De cómo la azotea de mi amigo se convirtió en un buen punto de partida para entender que no hay respuesta única y universal para las necesidades de vivienda de todos. Por Horacio Urbano*
De cómo la azotea de mi amigo se convirtió en un buen punto de partida para entender que no hay respuesta única y universal para las necesidades de vivienda de todos. Por Horacio Urbano*