Por Laura Barranco*La pandemia y la crisis del cambio climático que vive el mundo han puesto a la humanidad contra la pared: es necesario tomar las decisiones correctas, sólo existe esa opción. Hacer lo contrario será poner fecha de caducidad a la especie humana.
Los mensajes son claros: si no aprendemos a vivir en armonía con la naturaleza y procurar el equilibrio ecológico esta pandemia y los efectos de la crisis climática podrían agravarse con consecuencias más fatales.
Nuevo informe Cambio Climático
El informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advierte que la crisis ambiental “inducida por el ser humano está causando una perturbación peligrosa y generalizada en la naturaleza y afectando a miles de millones de vidas en todo el mundo”. https://www.unep.org/es/resources/informe/sexto-informe-de-evaluacion-del-ipcc-cambio-climatico-2022
Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, destacó que “casi la mitad de la población vive en zona de peligro. Muchos ecosistemas han alcanzado el punto de no retorno. La contaminación por emisiones de carbono sin control empuja a la población más vulnerable del mundo a un camino de destrucción”.
Este nuevo documento ofrece un dato que refleja la gravedad de la situación: mientras se tiene contemplado el ‘compromiso’ de los líderes del mundo para reducir las emisiones contaminantes en un 45 por ciento para 2030, lo cierto es que, de acuerdo con las condiciones actuales, en esta década se incrementarán 14 por ciento.
Esto se traducirá en olas de calor, sequías y en general fenómenos meteorológicos extremos que provocarán mortalidades masivas de todo tipo de seres vivos. Por eso la protección de toda la naturaleza cobra mayor vigencia y entre las soluciones que recomienda el informe del IPCC está la restauración de ecosistemas degradados y el aprovechamiento de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono.
Las ciudades y sus áreas verdes
Más de la mitad de la población mundial habita en zonas urbanas. Debra Roberts, copresidenta del Grupo de Trabajo II del IPCC, expuso que “la creciente urbanización y el cambio climático crean juntos riesgos complejos especialmente para aquellas ciudades que ya experimentan un crecimiento urbano mal planificado, altos niveles de pobreza y una falta de servicios básicos”.
Es aquí donde reside la importancia de procurar revertir esta tendencia no sólo conservando los espacios verdes que hay en amplias zonas urbanas, sino promoviendo que éstos se fortalezcan y se amplíen. Estos espacios mitigan las altas temperaturas y absorben dióxido de carbono, elementos fundamentales para mitigar la crisis climática.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), al año se registran 7 millones de muertes en el mundo relacionadas con la contaminación atmosférica que a su vez es factor del incremento de las temperaturas (por COVID 19 van 6 millones en dos años de pandemia). En México son alrededor de 10 mil decesos anualmente por la mala calidad del aire.
Se estima que por cada árbol que se plante para ofrecer sombra se podrían evitar hasta 10 kilogramos de emisiones de carbono que genera el consumo de energía con sistemas de aire acondicionado. Esto sin contar el resto de servicios ambientales que ofrecen los árboles.
Además, hay evidencia científica sobre los beneficios a la salud y el bienestar que aportan desde una planta hasta amplios parques urbanos en la vida cotidiana de cualquier persona. Estudios epidemiológicos demuestran los efectos positivos que ofrecen a la salud física y mental, tales como la reducción de casos de depresión, estrés, ansiedad, o de tasas de morbilidad y mortalidad en padecimientos como diabetes, hipertensión y obesidad.
Esto debido a que promueven la actividad física: caminar, andar en bicicleta o simplemente recrearse. Las inversiones en parques urbanos no son onerosas y sus beneficios evitan grandes gastos para atender los problemas de salud que se generan por no contar con ellos.
La planeación urbana a nivel municipal y estatal debe considerar la promoción y fomento de espacios verdes en las ciudades. Recientemente se publicó la primera Norma Oficial Mexicana en materia de Espacios Públicos en los Asentamientos Humanos cuyo objetivo es generar lugares de habitación comunitaria más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles a través de la planeación territorial y urbana.
https://centrourbano.com/urbanismo/nueva-nom-del-espacio-publico-entrara-en-vigor-en-abril/
Entre los espacios públicos considera las áreas verdes urbanas que a su vez se subdividen en parques, jardines y huertos. A su vez, la Nueva Agenda Urbana aprobada en 2016 en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre la vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Habitat III) que a su vez retoma el Objetivo 11 de Desarrollo Sostenible para promover “Ciudades y Comunidades Sostenibles” establece la necesidad de la conservación de los ecosistemas debido a que “las ciudades están en el centro de los problemas ambientales que enfrenta el mundo”
https://unhabitat.org/sites/default/files/2021/10/nueva-agenda-urbana-ilustrada.pdf
*Laura Barranco es Licenciada en Comunicación Social por la UAM-X, ex Secretaria de Medio Ambiente en Naucalpan y Certificada en Administración de Acciones para la Protección y Preservación del medio Ambiente, Biodiversidad y el Desarrollo Sostenible por el Instituto Hacendario del Estado de México.
@LAURABARRANCO
