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El cobro por el agua

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Por Carmen Contreras*

A partir de la publicación del Aviso para dar a conocer un aumento del 35% sobre el consumo doméstico mayor a 60,000 litros de agua en 165 colonias de la Ciudad de México durante los 2 primeros bimestres del año (GOCDMX 19-01-2022), cabe hacernos las preguntas: ¿cómo ayuda a garantizar el derecho al agua un planteamiento de cobros diferenciados por unidades territoriales además del que se fija por consumo en el Código Fiscal? ¿Cuáles fueron los aspectos políticos, técnicos y administrativos que deberían tomarse en cuenta para definir un listado de colonias?

Ayudaría a la aceptación de una medida como esta poder conocer la manera en la que el aumento establecido contribuye a garantizar el agua como derecho, principalmente a las personas que viven en zonas con más dificultades logísticas y operativas para su distribución.

Sobre la carga política en la distribución del agua, uno de los problemas principales es el control corporativo a partir del suministro en pipas. Recordemos que el abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México se realiza a través de la explotación de cuencas lejanas, acuíferos subterráneos y escasamente por recuperación de agua de lluvia. En el caso de las zonas con una distribución limitada por el funcionamiento de los acueductos periféricos, la necesidad del agua refuerza los controles políticos informales.

Por ejemplo, el oriente de la CDMX no cuenta con fuentes permanentes de agua  por la urbanización de la sierra sur-oriente. Depende principalmente de la extracción de pozos sin registros y mecanismos para contabilizar el consumo. La comercialización del agua se da a través de pipas y  poceros al margen de la CONAGUA y los sistemas locales en la Ciudad de México y el Estado de México. Por otra parte, el abasto por pipas además de otorgarle poder a los agentes privados que monopolizan el agua, reproduce alianzas informales con las autoridades en alcaldías y municipios con una red de distribución deficiente. Urge medir el consumo por unidad territorial a través de estas redes informales.

En la dimensión técnica cada vez es mas difícil contar con nuevas fuentes de abastecimiento locales, por lo que se sigue recurriendo a fuentes lejanas y pozos. El agua extraída de pozos profundos representa 0.5407 m3/seg. El sistema Lerma contribuye a la Ciudad de México con 0.1368 m3/seg, el Cutzamala con 0.2932 y las aguas en superficie de ríos y manantiales aportan solo  0.0293 m3/seg en lo que antiguamente fuera una ciudad lacustre. Entre más profunda sea la extracción y más lejanas las fuentes de abastecimiento, es mas costosa el agua, menor su calidad y mayores exigencias para su tratamiento y distribución.

Los cobros designados por unidad territorial deberían contemplar un pago diferenciado por el simple hecho de estar conectados a la red de suministro, además del consumo. Paralelamente, un sistema de información eficiente podría identificar los consumos de acuerdo a su uso social: habitacional, comercial, industrial, ambiental y de servicios para definir un sistema de incentivos fiscales por uso eficiente para quienes proveen servicios esenciales y de cuidados.  Por supuesto, la identificación de los contribuyentes morosos es fundamental, pero no solo en una actitud punitiva, sino en el análisis de las causas de la escasa recaudación.

La dimensión técnica para definir cobros diferenciados en el territorio se asocia a las inversiones en infraestructura hidráulica y a la salud del aparato burocrático que gestiona el agua. Sabemos por el propio SACMEX que dicha infraestructura es obsoleta, que hay un 42% del agua potable que se pierde por fugas y que el agua no contabilizada está en 430 puntos “ciegos” donde el sistema no tiene dispositivos de medición. ⁻El 26% de los capitalinos no recibe cantidad suficiente y hay un 15% que no cuenta con un servicio diario de agua. Entonces, ¿qué colonias consumen más de 60 mil litros? No es sencillo saberlo.

Lo que sí sabemos es que hay 1.8 millones de habitantes con tandeo y que no solo están en las alcaldías Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco y Azcapotzalco. La baja presión para distribuir el agua afecta a las alcaldías Cuauhtémoc, Benito Juárez, Iztacalco y Venustiano Carranza en las cuales hay un fuerte desarrollo inmobiliario.

La corresponsabilidad con el gobierno de garantizar la distribución del agua a través del pago de contribuciones debe ir acompañada de transparencia en las inversiones y de una planeación coordinada que contemple las cargas y beneficios del desarrollo urbano para definir quiénes pueden pagar más, quiénes deben tener tarifas por consumo y quiénes pueden obtener beneficios por un uso responsable del agua. De otra forma las medidas poco claras generan rechazo, se sospecha de un sesgo político en ellas y se acepta como normal la distribución del agua como un mecanismo de control.

El cobro por el agua - Imagen 1 20

Texto y fotografía: Carmen Contreras*

*Directora de Perspectivas de IG y Consultora en Desarrollo Urbano con Perspectiva de Género

@Utopia_Urbana

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