Tomar en cuenta las condiciones del clima de cada lugar en el diseño urbano puede ayudar a aprovechar el sol, la lluvia y disminuir la velocidad del viento
De acuerdo con ONU-Habitat, el programa de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos, una planeación urbana adecuada puede combatir los efectos del clima en las ciudades si se toman en cuenta las condiciones de cada región.
Los factores climáticos son elementos decisivos para el diseño urbano y la arquitectura, ya que influyen en la calidad de vida de los ciudadanos y en la posibilidad de realizar actividades al aire libre.
Hacer una correcta planificación del clima debería ser obligatoria para toda edificación nueva, ya que, por ejemplo, construir edificios altos genera extensiones de sombra y fuertes vientos en calles y plazas, por lo que no son recomendables en lugares donde hace poco sol o mucho viento. La planificación urbana puede crear oportunidades para aprovechar mejor los rayos de sol y evitar las fuertes corrientes de aire, además de que las personas pasarán más tiempo en las calles, incluso en días de lluvia y frío.
Lo ideal sería que todas las edificaciones del mundo estén en sintonía con las condicionantes del clima locales para así evitar un impacto negativo sobre el ambiente urbano.
Sol
La presencia, o ausencia, del sol tiene una gran influencia en el paisaje de las ciudades:
- Ciudades con alta incidencia solar: lo más adecuado es que la estructura urbana cuente con árboles frondosos y colores opacos en las fachadas de los edificios.
- Ciudades con climas fríos: en estos lugares, donde los rayos del sol entran a un ángulo más bajo, los edificios se encuentran por lo general agrupados y no se elevan más que dos o tres pisos con techos inclinados. De esta forma, el aire frío es redirigido por encima de las ciudades, liberando a las calles y a los jardines de sus efectos, además, los volúmenes bajos y las cubiertas inclinadas permiten que los rayos del sol se metan entre las construcciones, calentando la mampostería y los pavimentos.
Lluvia
La lluvia en los asentamientos urbanos puede caer en posición vertical u horizontal. El segundo caso se presenta en las ciudades donde hay más edificios altos, donde los fuertes vientos que corren entre las calles cuando llueve desvían el agua en esta dirección.
Por esta razón, muchas ciudades del mundo optan por edificar construcciones de menor altura, con el propósito de que el viento pase sobre ellas y no afecte la posición de la lluvia.
Viento
Los vientos fuertes pueden ser la causa de algún desastre, y, para disminuir su velocidad, la arquitectura puede recurrir a edificios bajos y árboles agrupados en mayor o menor medida.
Los edificios altos, de 30 o 40 metros de altura, provocan que las corrientes de aire que se generan en los niveles inferiores pueden alcanzar velocidades hasta cuatro veces mayor que en campo abierto.
Por otro lado, las construcciones de menor altura permiten que las corrientes de aire frío pasen por encima, reduciendo al mínimo el viento entre ellas. La fricción que se genera sobre el terreno es clave.
Árboles urbanos
Estos elementos contribuyen a la purificación del aire, ofrecen protección y, con su sombra, favorecen que disminuya la temperatura en las ciudades. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), colocar los árboles de manera estratégica en las ciudades puede bajar entre 2°C y 8°C la temperatura del aire.
Además, si se colocan de forma adecuada en torno a los edificios, se reducen las necesidades de aire acondicionado en un 30%, lo que permite un ahorro de entre un 20% y un 50% de calefacción.