Por Marcos Duarte*
Esta pregunta ha prevalecido por años y ha generado debates sobre si significan lo mismo. En definitiva, no son lo mismo, pero sí están interrelacionados, y por ende, son conceptos con los que los profesionales que intervenimos en el sector inmobiliario debemos interactuar.
Empezaremos por comentar que el precio de un bien inmueble es aquella cantidad monetaria que un vendedor solicita por un inmueble (generalmente integrada por los costos más la utilidad pretendida) y que un comprador está dispuesto a pagar por dicho inmueble, es decir, es la cantidad pactada entre vendedor y comprador de acuerdo con las circunstancias particulares y beneficios de cada uno.
El valor va enfocado a un análisis imparcial del bien, ajustado por las variables particulares del mismo, el entorno de éste y el mercado inmobiliario existente para este tipo de inmuebles. Este análisis se refleja mediante la elaboración de un avalúo realizado por profesionales de la valuación, entre ellos las Unidades de Valuación como: Tasvalúo, que cuenta con personal altamente capacitado para su realización; el valor que más comúnmente se estima en los avalúos para inmuebles es el valor comercial.
Valor Comercial: Es el estimado del precio más probable en que se podría comercializar un bien, en las circunstancias prevalecientes a la fecha del avalúo, en plazo razonable de exposición, en una transacción llevada a cabo entre un oferente y un demandante libres de presiones, bien informados y como resultado de ponderar los valores analizados en el avalúo1.
Con base a lo anterior podemos ver que el precio puede variar de acuerdo con las condiciones particulares, beneficios y necesidades de comprador y vendedor, el mismo puede fluctuar sin que el valor de la propiedad cambie, ya que este último, proviene de un análisis de las características del bien y su mercado, sin influencias de comprador y vendedor, por ejemplo, alguien puede fijar un precio sin conocer el máximo potencial del inmueble y por ende “malbaratarlo” dejando el beneficio al comprador, que puede incluso comercializarlo rápidamente a un mayor precio si conoce el máximo potencial del bien, u otro caso, en donde el inmueble cuenta con un proyecto o sobrecostos que el mercado no reconoce y por ende compliquen un posterior desplazamiento del mismo, generando “dolores de cabeza” al comprador pero un “gran alivio” al vendedor al recuperar su inversión.
Ahora bien, dada la época que estamos viviendo actualmente con la contingencia del Covid-19, es muy importante que tanto vendedores como compradores tengan una referencia más sólida del valor de los inmuebles ya que, por la incertidumbre creada y la desaceleración en el desplazamiento de estos, se pueden tomar decisiones precipitadas para vender o comprar.
El que las circunstancias actuales prevean un impacto en el sector inmobiliario, no significa que no debe de hacerse un análisis cuidadoso del mercado y observar el comportamiento de los precios de oferta de los inmuebles (que no necesariamente son el precio final o valor del bien, sino una estrategia de venta) con la finalidad de estimar mediante un avalúo, un valor acorde a la situación actual y las expectativas del corto/mediano plazo en el sector, mediante el apoyo de profesionales en la valuación los usuarios (compradores y vendedores) pueden tener mayores elementos que les permitan tomar una decisión más soportada y analizada en el actual entorno cambiante del sector inmobiliario.
En conclusión, precio y valor son dos palabras que convivirán por siempre, no pueden desligarse una de la otra, el precio representa la condiciones y beneficios particulares de vendedor y comprador, y el valor representa una opinión imparcial del probable precio de una inmueble con base en sus características y mercado, recordemos una cosa: El precio de los inmuebles no necesariamente representan su valor.
Marco Duarte
Director Divisional Occidente de Tasvalúo
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