El edificio ubicado en Bruselas fue rehabilitado prácticamente en su totalidad, otorgándole la acreditación belga de bâtiment passif o edificio pasivo
El arquitecto español Carlos Lamela diseñó un proyecto que responde a la remodelación en profundidad de una torre de oficinas construida en 1974, y que ahora se convierte en el edificio ecológico más alto de Europa.
Ubicado en Bruselas (Bélgica), esta torre sostenible cuenta con una altura de 113 metros 41 plantas y una superficie de 52,600 metros cuadrados, además de una inversión de 55,000,000 de pesos.
La duración de este proyecto ha sido de seis años, tiempo en que se ha renovado y rediseñado para conformar la nueva sede de la oficina de empleo belga, así como para cumplir con los requisitos de sostenibilidad del siglo XXI.
El objetivo desde un inicio era optimizar el uso de los espacios interiores y acometer una renovación completa de la imagen del edificio en la cuidad, por lo que se propuso actualizar en su totalidad las instalaciones del edificio y la sustitución de las fachadas por otras que aportaran luminosidad y control energético hacia el interior de la torre.
El nuevo rascacielos reutiliza la estructura de una torre anterior, lo que implicó la reducción de su consumo energético en un 90%, lo cual le otorga la acreditación belga de bâtiment passif o edificio pasivo, es decir, su consumo es prácticamente cero.