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Responder a las necesidades de los trabajadores, la visión desde el Infonavit

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El titular del Infonavit destacó que el trabajo coordinado entre todas las Onavis para abrir el tema de autoproducción ha sido uno de los grandes hitos de esta administración

El 1 de mayo de 1972, más de cinco décadas después de que la vivienda fuera reconocida como derecho de todos los mexicanos en la Constitución de 1917, nació formalmente el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).

Hoy, 50 años después, el Instituto se ha convertido en uno de los mayores logros de la Política Social de México; así como en el pilar del sector de la vivienda del país.

En el marco de su medio centenar de vida, Carlos Martínez Velázquez, director general del Instituto, platicó con Revista Vivienda sobre lo que representan estos primeros cincuenta años de vida. El funcionario hizo un balance sobre lo que ha representado el Infonavit para México; además de hablar de los principales avances alcanzados en esta administración así como los retos que perciben en el futuro. 

Historia de éxito

En primer lugar, el Director General recordó que una de cada tres viviendas que existen en el país han sido financiadas por el Infonavit, lo que se traduce en 12 millones de créditos otorgados a la fecha, ya sea para adquirir una vivienda, remodelar, mejorar, ampliar, pago de pasivos, etcétera.

“12 millones de créditos es lo que significa el Infonavit, y son 12 millones de historias. Y, cuando te pones a analizarlas, significa cómo se han configurado las ciudades, cómo ha evolucionado el desarrollo urbano, las trazas urbanas, la movilidad de la ciudad. Ya cuando te pones a ver qué significan estos millones es verdaderamente apasionante, y la verdad sí es motivo de satisfacción poder dirigir la Institución ahora, cuando se cumplen 50 años”, señaló.

Asimismo, destacó que, a lo largo de estas cinco décadas, ha habido diversos momentos clave que contribuyeron a la transformación del Infonavit para llegar a ser lo que es actualmente. Por ejemplo, cuando el Instituto pasó de ser constructor a un organismo de carácter financiero.

“El Infonavit se fundó con la idea de que fuera quien construyera la vivienda y luego, a través del crédito, se pagara esa construcción. Ese modelo, en ese momento de la historia, resultó ser excesivamente caro, y el fondeo que tenían en ese momento era incipiente, en una economía que sufría hiperinflaciones, crisis económicas recurrentes, etcétera. Y, a partir de los 80 empieza este mandato de una hipotecaria social, con créditos que se prestaban prácticamente a fondo perdido, con una industria de vivienda muy pequeña, no teníamos tantos constructores ni planes urbanos y se hacían pocos proyectos”, relató.

Posteriormente, en la década de los 90, el Instituto experimentó el cambio más trascendente en materia financiera, ya que se creó el sistema de ahorro para el retiro y se individualizó, ya que anteriormente la Subcuenta de Vivienda era un fondo colectivo con el que se financiaban los proyectos de vivienda. Y esto, en opinión de Martínez fue lo que le dio al Instituto la viabilidad financiera que tiene en la actualidad.

“A veces se pone más el acento hacia la primera década de los 2000, pero en realidad fue la reforma a la Ley del Infonavit de 1992 la que permitió capitalizar las cuentas, individualizarlas y hacer de ese dinero patrimonio de los trabajadores”, precisó el directivo.

Para Martínez, otro momento clave en la historia del Infonavit fue la reciente reforma a su Ley, por mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, y en respuesta a las demandas de los trabajadores. A decir del Director General, estos cambios representan una oportunidad para avanzar en el tema de la inclusión financiera y de acceso al crédito sin precedentes.

Martínez resaltó que esta última reforma abre la posibilidad de cambiar el sujeto de crédito; es decir, ya no es quien cotiza, sino quien tiene una cuenta en el Infonavit. De esta manera, ya no solo 21 millones de personas que cotizan pueden acceder a un crédito, sino los 70 millones que tiene una cuenta.

“Eso obliga al Infonavit a planear su tema de crédito de manera distinta, porque cuando solo atienden a los activos, pues piensas que la cobranza está garantizada a través de la nómina, pero cuando le vas a prestar a quien no cotiza pero que tiene una cuenta en el Infonavit, tienes que cambiar la lógica de cómo te acercas al trabajador y cómo captas información sobre sus ingresos, cómo mides el riesgo y cómo diseñas productos que sean cobrables y atractivos para seguir dándole rendimiento al fondo”, detalló.

Además, agregó que la reforma hizo imprescriptible el derecho de reclamar el dinero de la Subcuenta, lo que reafirma que es un tema de los trabajadores y de nadie más; y, adicionalmente, permitió el otorgamiento de créditos subsecuentes.

“El Infonavit sólo estaba pensado para dar un crédito en la vida, mientras que el resto lo tenía que cofinanciar o participar con la banca privada. Con la reforma a la Ley, se quita esa restricción y se puede y seguramente vamos a buscar qué hacer con la banca privada, pero le quita esa restricción al Infonavit y da nuevos objetos de crédito, como hacer el crédito para terrenos”, expresó.

En ese sentido, resaltó que uno de los grandes hitos de esta administración ha sido el trabajo coordinado entre todos los Organismos Nacionales de Vivienda (Onavis) y otros actores de la industria para abrir el tema de la autoproducción. Lo anterior debido a que se puso un énfasis en lo que los trabajadores estaban demandando; es decir, un financiamiento para producir su vivienda.

Cabe mencionar que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), en México, siete de cada 10 viviendas son autoproducidas. Y de ahí la importancia de la política de autoproducción que se impulsa a nivel nacional.

De igual manera, Carlos Martínez destacó los cambios normativos que se han hecho al Infonavit durante la presente administración, mismos que entraron en operación el pasado dos de mayo; estos se refieren a que, a partir de ahora, el Instituto solo financiará viviendas o terrenos que se apeguen a nuevos criterios de ubicación, entorno y movilidad.

Con ello, las viviendas o terrenos deberán acreditar cercanía de hasta dos kilómetros con escuelas primarias, centros de abasto, espacios recreativos y vías principales. Y de hasta dos y medio kilómetros con respecto a escuelas secundarias y establecimientos de salud. 

Además, deberán estar asentados en zonas que cumpla con los criterios de densidad de empleo establecidos en las Reglas de Carácter General; y se evaluarán los tiempos de traslado máximos de 30 minutos de caminata, 20 en bicicleta o 45 en transporte público entre las viviendas y las escuelas, centros de trabajo y distintas zonas de interés.

Y otra de las acciones más importantes que se han realizado durante este sexenio, a decir del Director, ha sido la aprobación de la Norma Oficial Mexicana 247, que significa que todos los contratos de compraventa de vivienda tienen que estar estandarizados y tener elementos informativos de cara al trabajador.

Los retos a futuro para el Infonavit

Por otro lado, el director del Infonavit mencionó que la sociedad mexicana también ha ido cambiando conforme al paso de los años, y el Instituto ha tenido que evolucionar para adaptarse a las nuevas necesidades.

“Cuando se creó el Infonavit, la expectativa de vida era menor y el número de personas que vivían en una familia era mucho mayor de la que tenemos hoy. Un hogar mexicano va a tener una expectativa de vida de más de 75 años, y los hijos que tienen una familia hoy son 1.6. Se ha ido reduciendo la tasa de natalidad en México, y eso va a implicar que, en el largo plazo, va a haber más gente que muere de la que nace, y entonces vamos a tener menos necesidad de vivienda”, dijo.

Martínez añadió que el Instituto deberá estar preparado para ello, pues, al ser un fondo para atender las necesidades de vivienda de los trabajadores, no sólo tiene que impulsar la vivienda nueva, sino todos los requerimientos dentro del hogar. De manera que, en un futuro, se estará discutiendo la posibilidad de lanzar nuevos productos, como hipotecas inversas.

“Vamos a tener mucha población en edad avanzada con activos ya comprados, incluso por el mismo Infonavit en el pasado; en el futuro podemos dar una hipoteca inversa por esa vivienda, etcétera. Eso es lo que se tiene que pensar, en ser un impulsor de la formación de patrimonio, sea éste terreno o vivienda; nos tenemos que adaptar con la sociedad, no estancar al Infonavit en una idea de que tiene que ser el impulsor de un mercado”, consideró.

Asimismo, comentó que uno de los grandes retos que tendrá la Institución en adelante será terminar de consolidar lo que ya se ha iniciado. Ejemplo de ello es convertir casi 3 millones de créditos denominados en Veces Salarios Mínimos (VSM) a pesos, con la reciente puesta en marcha de la Ventanilla Universal de Responsabilidad Compartida.

“Este programa favorece a muchas personas y ya cerramos un capítulo de créditos indexados a una variable exógena, que no es el propio valor de la casa. Eso hacía que muchas personas tuvieran esta discrepancia donde decían ‘es que mi casa no vale lo que ha aumentado’; y tiene razón, las plusvalías no van en el mismo ritmo de la indexación anual obligatoria. Terminar con eso es acabar de cambiar por completo la parte financiera del Instituto para tener un portafolio muy sano y claro”, señaló.

También, indicó que otro reto será ver cómo se desarrolla el mercado de los terrenos y el esquema Crediterreno; así como la manera en que se atenderán las nuevas necesidades de vivienda con nuevos esquemas y productos. 

Tal es el caso del refinanciamiento de créditos de la banca, que entrará en operación en 2023. Esto permitirá que las personas que tengan un crédito con la banca privada puedan trasladarlo al Infonavit para obtener mejores condiciones.

“Se han cumplido una serie de hitos que nos pusimos desde el principio, desde 2017. Ha habido congruencia de no alejarnos del objetivo de atender a todos quienes podamos atender y no tener una visión única de que sólo tenemos que construir vivienda nueva. (…) No hay que relajar la disciplina y hay que seguir la transformación hasta el último día”, finalizó.

 

Este texto se incluye en la edición Mayo-Junio de Revista Vivienda

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Fernanda Hernández

Reportera y redactora en Centro Urbano. Soy egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM). Me interesa la cultura, el urbanismo y la arquitectura. Amante del mundo digital, el cine, la música, la lectura y la escritura.


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