Por Jaume Molet Pérez.
En un país como México con más de 120 millones de habitantes, la vivienda es una necesidad constante para todos los sectores de la población.
La demanda existe y existe también la oferta sin embargo la forma en que se mueve su mercado no es tan dinámica como pudiera ser y esto se debe en mucho a los incrementos en los costos, así como a las contracciones que la colocación de créditos puede llegar a experimentar a raíz de ciertos factores externos como la inflación y el aumento en los precios de la construcción.
El Monitor Inmobiliario de Realty World reportó que entre enero y octubre de 2017 las ventas de vivienda nueva cayeron en casi todo el país y que sólo ciertos mercados reportaron buenos números durante la mayor parte del año pasado: Ciudad de México, Aguascalientes y Tamaulipas destacan, aunque Quintana Roo y Yucatán resaltan por lo prometedores que van configurándose.
El mismo reporte coloca a San Luis Potosí, Nuevo León, Tlaxcala, Sonora y Morelos como mercados en problemas.
Entre 2016 y 2017 no sólo hubo una desaceleración en la colocación de vivienda nueva, también en los tiempos en que se cierra una transacción de compra-venta, de acuerdo a la CONAVI este período de tiempo ha pasado de 120 días promedio a cerca de 150.
Una nueva particularidad más: la predilección por comprar vivienda nueva está siendo reemplazada a medida que la vivienda usada gana terreno, para muestra el botón de los créditos hipotecarios otorgados en 2016 y 2017. En 2016, 70% fueron destinados a la compra de vivienda nueva y 30% a adquirir vivienda usada, en 2017 el porcentaje se repartió así: 55% nueva, 45% usada.
La explicación de este viraje a la vivienda usada se encuentra en los incrementos a los precios, particularmente a los precios de la vivienda nueva y a que la colocación de créditos es mucho mayor en el segmento de vivienda usada.
El INFONAVIT ha reportado que los créditos para la vivienda usada crecieron poco más del 16%, la dependencia federal ha divulgado que concentra el 70% de los créditos otorgados para adquirir vivienda usada, por su parte, la banca comercial reporta un incremento superior al 40% en hipotecas para vivienda usada.
¿Qué esperar en 2018?
En un clima marcado por la renegociación del Tratado para el Libre Comercio de América del Norte y la llegada de un nuevo gobierno, las proyecciones de especialistas del sector permiten tener expectativas positivas en la venta de vivienda durante 2018 aunque el incremento de los precios continuará, la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) ha estimado 7%, mientras se prevé un 2% de contracción en el volumen de ventas.
A dos meses de iniciado el año, de acuerdo a Lamudi los mercados de CDMX, Puebla, Querétaro, Nuevo León y Estado de México se mantienen a la cabeza en cuanto a oferta, apareciendo Guerrero y Morelos como mercados que también reportan buenos números de vivienda en venta.
El año se dibuja lleno de retos pues al inaugurarse el nuevo gobierno las preguntas en torno al tipo de política de vivienda que se llevará provocarán mayor precaución y cuidado en la demanda.
Por supuesto, en un país como México la demanda para adquirir vivienda no dejará de existir, pero se deben adoptar políticas adecuadas para seguir empujando el crecimiento sin que esto dificulte el acceso a la vivienda de los grupos marginados o con menos poder adquisitivo.
Jaume Molet Pérez
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Jaume Molet Pérez es egresado de la Universidad Politécnica de Cataluña obteniendo el título de Ingeniero industrial. Por más de 10 años, Jaume ha sido consultor de estrategia y operaciones en grandes firmas de nivel internacional como AT Kearney, desarrollando estrategias de negocio para las firmas en Alemania, Reino Unido, Arabia Saudita y México, en el mercado Latinoamericano. Actualmente Jaume es Director General para Lamudi México.