Con esta información se podrá hacer una mejor recaudación de impuestos y mejorar servicios
La gran cantidad de información que actualmente está a disposición, así como la innovación tecnológica en las industrias, avances médicos, técnicas que mejoran nuestra calidad de vida y hasta la forma en la que se captura, recopila, interpreta y utiliza la información que nuestros dispositivos personales proveen a las empresas y gobiernos cambiarán el entorno urbano.
Así lo consideró Sergio Pérez, vicepresidente de Soluciones Empresariales de CBRE México, quien agregó que no sólo los cambios se verán en el entorno urbano, sino también en la forma de trabajar, de vivir, de viajar, entre otros factores.
“En esta tarea participa el constante crecimiento en la captura, administración y procesamiento de la gran cantidad de datos personales o de negocios conocidos como Big Data o Macrodatos, que en su mejor uso nos permitirán mejorar sistemas de transporte, utilizar energía de forma más eficiente.
“Además de reducir la actividad criminal, mejorar los servicios urbanos en general, desarrollar centros urbanos creativos que respondan a las necesidades humanas de forma inmediata”, explicó.
De acuerdo con un estudio realizado entre el MIT y CBRE, Big Data presenta un ambiente de disrupción positiva que mejorará la calidad de vida de las grandes urbes y ayudará a dar un salto a economías en desarrollo.
Ejemplificó que un uso de estos datos para mejorar la calidad de vida urbana son los sistemas de navegación satelital (GPS), que aprovechan la información del tránsito histórica y en tiempo real para sugerir a los usuarios rutas alternativas, lo que genera un efecto de “auto-profético” en el que al separar masas de automóviles en diferentes vialidades, todas las rutas se benefician.
“Del mismo modo, el Big Data y los proyectos urbanos tienen el potencial de influir en muchos de los factores que impulsan la decisión de las ubicaciones de los inquilinos, como la accesibilidad, la calidad del lugar y el atractivo de la fuerza de trabajo. Las empresas deberían buscar esforzarse por evaluar sus impactos y beneficios”, agregó.
Sergio Pérez dijo que de acuerdo con la teoría económica del equilibrio espacial, una ciudad perfecta sería aquella en la que los pobladores no tuvieran ningún incentivo para reubicarse ya que en su zona se encuentran presentes las condiciones laborales, de ingreso y de infraestructura adecuada; sin embargo, esto no sucede en todos los casos, ya que esto puede generar un incremento en los valores de los bienes raíces, lo que desplazaría a parte de la población y se crearían polos poblaciones.
“Una vez generado el fenómeno que hace explotar un área, el big data puede ayudar en la planeación urbana como un ingrediente clave para el mantenimiento del desarrollo y el equilibrio entre la población y su infraestructura, por ejemplo: en Londres, la TFL (Transport For London) analizó miles de datos que contenían los patrones de transporte de la población para mejorar la red de la ciudad; o en Yinchuan, China se implementan programas piloto de reconocimiento facial en autobuses”, destacó.
Mientras que en España las autoridades con la ayuda de drones realizaron un análisis de 4,000 municipios, con lo que se descubrió que 1.6 millones de propiedades no pagaban impuestos suficientes por el tamaño de sus construcciones, expansiones o albercas.
Finalmente, consideró que si se hace un uso adecuado de toda esa información, las ciudades se podrían mejorar los servicios municipales, la información sociodemográfica para alentar a las empresas a ubicarse en zonas que presenten mayores beneficios, hacer inversiones eficientes en infraestructura, mejorar el transporte público y reubicar masas poblacionales.
“Sin duda, los macrodatos recolectados por sensores, dispositivos móviles o fijos, impactan la vida urbana de muchas maneras y se encaminan a crear ciudades inteligentes o conectadas digitalmente y vendrán a cambiar la manera en la que se operan los bienes raíces”.
