Estudio destaca las ventajas de esta modalidad de tener vivienda como complemento a la compra
Principalmente en las grandes ciudades de América Latina y el Caribe, cerca del 40 por ciento de la vivienda es alquilada; algo que caracteriza a la estructura espacial de las ciudades en estas zonas es el hecho de que al centro de las urbes, al concentrar los elementos de infraestructura y vivienda formal, las personas de altos ingresos son quienes pueden acceder a estos inmuebles.
Este análisis se resalta en el libro “Se busca vivienda en alquiler. Opciones de política en América Latina y el Caribe”, de Andrés G. Blanco, Vicente Fretes y Andrés F. Muñoz, producido por el Banco Interamericano de Desarrollo, de donde se rescata que en el caso de México la oferta de vivienda superó a la demanda producto del exceso en el otorgamiento de créditos por instituciones públicas.
Se menciona que tan solo en 2009 el número de créditos fue de 900 mil, la mayoría para compra de vivienda nueva y la formación de hogares fue de 600 mil, por lo que buena parte de las viviendas son de mala calidad y ubicadas en las afueras de las ciudades, en consecuencia, cerca de la cuarta parte de los inmuebles están desocupados.
Al menos una vez en la vida de toda persona, será inquilino, ya sea por decisión o necesidad, algunos prefieren la opción de rentar porque no están preparados para comprometerse con pagos a largo plazo, son jóvenes, estudiantes o aquellos que por necesidad laboral cambian de residencia.
También se resalta que en las áreas centrales hay una mayor densidad en las construcciones porque el suelo tiene un mayor costo y se construye de manera vertical, esto se ha asociado con una mejor integración social, menor uso del automóvil y consumo de energía más eficiente.
En la publicación se menciona que el “mercado de alquiler puede ser un instrumento clave de la política de vivienda en América Latina y el Caribe. Esto en la medida en que constituye una alternativa válida de vivienda social con mayor potencial de sostenibilidad fiscal, una opción flexible para responder a las preferencias de ciertos sectores de la demanda, y una oportunidad para ofrecer mejores localizaciones y desincentivar el desarrollo periférico de baja densidad”.