Somos nosotros, la gente, quienes debemos evitar los riesgos de los inmensos costos de la ignorancia y la soberbia de un mal alcalde
Por Horacio Urbano*
Los relevos en dirección son inevitables y en algunos casos necesarios y deseables.
Pasa en empresas de todo tipo. Pasa en equipos deportivos. Pasa en organizaciones de la sociedad civil y pasa, por qué no habría de ser así, en los gobiernos y sus instituciones.
Pero hay dos factores fundamentales que hacen diferentes los cambios de dirección del ámbito social o privado, con los que se dan en los gobiernos, y son que en estos últimos la verdadera esencia del relevo generalmente es política y que para hacerlo, la preparación de quienes llegan no es lo más importante.
Dos factores fundamentales y terribles. Porque cuando una empresa necesita hacer cambios en su dirección, la decisión es esencialmente técnica y privilegiando las capacidades y experiencia de quienes habrán de ocupar esas posiciones, siempre eligiendo al mejor hombre o mujer disponible, lo que no sucede, por ejemplo, en los gobiernos municipales.
Ignorancia y soberbia
Y es que en los gobiernos generalmente llegan políticos con más compromisos con sus partidos, que con sus gobernados…
Con más aspiraciones y “proyectos políticos” propios, con más ambición pues, que convicción de dejar sus municipios mejor que como los encontraron.
Y este tema duele y afecta las posibilidades de desarrollo de esas regiones que terminan siendo gobernadas por gente que no solo no está preparada para hacerlo, sino que, lo que es aún mucho peor, tiene como verdadera prioridad una agenda política personal o de facción.
Es aquí cuando se terminan pagando los inmensos costos de la ignorancia y la soberbia.
Porque aguas, que si ya de por sí la falta de capacidad es un muy pesado lastre, lo es aún más cuando a esa ignorancia llega acompañada de la infaltable soberbia que siempre sobra a un ignorante.
De lo global a lo local
Dos cosas.
La primera es que esto que señalo en cuanto a presidentes municipales no es diferente en cualquier otro espacio de la administración pública.
La segunda es que en la administración pública también hay notables excepciones a lo que comento y sería una exageración decir que es imposible encontrar servidores públicos de excelencia.
Pero volviendo a lo local, lo malo es que al hablar de los grandes temas nacionales se nos olvida que todo se termina definiendo en la cercanía.
Se nos olvida que la gente se juega el día a día con base en lo que hagan sus gobiernos locales y que para tener verdaderas posibilidades de desarrollo hay que empezar por crear fortalezas desde los ámbitos urbano y municipal.
Sería bueno pensar que los partidos políticos eligen sus candidatos a alcaldes con base en su experiencia y capacidades, y sobre propuestas muy concretas que garanticen que tienen una visión de largo plazo de lo que se debe hacer en los municipios que pretenden gobernar .
La importancia de los alcaldes
Y sería aún mejor confiar en que nosotros, la gente, seamos muy exigentes y no aceptemos candidatos chatarra, y llegado el momento seamos capaces de elegir al mejor sobre la base de sus proyectos de gobierno y no de sus promesas de campaña o los meros colores de su partido.
Porque tenemos que ser nosotros, la gente, quienes acabemos con ese círculo vicioso de tener pocas y no siempre buenas opciones en las boletas y nos vemos obligados a elegir al menos peor o al azar, y nos evitemos los riesgos de los inmensos costos de la ignorancia y la soberbia de un mal alcalde.
Y esto es fundamental en todas las regiones del país, lo mismo en aquellas comunidades alejadas, que en esos municipios que se conurban para formar inmensas manchas urbanas.
Futuros Urbanos
Porque más vale que nos quede claro que si el reto urbano es monumental, porque supone temas vitales como seguridad, movilidad, vivienda, desarrollo inmobiliario, sustentabilidad y competitividad, todo ello queda en manos de los gobiernos municipales.
Y hoy la realidad es que nuestras ciudades padecen problemas enormes provocados precisamente por la falta de capacidad de muchos de esos gobiernos municipales y de sus órganos legislativos, que, hay que decir, también reflejan esa falta de falta de capacidad y abundancia de soberbia mencionadas.
Habría que entender que las ciudades son el futuro… Pero eso va a pasar irremediablemente, nomas porque el tiempo es cabrón, lo mismo si ese futuro es positivo, que negativo, y el verdadero reto es romper inercias y dar un giro en favor de lo que tendrían que ser gobiernos municipales de excelencia, con capacidad de construir Futuros Urbanos deseables y planeados.
El papel de la ciudadanía
Futuros urbanos en que existan condiciones para alinear capacidades públicas y privadas en perfecta sintonía, para generar mejores calidades de vida y mayores oportunidades de todo tipo.
Qué tal pensar en utopías urbanas que nos lleven a trabajar para generar ciudades más eficientes, justas, competitivas y sustentables.
Ciudades bien planeadas con políticas de vivienda que permitan atender en forma adecuada, suficiente y oportuna a todos los grupos de población.
Utopías urbanas que tendrían que empezar con gobiernos de excelencia elegidos por una ciudadanía preparada, exigente y con la mirada puesta en el futuro.
