deportivas, de espacios abiertos y la calidad construida resultante es satisfactoria. Las calles y sus infraestructuras respectivas han sido terminadas en todo el conjunto, aunque en el tiempo no han recibido los mantenimientos necesarios, mostrando en la actualidad signos importantes de deterioro.
Patios o plazas interiores
En lo que tiene que ver con los conjuntos de viviendas los resultados son variados y van desde aquellas que todavía conservan las imágenes, calidades constructivas, terminados y niveles levantados de los módulos iniciales con los que comenzó el conjunto, hasta otras viviendas totalmente desarrolladas y transformadas, que nos dejan ver en sus resultados un distinto progreso social, sobretodo económico por parte de sus propietarios y no respetando siempre las reglas de proyecto, planteadas en la original propuesta proyectual del conjunto. En este sentido, este plan se entendió como abierto y plural, superando los monótonos conjuntos en donde todo está decidido. El orden compositivo de ubicación de los grupos de 17 unidades habitables ha sido respetado, pero los resultados en el uso del espacio común central descubierto es variado, desde aquellos que lo han respetado, pero lo han convertido en un lugar inhóspito, usado solo como estacionamiento con pisos pavimentados, duros ambientalmente, con poca calidad vivible y escasa vegetación, hasta algunos otros usuarios con mayor sensibilidad que lo han convertido en densas zonas verdes, que llegan a contar con árboles frutales y solo zonas discretas, reguladas de estacionamiento.
Equipamiento de barrio
Platicando con algunos usuarios de distintos grupos de viviendas, en general se muestran satisfechos con los lugares que habitan. En el recorrido que realizamos recientemente, nos encontramos con vecinos que hacían labores de mantenimiento, en el conjunto y fachadas exteriores de sus viviendas. La imagen urbana es variada en sus resultados formales, visuales, compositivos, desde zonas que muestran una cierta precariedad en el orden y terminados de sus fachadas, hasta otras que muestran mayor sensibilidad formal y progreso económico. Lo anterior tiene que ver con que desafortunadamente, como sucede con muchas dependencias gubernamentales, el CRESEM, dependencia con la que se inició el proyecto, desapareció relativamente pronto y entonces el cuidado y seguimiento de proyectos, los acompañamientos técnicos y de apoyo con costos de materiales accesibles desaparecieron y entonces los propietarios de cada conjunto de viviendas y cada casa, se las tuvieron que ver e ingeniar por su cuenta, para desarrollar y construir sus casas.
Con todo, creemos que vale la pena promover hoy en día, entre las autoridades responsables del Estado de México, un plan de mejoramiento en la zona, que debiera incluir nuevamente la participación activa de los vecinos, que abriera en principio de cuentas oportunidades de trabajo y actividades de mejora en el entorno urbano común de Santa María Chiconautla. Hablamos de mantenimiento de pavimentos y arborización en sus calles y al interior de los conjuntos de viviendas, en sus espacios centrales descubiertos, también un plan para incorporar mas y cuidadas zonas verdes, que mejorarían en gran medida su calidad habitable, recuperando a la idea de que si hay espacio disponible, generoso y suficiente, con las propuestas de diseño adecuadas, se puede contar con zonas verdes, hortalizas y árboles frutales, en beneficio de la economía y calidad ambiental habitable de los mismos vecinos del lugar. Creemos además, que repensando y revalorando los resultados del proyecto de Santa María Chiconautla, puede considerarse una alternativa urbano arquitectónica replicable, en diversas ciudades del país, buscando opciones compactas de desarrollo, tomando en cuenta una densidad promedio construida de 50 viviendas por hectárea, ocupando preferentemente terrenos dentro de los límites territoriales existentes en las ciudades, evitando de ser posible crecimientos periféricos. Se trataría de aprovechar las experiencias previas, debiendo contar además con los apoyos técnicos y de costo de los materiales necesarios, para que el criterio de la autoconstrucción asistida alcance mejores resultados. Vale la pena insistir en la idea, que debemos apoyar la voluntad de desarrollo, cambio y sensibilidad creativa de las personas, para mejorar así su vida y sus espacios habitables.
Nota: Para este proyecto se contó con la valiosa participación del Arquitecto Alberto Robledo Landero, socio en aquel entonces de Sánchez Arquitectos y Asociados.
*Gustavo López Padilla
Arquitecto
navegandolaarquitectura.wordpress.com