Especialistas coincidieron, en el marco del Día Mundial del Hábitat, que la pandemia ha demostrado que el costo de los asentamientos informales y precarios no sólo es económico, sino de salud pública
El pasado lunes 5 de octubre se celebró el Día Mundial del Hábitat bajo el tema ‘Vivienda para todos: Un mejor futuro urbano’, fecha en la que se llevaron a cabo distintas actividades virtuales alrededor del mundo para discutir la importancia de la vivienda en la era postcovid.
En este marco, funcionarios, empresarios y especialistas, convocados por Centro Urbano, analizaron los retos en materia de vivienda y desarrollo de ciudad. Al respecto, coincidieron que la pandemia ha impulsado un analisis profundo; además de evidenciar las necesidades y dejar en claro la importancia de la vivienda adecuada para las familias.
Al respecto, Eduardo López Moreno, coordinador de ONU-Habitat para México y Cuba, explicó que la historia de esta celebración se remonta al año 1976, cuando se celebró la primera gran Asamblea de las Naciones Unidas, en donde se definió una agenda mundial que funcionaba por 20 años. Sin embargo, 10 años después, se decidió que dos décadas era mucho tiempo.
“Así fue que la Asamblea General reconoció que todos los lunes, que eran el primer lunes de octubre, se celebraría el Día Mundial del Hábitat, y éste tendría como tema central lo que fuera más importante en ese momento para la comunidad internacional”, detalló.
El desafio postpandemia
Por otro lado, Daniel Fajardo, subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), señaló que la pandemia puso en evidencia las desigualdades que existen en los asentamientos urbanos.
“No es lo mismo pedir que todos nos lavemos las manos cuando hay gente que no tiene agua en sus viviendas; no es lo mismo decirles a todos ‘quédate en casa para que nos cuidemos todos’ cuando hay personas que no tienen un sustento y tienen que ir a ganarlo día a día; o no es lo mismo el tema de ‘muévete con seguridad’ cuando hay gente que tiene que recorrer dos horas de distancia para llegar a su trabajo. Entonces me parece que las desigualdades, que ya de por sí son graves en Latinoamérica, pero especialmente en México que es lo que nos compete, cobran una relevancia mayor, de vida o muerte”, aseveró el Subsecretario.
Además, mencionó que estas desigualdades obligan a replantear el tema de la planeación urbana. Es decir, qué tipo de ciudades son las más propicias, aquellas extendidas y desordenadas como las que se tienen, o barrios más autosustentables; barrios donde los movimientos sean menores, donde haya empleo y usos mixtos que permitan tener una vida más comunitaria. “Eso requiere de planeación y requiere de una planeación efectiva, que se cumpla”.
Perspectiva de la IP
Por parte del sector privado, Aurora García de León, directora general de la desarrolladora Derex, señaló que la pandemia por Covid-19 ha brindado la oportunidad de reflexionar acerca de la trascendencia que tiene el sector de la vivienda, así como del rol que tendrá en el futuro.
“La arquitectura va a jugar un rol muy importante para reducir los costos y para llegar realmente a donde está ubicado el mayor rezago de nuestro país.En este marco, será necesario sumar a todos los actores; si lo queremos ver nada más desde el Gobierno, desde la iniciativa privada o desde la Aaademia, creo que se van a quedar las visiones muy cortas”, dijo.
Jesús Sandoval, director general de la desarrolladora Grupo Ruba, coincidió en que se requiere de acciones conjuntas entre sector público y sector privado para abatir el rezago en materia de vivienda y planeación urbana en el país.
“Yo creo que los retos que tiene México superan la capacidad del sector público en sus tres niveles de Gobierno: federal, estatal y municipal; y por supuesto que superan lo que la iniciativa privada podemos hacer para afrontar esos retos”, reconoció.
Vivienda y asentamientos irregulares
En lo referente, Enrique Vainer, director general de Grupo Sadasi, destacó la necesidad de evitar el desarrollo de la vivienda informal, ya que éstas se construyen en zonas donde no hay agua, drenaje, y otros servicios básicos, con lo cual el costo financiero, el costo político y el costo social resulta demasiado elevado.
Asimismo, mencionó que los desarrollos deben contribuir a hacer ciudad, a través de los usos mixtos, es decir, vivienda, comercio, entretenimiento, educación, etcétera.
“Hoy tenemos que trabajar mucho con el diseño de las viviendas pensando en la cantidad de las familias y en las necesidades de la gente. Por ejemplo, antes no pensábamos que la gente iba a tener que trabajar en sus casas por una pandemia; ahora tenemos que pensar en espacios para que la gente pueda estar trabajando dentro de casa; tenemos que pensar en que tienen que tener internet, un lugar donde instalarse, y tenemos que pensar también en que toda esta parte se tiene que combinar con la parte pública”, indicó.
Costo económico y salubre
López Moreno enfatizó el tema de terminar con la informalidad, pues de cada 100 viviendas que se producen, cerca de 25 son informales. Y todas estas viviendas que se producen fuera de todos los marcos regulatorios son las que están creando grandes problemas, no solamente de vivienda sino de salud.
“A nivel mundial, en las ciudades donde hay asentamientos precarios e informales, se mueren en promedio tres personas; mientras que solo se muere una en el resto de la ciudad. Es decir, el costo de la informalidad no solamente es económico, también es social y de salud pública”, afirmó el coordinador de ONU-Habitat México.
De igual manera, recordó un reporte que la agencia de las Naciones Unidas elaboró en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el en que se muestra cómo los determinantes de la salud están asociados a la construcción de la ciudad, no son independientes.
“La salud pública no es independiente de la construcción de la vivienda, de la conectividad, de la distancia. Hay un vínculo muy fuerte en esto. El Covid nos está recordando que tenemos que tener una relación de ciudad, salud pública y provisión de bienes públicos mucho más fuerte”, dijo.
La vivienda en la era postcovid
Los expertos coincidieron en que la vivienda adecuada es un derecho humano fundamental; además de que es un elemento central en la batalla contra el virus Covid-19, pues, sin una vivienda adecuada, resulta imposible seguir las medidas preventivas de salud pública, como el distanciamiento social y las buenas prácticas de higiene.
Se estima que, actualmente, alrededor de 1,800 millones de personas, o más del 20% de la población mundial, carecen de una vivienda adecuada; y, para 2030, esa cifra podría aumentar a 3,000 millones. Además, hay 1,000 millones de personas que viven en asentamientos informales; más de 100 millones de personas no tienen hogar, las cuales son las más afectadas por la crisis sanitaria.
Con el Día Mundial del Hábitat 2020 dio inicio Octubre Urbano, un mes de reuniones, debates y eventos que centran la atención del mundo en los problemas urbanos y el desarrollo sostenible, el cual finaliza el 31 de octubre, con el Día Mundial de las Ciudades.