Debido a la falta de titularidad, las mujeres se encuentran limitadas a participar en órganos de representación; además de que no pueden acceder a créditos, financiamiento o programas sociales
De acuerdo con María Elena Espinoza, planificadora territorial y de Sistemas de Información Geográfica de ONU–Habitat México, en el país, sólo tres de cada 10 personas propietarias de tierras ejidales o comunales son mujeres.
No obstante, estas cifras pueden variar según la ubicación geográfica. En la Ciudad de México, Baja California, Guerrero y Sonora, las mujeres representan en promedio 30% del total de personas propietarias en ejidos y comunidades; mientras que en Yucatán, Campeche y Quintana Roo, este porcentaje no supera el 20 por ciento.
La especialista precisó que la tenencia de la tierra refiere a los derechos de las personas o comunidades para administrarla; así como a las responsabilidades y limitaciones que tienen como propietarios.
En el caso de las comunidades rurales de México, los factores más comunes en la asignación de derechos de uso de tierra son las prácticas sociales y culturales que imperan al interior de los grupos; así como los procedimientos ejecutados por los líderes tradicionales.
De esta manera, los hombres son los principales beneficiados; ya que históricamente han sido reconocidos como los encargados de gestionar la familia y lidiar con las demandas de la agricultura y la ganadería. Sin embargo, esto limita o condiciona a las mujeres el derecho de acceso a la tierra.
Espinoza agregó que, debido a la falta de titularidad, las mujeres se encuentran limitadas a participar en órganos de representación; además de que no pueden acceder a créditos, financiamiento o programas sociales.
“Es por ello que uno de los retos para revertir esta situación está en generar políticas públicas encaminadas a incrementar el reconocimiento de la titularidad de las mujeres sobre la tierra para que puedan acceder a recursos que resulten en beneficio del desarrollo familiar y social”, concluyó la especialista.