Por Teresa Peña Gaspar*
A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), las operaciones de comercio exterior y las exportaciones desde México hacia su principal socio comercial los Estados Unidos de Norte América subieron exponencialmente, por primera vez en veinte años nuestro país se colocó como el principal exportador hacia ese vecino país, sin embargo, en los últimos años hemos escuchado cotidianamente la oportunidad que significa para nuestro país el “Nearshoring” entendiendo a éste como un modelo de negocios en el que las empresas aprovechan las ventajas logísticas de la ubicación y posterior al efecto que generó la gran expansión del Offshoring y Reshoring en Asia, hoy nuestro país tiene un potencial de relocalización que ya está en operación y que seguramente veremos en crecimiento en los siguientes años, sin embargo, debemos estar conscientes de que esta gran oportunidad que nos brinda la ubicación geográfica privilegiada y el ecommerce tiene entre otros un riesgo legal, de ahí la necesidad de fortalecer en los procesos de adquisición o renta de suelo industrial, la seguridad jurídica patrimonial de estos capitales.
De acuerdo al documento publicado por el INSUS(Instituto Nacional del Suelo Sustentable), entendemos la definición de suelo como: “tierra, territorio superficie considerada en función de sus cualidades productivas, así como de sus posibilidades de uso, explotación o aprovechamiento para dar soportes físicos a los elementos, procesos y actividades de una ciudad…” el suelo por ello representa una materia prima en la instalación de empresas, la necesidad de instalación que ha dado como resultado esta gráfica, es este elemento material que ha generado la construcción de nuevos parques industriales, ya que en compra o renta finalmente lo que se requiere es la excelente ubicación que el mercado vecino demanda.
Ahora bien hablando de seguridad patrimonial en la reubicación de estos parques o plantas industriales a propiedades que ya sea que se construyan o se encuentren construidas y se adapten tenemos el gran reto de eficientar no solo los procesos de adquisición y construcción de las plantas que requieren en este momento del nearshoring, además implica el impulso a estos capitales con procesos de desregulación de permisos de fusión, cambios de uso de suelo y una eficiente planeación urbana que soporte el impacto urbano y ambiental que la expansión por venir representa, el crecimiento de los centros de población, así como la seguridad en los procesos de renta para unos toda la cadena productiva.
Corresponde a los tres ámbitos de Gobierno abrir ventanillas específicas de estos capitales, darle impulso en los registros públicos, catastros, así como en el Registro Agrario Nacional, que hoy requiere una reforma sustancial de fondo y modernización que impulse este crecimiento ya que más del 50% del suelo disponible se encuentra en este registro.
Sin duda estamos en un momento histórico importante en el que la certeza y seguridad jurídica de las inversiones puede ser un detonante o inhibir las inversiones, creo que hemos logrado garantizarlo hasta el más sin embargo ahora debemos agilizarlo, impulsarlo y coordinarlo, desde los diagnósticos de proyección de proyectos de alto impacto, el crecimiento y planeación de las ciudades, brindar asesoría a los inversionistas para lograr la obtención de los seguros de título, así como todo el “due diligence” que implica para una empresa decidir reubicarse o ampliarse o a un parque industrial desarrollarse, no se trata solo de un trámite más. Hoy la seguridad jurídica patrimonial y los procesos anteriores y posteriores a un proceso de cierre de una propiedad en la que se instalen proyectos de nearshoring no puede transitar en el camino que hasta ahora tenemos, dotemos a estos capitales de una super carretera en la que con certeza y seguridad, pero también con agilidad afrontemos este gran reto y llevemos todos los involucrados en estos procesos a esta necesaria y urgente aplicación.
*Dra. Teresa Peña Gaspar
Notaria 138 Del Estado de México