La historia comienza en 1952 cuando el expresidente, Miguel Alemán Valdés, decidió construir un lugar donde se realizarán eventos ecuestres, donde había caballos, camerinos y se realizaban actividades como la equitación.
Posteriormente Adolfo Ruiz Cortines se encargó de modificar la construcción y de cambiar su rutina por un auditorio municipal, la cual concluyó en 1955.
Al transcurrir algunos años obtuvo el nombre de Auditorio Nacional, un lugar que se utilizó para los Juegos Olímpicos de 1968 y diferentes eventos importantes que permitieron su reconocimiento a nivel mundial.
En ese momento, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Departamento del Distrito Federal establecieron un convenio de cooperación para remodelarlo, una vez terminada la obra en 1991 abrió sus puertas para conciertos y espectáculos en México.
Actualmente el auditorio es un espacio para todas las personas, pues el arte, la cultura y el centro de espectáculos se hacen presentes a cada momento.
El Auditorio Nacional cuenta con el Lunario donde se encuentra el foro Lobby un espacio donde se realizan eventos de relevancia, como la entrega del Premio Hombres y Mujeres de la Casa que se llevó a cabo en este sitio en el año 2015.