POR SILVIA MEJÍA.
Las ciudades en su inaplazable transformación y crecimiento deben buscar alternativas para mejorar su conectividad, legibilidad y espacialidad en beneficio de quienes las habitamos, de su desarrollo económico y del entorno ambiental. #Vivienda, vialidades, espacio público y servicios son los cuatro componentes que estructuran nuestras urbes. La vivienda construye o destruye, confina o disipa, articula o segrega. La fórmula es sencilla, hacer vivienda para hacer ciudad.
Durante el Foro Internacional de Innovación para la Gobernanza que tuvo lugar en Guadalajara a fines de noviembre, en conferencia, Diane Davis, jefa del Departamento de Diseño y Planeación Urbana de la Escuela de Diseño de Harvard, destacó que el principal factor de la dispersión urbana en América ha sido la vivienda. Por ende la industria es la responsable de la expansión desmedida de las ciudades donde el suelo es barato y donde el mercado es factible.
Somos testigos del caso en Estados Unidos, donde el “urban sprawl” o la dispersión urbana, dio inició al finalizar la Segunda Guerra Mundial motivada por una política de estado que buscó otorgar vivienda a los veteranos de la guerra, situación que detonó el desarrollo de grandes conjuntos habitacionales en todo el país que sumó 11 millones de viviendas nuevas construidas y que iba subsidiado de una política de desarrollo de infraestructura vial (41 mil millas de vías interestatales).
De acuerdo con Davis, también ha existido la creencia que crecer la ciudad equivaldría a crecer la economía. Hoy vemos que los conjuntos habitacionales construidos han segregado a la población y han contribuido a la destrucción del suelo agrícola por mencionar dos de muchas negatividades. Es necesario que la vivienda se utilice como un elemento de orden y que se invierta en ella para generar valor #urbano. La vivienda puede promover la #construcción de nuevos entornos y generar valor a la ciudad, puede ser un detonador para estructurar el espacio y a las sociedades de nuestras ciudades.
Durante los últimos 3 años se han otorgado 1.5 millones de créditos para vivienda nueva. Estas viviendas representan una ocupación hipotética de 6,300 hectáreas que equivalen a la extensión de la Delegación Magdalena Contreras o dos veces la Delegación Cuauhtémoc (si consideramos la superficie de 42 m² por vivienda construida en esquema unifamiliar). La oportunidad de desarrollo de esta superficie ha sido única y la hemos perdido ya que aún no somos testigos de proyectos integradores, detonantes del desarrollo social y económico de alguna ciudad.
La planeación urbana y el factor vivienda necesitaban un cambio de dirección, y esto se anunció hace tres años con la creación de la Sedatu. Seguimos en espera de ver transformaciones que nos hagan pensar que el cambio se está dando. La Conavi deberá promover, además de sus perímetros de contención, el desarrollo de vivienda como elemento articulador de la ciudad. No es buscar suelo para desarrollar vivienda, es construir vivienda que haga ciudad.
SILVIA MEJÍA es Consultora en ONU Habitat México.
@silviamreza