Por Fundación Hogares
Los entornos urbanos que funcionan como entes vivientes e interactuantes están expuestos al deterioro con el tiempo, pero sus efectos se ven directamente reflejados en quienes lo habitan.
Con la secuelas de la mala planeación y sus efectos, dan como resultado los fenómenos sociales disgregados y generan que el espacio público olvide su funcionalidad, pierda movilidad, genere retroceso y pierda el fin para el que fue construido.
Lo importante es que las ciudades trascienden a sus diseñadores, desarrolladores, habitantes y hasta invasores, ya que la nobleza de las construcciones y el espacio, te da la oportunidad de REGENERARLAS y seguir dando oportunidad a VIVIRLAS en diferente tiempo con diferentes circunstancias.
Es por esto que Fundación Hogares desarrolló el Programa de Organización Social Hogares POSH con una metodología y acciones concretas, en las que pueden intervenir urbes que requieran renovación, mejoramiento o rehabilitación.
Con el concepto de regeneración urbana consiste en una serie de procesos y factores que van desde los económico, hasta lo ecológico aunado a la participación ciudadana otorgando la responsabilidad de cuidar su patrimonio y entorno, se otorga la opción de REGRESAR la calidad de vida de las zonas intervenidas.
La calidad de vida no puede desligarse del lugar donde se habita , existe una responsabilidad de cuidar nuestras casas, colonias, parques o ciudades.
Con esta metodología la combinación de la regeneración urbana y la participación ciudadana contribuye a lograr objetivos de desarrollo sustentable, porque promueve el tejido social, estimula la economía y reduce efectos negativos, entendiendo la trascendencia de la relación vida-espacio.
El proyecto para el parque del Kínder fue premiado en el concurso de diseño urbano-arquitectónico conceptual para los proyectos urbanos estratégicos del plan vecinal del Conjunto Habitacional “Valle de Puebla” en Mexicali, Baja California.
La propuesta consolida la huella de los habitantes y lo materializa en una estrategia de entrelazamiento dinámico entre espacios de diferente escala y condición, dibujando geometrías cerradas que funcionan a su vez como andadores o trotapistas. Estos anillos contienen estructuras de juego y mobiliario que activan el programa del barrio, fomentando las condiciones necesarias para generar nuevas relaciones sociales.
Todos los elementos, las tiras de bancas y los dispositivos de juego (cancha deportiva, graderío y pérgola, pirámide escalable con toboganes, juegos de cubos, laberinto de buganvillas, ruedo multiusos para niños) participan del intenso color de la solución, contrastando con el entorno degradado y aportando la jerarquía necesaria para potenciar la actividad pública en este espacio de la periferia de la ciudad que contaba con baja intensidad de uso, renovando su identidad y abriéndola al disfrute en común de sus habitantes.
La única forma de preservar un espacio arquitectónico o urbano es generar un sentido de pertenencia; y qué mejor forma que integrarlos en el proceso de diseño, mediante distintos métodos y actividades que permitan crear un vinculo desde el diseño hasta la ejecución de la obra, así como la vida útil de las edificaciones o espacios públicos es a esto lo que se llama ‘Urbanismo Participativo‘