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¿Qué debemos esperar del 2023?

Perspectivas 2023 | En la opinión de | Opinión |

Por Víctor Requejo.* 

Para empezar, envío una felicitación a nuestros queridos amigos y amigas del Sector Vivienda, deseándoles toda clase de éxitos en este año 2023.

Nuestro gran amigo Don Horacio Urbano me pidió una colaboración sobre las Perspectivas 2023. Aún cuando Horacio no especifica qué tipo de perspectivas, imagino que son las de la vivienda, que es nuestro tema, sin embargo comenzaré por tratar otro tipo de perspectivas.

Para empezar, diré que empezamos el año con pie derecho, cuando menos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en donde se designó Presidenta a la ministra Norma Leticia Piña Hernández, Magistrada de carrera, con más de 35 años en el Poder Judicial, quien prometió que este Poder se mantendría independiente de los demás Poderes de la Federación.

Así que ahí comenzamos bien, por los temores que se tenían de que ese sector también fuera controlado por el Ejecutivo, disminuyendo aún más el espacio de nuestra democracia.

En el sector financiero las noticias tampoco pintan mal. Si bien se espera que las tasas de interés continúen subiendo, las opiniones de quienes saben son en el sentido de que los aumentos serán menores y quizá no tan frecuentes, esperando que tasas e inflación comiencen a disminuir a mediados de año, de tal manera que tendremos un ambiente financiero más manejable y más predecible que el del pasado año.

El crecimiento de la economía en 2022 fue superior al 3% respecto al de 2021, pero aún así apenas se llegó al valor del PIB de 2018, así que el valor total de bienes y servicios no creció en los últimos tres años, disminuyendo por tanto el PIB individual porque ahora es mayor la población que tres años antes.

El PIB que se espera para 2023 fluctuará entre el 1% y el 1.5%, según a quien se le pregunte. Las perspectivas del Gobierno son más optimistas y hace bien en serlo, ya que de lo contrario sus opiniones, si fueran negativas, causarían un efecto depresivo en todos los sectores.

El crecimiento se espera menor este año como efecto de la depresión que se prevé para la Unión Americana, aún cuando es una depresión que se viene anunciando desde hace un año y los hechos no la confirman, porque el consumidor sigue gastando los ahorros que logró cuando su Gobierno se vió generoso durante la pandemia y repartió subsidios a diestra y siniestra. Esos ahorros terminarán quizá a mitad de año ocasionando que disminuya el gasto interno y de paso bajen las remesas que nuestros paisanos enviaron a México en 2022 para alivio de nuestras finanzas públicas, para el apoyo de quienes las recibieron y el fortalecimiento del consumo interno. Su disminución indudablemente nos afectará.

El crecimiento de la economía ha beneficiado la clase media en particular, de tal manera que la vivienda con valores entre 700,000 y 3 millones ha estado en auge y no parece que este año disminuya, cuando menos en las zonas en donde están las fábricas que se dedican a la exportación y las zonas de la producción agropecuaria que se exporta. Tal parece que seguiremos siendo el país que más vende productos y servicios a EUA, por delante de Canadá y de China.

2023 puede ser el año del nearshering, que son las industrias que se establecen por su cercanía con el mercado americano, y a las que se augura un gran futuro, mejor si las condiciones de energía eléctrica, gas y seguridad jurídica fueran las adecuadas para que estas empresas se establecieran con mayor rapidez y a menores costos. El traslado de las empresas americanas de China a otros países ha favorecido a Japón, Vietnam, Corea, y en América Latina a Perú y Colombia, entre otros cuando por cercanía debieran favorecer en mayor medida a México.

Pero nos hace falta visión, tanto al Gobierno como a la iniciativa privada para aprovechar la oportunidad que los problemas geopolíticos mundiales nos ponen en charola de plata. Comenzando porque hacen falta cientos de parques industriales y todo lo que ello trae consigo.

2023 verá crecer la inversión pública y privada, aquella para terminar las obras en cuya construcción el régimen está empeñado y ésta para aprovechar el crecimiento del mercado interno. Se espera que el Gobierno comenzará a incrementar el gasto en preparación de las elecciones del 2024 y terminará obras que tienen años de estar en construcción, como la vía Toluca-México; igual comenzará un programa ya anunciado (esperamos que cumpla) de reparación de carreteras y otras obras de infraestructura como las necesarias para la generación de energía hidroeléctrica. Todo esto en beneficio de la economía.

El programa de construcción de vivienda de interés social deberá ser atendido. Este es un tema al que los organismos de vivienda han dado la vuelta porque el jefe de jefes no ve con buenos ojos este problema. El lema de campaña de que “Para bien de todos primero los pobres“, debió agregar menos en vivienda, porque cuando menos la construcción en casas nuevas para trabajadores no se ha atendido con la intensidad que el tema requiere. Salvo en lo que se refiere a mejoras de vivienda, pero este es un programa que si bien beneficia el modo de vida de quienes tienen casa, no dota de las necesarias a las nuevas familias, de las que al menos se necesitarían medio millón al año, dado el crecimiento de las nuevas parejas. El abandono de esta vivienda ha producido un incremento en el hacinamiento de la gente pobre y un aumento de la construcción precaria, con pocos servicios y más cara, en perjuicio por supuesto de los más necesitados.

El problema es de tal magnitud que el Gobierno de los tres sectores no puede resolverlo, necesita, como en todo lo relacionado con la economía, la salud y la educación, del concurso  de la iniciativa privada, cuya participación no puede verse solo desde el punto de vista del negocio, sino también del beneficio social que como habitantes de este país, debemos atender en favor de nosotros mismos, de la paz social y del desarrollo más dinámico que lograríamos con la cooperación de todos o de casi todos.

2023 será un año de grandes oportunidades que, si le ponemos inteligencia, sentido común, decisión, valentía y mucho trabajo, lograremos hacer de él el mejor de los últimos 5 de este sexenio.

*Víctor Manuel Requejo
Presidente del Consejo de Administración de Banco Inmobiliario Mexicano (BIM)

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