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Policentrismo, clave para el diseño de ciudades en América Latina

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El profesor Carlos Moreno, impulsor del concepto de la Ciudad de los 15 minutos, destacó la necesidad de garantizar el derecho a la habitabilidad; es decir, no solamente tener un techo, sino también servicios básicos en cercanía

De acuerdo con Carlos Moreno, reconocido urbanista y profesor en la Universidad de París IAE-Panteón Sorbona en Francia, actualmente, América Latina se ha convertido en una región urbana; sin embargo, la gran mayoría de las ciudades enfrentan problemáticas como desigualdad social y económica, empleos informales, contaminación, entre otras.

Asimismo, el especialista indicó que una de las principales dificultades urbanas que enfrenta la población de las ciudades latinoamericanas son los largos desplazamientos que se ven obligados a realizar para llegar a sus centros de trabajo, escuelas, plazas comerciales, etcétera; los cuales disminuyen la calidad de vida.

“Queremos que nuestras ciudades, para que sean durables y entren en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de ONU-Habitat, el número 11, sobre ciudades sostenibles, y el número 13, sobre el clima, deben ser vivibles, viables ecológica y económicamente y equitativas socialmente”, dijo.

En ese sentido, el urbanista propuso los conceptos de ‘ciudad de los 15 minutos’, ‘revolución de las proximidades’ y ‘policentrismo’, como claves para el diseño de las ciudades en Latinoamérica.

Dichos conceptos se refieren a la necesidad de reducir la presencia de automóviles en las ciudades e impulsar la movilidad peatonal, el uso de medios de transporte sostenibles y con desplazamientos más cortos; así como diseñar las ciudades bajo un modelo policéntrico, es decir, cambiar el modelo de zonificación de las ciudades.

“En el contexto particular de América Latina, hemos definido un modelo policéntrico, o sea, cambiar de la herencia de Le Corbusier y la Carta de Atenas, con la zonificación las áreas de trabajo, las zonas de vivienda, las zonas culturales, el centro histórico y las grandes distancias con grandes autopistas y la irrupción del automóvil; esa idea de que la ciudad de éxito es la ciudad que va rápido, la ciudad más veloz”, explicó.

Moreno agregó que el policentrismo y la revolución de proximidades se centran en la idea de que una ciudad vivible es aquella en la que sus habitantes pueden acceder a los servicios que requieran sin tener que tomar un automóvil particular para desplazarse y obtenerlos.

Además, destacó que, de acuerdo con la activista Jane Jacobs, los ciudadanos tienen derecho a seis servicios fundamentales, mismos que deberían ser accesibles en proximidad: Un alojamiento digno, la posibilidad de disminuir trayectos obligados, acceso a la economía local, acceso a la salud física y mental, acceso a la educación y la cultura, y la posibilidad de disfrutar de espacios públicos resilientes. 

“En América Latina hay barrios en los que no hay acceso a servicios públicos, no hay escuelas, no hay médicos, no hay lugares para hacer compras, no hay circuitos cortos; entonces, es una manera de reivindicar esas necesidades que tienen que ser satisfechas para poder ofrecer una mejor calidad de vida. Nuestras ciudades son modernas, muy lindas y con mucho edificio corporativo, pero con desplazamientos de hasta dos o tres horas para ir y para volver; por eso, el policentrismo multifuncional y multiservicial es la clave para el diseño de las ciudades latinoamericanas”, afirmó.

El derecho a la habitabilidad

Por otro lado, Carlos Moreno comentó que en las ciudades latinoamericanas existe un encarecimiento del suelo que ha expulsado a las personas de bajos recursos a las periferias; lo que les crea aún más dificultades económicas.

“Hay algo que desgraciadamente se ha perdido en muchos contextos de América Latina, que es la noción de bien común. Una gobernanza por el bien común tiene que generar una política urbana y territorial que garantice una alta calidad de vida social. No es posible marginar a la gente, dejarla sin educación, sin acceso a la salud, someterla a empleos muy mal remunerados”, expuso.

Por ello, el urbanista manifestó la necesidad de dejar atrás la noción de ‘derecho al alojamiento’ y garantizar el derecho a la habitabilidad en las ciudades.

“Debemos tomar conciencia de que el derecho al alojamiento no es suficiente; alojarse en metros cuadrados, tener un techo encima no es vivir en la ciudad. Tenemos que salir de la noción de alojamiento hacia una noción de habitabilidad. El derecho a la habitabilidad quiere decir que no solamente tienes un techo que te acoge, sino que igualmente tienes servicios básicos, un empleo digno, circuitos cortos locales, acceso a la salud, a la educación, cultura y al espacio público”, comentó.

Moreno añadió que, para lograr lo anterior, no hay milagros, se requiere de una política regulatoria, políticas de hábitat social, de subsidio, políticas que permitan ofrecer servicios de proximidad, políticas que garanticen la habitabilidad y que eviten la expulsión de la población a las periferias. 

El especialista reiteró que la participación de los gobiernos nacionales, estatales y locales es fundamental para hacer frente a los retos mencionados; sin embargo, señaló que el sector privado también juega un papel clave en la construcción de ciudades policéntricas.

Indicó que, en la mayoría de los casos, la iniciativa privada posee la mayor parte de los activos inmobiliarios de las ciudades, mientras que la participación del sector público es minoritaria.

“Tomando en cuenta esto, es indispensable crear un pacto social urbano y territorial, en el que incluyamos al sector privado; que nos sentemos en una mesa a discutir sobre el hecho de que tenemos que pasar la página. Hoy en día nuestro pensamiento debe ir hacia el policentrismo multifuncional y multiservicial, generador de nuevas centralidades, de nuevas polaridades, de nuevos modelos económicos y constructivos”, consideró.

Moreno mencionó que los desarrolladores inmobiliarios, en vez de continuar construyendo activos cada vez más lejos, deberían optar por la reutilización y rehabilitación de los edificios existentes. Y es que, hoy en día, un edificio únicamente se encuentra en uso el 40% de las horas del día, en promedio; mientras que el otro 60% del tiempo está cerrado porque es un proyecto monofuncional, con un solo uso, como oficinas o comercios.

En cambio, lo que se busca es rehabilitar los edificios para volverlos multifuncionales, con usos mixtos; es decir, que cuenten con una densidad orgánica y generen nuevos servicios y nuevos modelos económicos. Así como también se pretende salir de esas zonas comerciales inhumanas y traducirlas en nuevas zonas de vida, en las que se mezcle la vivienda, el trabajo, los lugares deportivos, lugares de cultura, lugares de educación, el espacio público y la vegetación. 

“Hoy en día estamos viendo cómo el sector privado está atento a ese nivel. Necesitamos mejores lugares para vivir mejor, con más mixtura de categorías sociales y categorías funcionales. Necesitamos implicar al sector privado en esta hoja de ruta para definitivamente cambiar la página del monofuncionalismo, de la zonificación y la segregación urbana, a una nueva página que estamos escribiendo del policentrismo servicial y multifuncional de las ciudades; con lo que podremos generar unas nuevas proximidades para que la calidad de vida sea escoger a donde quiero ir, salir de la movilidad obligada e ir hacia la movilidad escogida; y estar, así, en la ruta hacia el 2030 con respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, concluyó el académico franco colombiano.

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Fernanda Hernández

Reportera y redactora en Centro Urbano. Soy egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM). Me interesa la cultura, el urbanismo y la arquitectura. Amante del mundo digital, el cine, la música, la lectura y la escritura.


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