Por Jaume Molet Pérez.
Juntos, los sectores inmobiliario y turístico aportan poco más del 23% del PIB nacional. Siendo dos de los sectores que más dinamismo y competitividad inyectan al país, ambos sectores poseen dos futuros sumamente prometedores y en muchos sentidos, complementarios.
Rico y diverso, con atractivos turísticos en ciudades coloniales, en áreas naturales protegidas, en cosmopolitas ciudades lo mismo que en bellas y paradisíacas playas, en sus Pueblos Mágicos, México es el octavo destino más visitado por turistas internacionales a nivel mundial.
Se estima que en 2017 el número de viajeros a lo largo y ancho del territorio nacional se incrementó 5%, pasando de más de 85 mil viajeros a casi 90 mil, de esta cantidad, 55% son viajeros nacionales, es decir casi 50 mil habitantes de México viajaron al menos una vez en el año fuera de su ciudad de residencia.
Las líneas que conectan a los sectores inmobiliario y turístico son muchas, más allá del desarrollo inmobiliario hotelero, el cual por cierto no es poca cosa, pues de acuerdo con la consultora JLL hacia el 2025 el país tendrá más de 533 mil habitantes de hotel, de estas, la firma proyecta el 70% estará enfocada en el turismo de negocios.
Y es que justamente la ramificación del turismo en México, que ha madurado y se ha desarrollado con distintos enfoques, ha permitido que las sinergias entre ambos sectores crezcan y se vuelvan más fuertes.
Un ejemplo claro es lo que está sucediendo en el Bajío Mexicano cuyo fuerte crecimiento industrial ha propiciado un boom inmobiliario sin precedentes, boom que se dispara por la presencia cada vez mayor de trasnacionales pero también por la calidad de vida y dinámica urbana que se ofrece en las ciudades que integran esta región del país, así, sus bellas ciudades coloniales, ya posicionadas como sitios ideales para vacacionar, son los flamantes hogares de nuevos habitantes que llegan atraídos por la oferta laboral que existe en la región.
Estas ciudades se vuelven puntos de reunión, centros de negocios y, por tanto, el desarrollo inmobiliario hotelero y habitacional empuja a los sectores a combinar fuerzas y crear lo que el mercado demanda.
Multihousing, hoteles de estancia prolongada, usos mixtos que comparten torres residenciales con hoteles destinados al turismo de negocio son parte de los resultados que van apareciendo y mutando la forma en que el turismo se realiza en México, también, la forma en que se desarrollan las ciudades.
Y es que, para nosotros en Lamudi, el desarrollo inmobiliario de una ciudad debe ser integral y responder a las necesidades de las dinámicas urbanas, de sus habitantes y sus empresas, eso, es lo que coloca a las ciudades en la competencia por atraer inversionistas, por atraer nuevas empresas.
Recientemente se anuncio que Cancún, el destino más visitado en México por turismo internacional será, el hogar del proyecto Novo Cancún, una propuesta inmobiliaria sin precedentes en México pues se buscará desarrollar cinco torres residenciales de lujo que incluyan servicios de hotelería.
El proyecto posiciona a ambos sectores como propositivos y muestra que el cielo es el límite al momento de crear sinergias positivas que contribuyan de manera responsable al crecimiento de las regiones, esperemos que en los próximos meses y años las metas por hacer crecer a ambos sectores se consoliden siguiendo una ruta consciente, que abogue por un desarrollo sustentable que privilegie el equilibrio y cuidado de las áreas naturales de este bello país y no solamente busque crecer en números sin medir el impacto y huellas que se dejen a futuro.
Jaume Molet Pérez es egresado de la Universidad Politécnica de Cataluña obteniendo el título de Ingeniero industrial. Por más de 10 años, Jaume ha sido consultor de estrategia y operaciones en grandes firmas de nivel internacional como AT Kearney, desarrollando estrategias de negocio para las firmas en Alemania, Reino Unido, Arabia Saudita y México, en el mercado Latinoamericano. Actualmente Jaume es Director General para Lamudi México.
