Los procesos electorales inquietan a la gente… Más aun en estos tiempos modernos, en que las redes sociales nos llevan a una suerte de realidad virtual en que en verdad nos sentimos parte de esos procesos…
Sentimos que el lodo y la sangre nos salpican… Vivimos cada jugada desde el mismísimo terreno de juego y somos testigos de primera mano de los ataques de unos y de las defensas de otros…
Pero si una película de sustos puede dejar a un niño varias noches sin dormir y un video juego lo deja sudando adrenalina como si estuviera crudo, ¿qué puede provocar a una persona normal vivir la violencia que suponen las campañas políticas?
Sobra decir que en este entorno de encuestas, si alguien se tomara la molestia de hacer algunas para medir lo que los procesos electorales dejan a la gente, las tendencias dirían que hay enojo, inquietud, incertidumbre… E incluso miedo.
Y si las encuestas pudieran ir más allá, podrían decirnos que está haciendo la gente con lo que se supone deberían ser su cotidianidad y los proyectos que tenía ya mucho tiempo madurando…
¿Qué va a hacer la gente, por ejemplo, con un viaje largamente soñado y muy previamente planeado? ¿Qué va a hacer respecto a la decisión de asumir o no los costos de los estudios de un hijo en alguna de las muy caras universidades que existen en el país o incluso en alguna en el extranjero?
¿Qué van a hacer quienes tenían pensado comprar casa?
¿Será que la intensidad que están tomando los procesos electorales pueda hacer que la gente cambie de opinión respecto a lo que ya tenía planeado?
¿Qué van a hacer quienes tenían pensado comprar una casa? ¿Mantener su decisión tal y cómo lo habían planeado? ¿Adelantar, postergar o cancelar la compra?
Y claro que hay que entender la inquietud de la gente… Existen muchas razones que justifican que los mexicanos tengamos miedo de los procesos electorales…
Pero el hecho es que la realidad económica del país permite suponer que éste sigue siendo un buen momento para comprar casa.
Porque aún a pesar de las presiones del exterior, las tasas se mantienen en niveles muy aceptables, y con una inflación baja y controlada, no hay nada que permita suponer que pueda haber incrementos en los precios de las viviendas.
Tampoco existen datos que permitan esperar una caída en la actividad económica que traiga como resultado una pérdida masiva de empleo.
Si nos basamos en los hechos, también habría que destacar la fortaleza de los organismos nacionales de vivienda.
Pues no… Más allá de los malos sabores de boca y la incertidumbre de los procesos políticos, habría que decir que sigue siendo un buen momento para comprar casa…
Por supuesto, habría que salir un poco de la realidad virtual para volver a la realidad real y poner mucha atención al proceso electoral… Pero poniendo atención de calidad… De esa atención que no se va con la finta de los efectos especiales y se centra en la carnita… En las propuestas…
Porque si bien es cierto que sigue siendo buen momento para comprar casa, el reto está en generar condiciones que garanticen que esta posibilidad no solo se mantenga con los cambios de gobierno, sino que evolucione, abriendo puertas para que crezca el número de mexicanos que tengan acceso a la posibilidad de comprar una casa.
Nos conviene a todos… Porque la calidad de la atención al rezago social es solo reflejo de la fortaleza de un país que crece, pero privilegia en ese crecimiento la calidad de vida de sus ciudadanos.
