La brecha de desigualdad marcada por el grado de inclusión financiera y digital pone la vivienda muy cerca o muy lejos de un clic
Por Horacio Urbano*
Las décadas recientes han hecho evidentes dos cosas; la primera, el innegable beneficio que ha representado para millones de personas el tener acceso a servicios financieros; la segunda, lo que significa el que ya mordiendo la tercera década del Siglo XXI, un número aún mayor sigan estando marginadas de los mismos.
La inmensa paradoja de tener o no acceso pleno a todo tipo de bienes y servicios, y con ellos, a más y mejores oportunidades de desarrollo.
Inmensa paradoja que abre una brecha inmensa de desigualdad de altísimo costo social, que se ha agravado aún más durante la pandemia como consecuencia, por un lado, de la crisis económica provocada por la misma, y, por el otro, de otra brecha igual de grande; la digital, esa que separa a quienes tienen acceso a la tecnología y la internet, de quienes no lo tienen.
Visibilizando la inclusión financiera y digital
No es tema menor vivir en tiempos en muchos se van quedando cada vez más atrás, en desesperante contraste con quienes tenemos privilegios enormes, entre los que hay que destacar los grados de inclusión financiera y digital.
Han sido décadas señalando la gravedad de la falta de inclusión financiera y comentarla traducida en la falta de sucursales o cajeros electrónicos que ya nunca llegaron, y que hoy se convierten en el reto urgente de bancarizar y dar servicios financieros por la vía digital.
Reto urgente que se agudiza mucho más en la medida en que la pandemia nos enfrentó a otra urgencia; la de establecer modelos de trabajo y educación a distancia en sociedades en que el acceso a la internet sigue siendo un lujo.
Tremenda brecha la que separa a quienes podemos comprar todo desde el teléfono móvil y quienes están imposibilitados de hacerlo por ser victimas de la mentada brecha financiera y digital…
Vivienda, tan cerca o tan lejos de un clic
Terrible para millones de familias que desde la inmensa desigualdad de esa brecha ven a sus hijos quedar excluidos, en mayor o menor grado, de la educación a distancia.
Llevando estas reflexiones al ámbito de la vivienda, si ya de por sí era evidente e inmensa la brecha de desigualdad entre quienes son derechohabientes de Infonavit o Fovissste y/o tienen acceso a un crédito bancario, y quienes no lo han sido o tenido, ahora lo es más, en la medida en que estos productos y servicios pueden estar al alcance de un intangible, pero poderoso y definitivo clic.
Es tiempo de pensar en la vivienda y los enormes retos de la inclusión financiera y digital relacionados con la misma.
Una brecha insostenible
Urge repensar los caminos de la bancarización mucho más allá de las ya muy limitadas sucursales, y entenderlos transitando los caminos de la tecnología.
¿Difícil? Mucho, pensar en crear instrumentos financieros adecuados y suficientes para quienes han estado excluidos del sistema financiero es un reto inmenso, que ahora debe asumirse en ineludible mancuerna con el acceso a todas las inmensas oportunidades que ofrece la tecnología.
Toca al gobierno tomar esto como prioridad y tener la capacidad de generar soluciones que pongan en sintonía capacidades públicas y privadas.
El reto es inmenso… De primer orden… E ineludible…
Porque negarlo implica acelerar el incremento, muy posiblemente a niveles ya irreversibles, de una brecha de desigualdad que ya es evidentemente inaceptable, inmoral e insostenible.
Horacio Urbano
*Presidente de Centro Urbano