El primer año de esta administración será recordado como un periodo de mucho trabajo político. Un año marcado por la búsqueda de alcanzar los acuerdos necesarios para crear condiciones que permitieran cumplir un ambicioso programa de gobierno.
Fue un año en que la economía no alcanzó a repuntar en lo general, y en lo particular, los números gruesos de la industria de la construcción revelan una caída muy importante de este estratégico sector.
Y sin embargo, pese a que fue un año destinado a consolidar una serie de Reformas de gran calado, y a que es inevitable reconocer que la economía estuvo lejos de tener un buen desempeño, también hay que decir que al final de la jornada el balance no fue tan malo.
Hay que decir, por ejemplo, que Infonavit y Fovissste siguieron siendo unas poderosas maquinas generadoras de créditos para vivienda y de bursatilizaciones de hipotecas, que la Banca registró crecimiento de doble dígito en materia de crédito hipotecario, y que, dejando a un lado a GEO, URBI y HOMEX, el resto de las vivienderas alcanzaron a reportar crecimiento.
Tampoco se puede olvidar que segmentos inmobiliarios ajenos a la vivienda, como turismo, oficinas, centros comerciales o parques industriales, registraron crecimientos muy importantes.
Habría que decir que durante el año se presentaron nuevas políticas públicas para definir lo que vendrá en materia de vivienda y desarrollo urbano, eliminando con esto mucha incertidumbre, aunque quedando en espera de las correspondientes reglas que permitan bajar estas estrategias de gran visión al fundamental nivel de cancha.
Entendámonos… El 2013 no fue tan malo porque en las cifras algo se alcanzó a rescatar, pero sobre todo, porque todos queremos creer que fue un año de crear condiciones para, ahora sí, retomar la ruta del crecimiento con base en un plan de desarrollo ambicioso y con objetivos de alcance transexenal.
Siendo simplistas, habría que decir que para el 2014 habría que esperar que nuevamente se generaran poco más de 1 millón de créditos y subsidios para vivienda en el país, desplazando en el proceso aproximadamente 400,000 nuevas viviendas.
Habría también que esperar que Infonavit y Fovissste mantuvieran activo el mercado secundario de hipotecas y que se fortalecieran muchos de los productos que presentaron este año.
Habría que esperar que los insistentes llamados del gobierno provocaran que la Banca multiplicara montos y productos destinados a financiar la producción de viviendas.
Pero la realidad no parece dispuesta a cumplir estos buenos deseos…
Sin duda el 2014 será un mejor año para la economía porque todos esperamos empezar a ver los frutos de este año de ajustes y Reformas.
En materia de construcción, el repunte dependerá de la oportunidad con que se ejerzan los enormes presupuestos destinados a obra pública, en materia de desarrollo urbano, vivienda y sector inmobiliario, de la rapidez con que las políticas públicas se conviertan en regulaciones locales.
Porque el sector vivienda necesita, incluso más que crédito para financiar su producción, claridad en las reglas y la seguridad de que políticas y regulaciones conviven armónicamente en los tres órdenes de gobierno.
¿Cuál debiera ser entonces el mayor reto para el gobierno federal? Sin duda el de la rapidez…
Porque la recuperación de la economía depende en todos sus rubros de la capacidad de acortar los tiempos en que la política pública se convierte en marco regulatorio vigente y funcional.
El 2014 tendrá que ser una prueba de velocidad para la administración Peña Nieto, en que su desempeño, inevitablemente se tendrá que medir con base en los tiempos requeridos para que lo que alguna vez fue anuncio de nuevas políticas, se convierta en forma clara y definitiva en una nueva realidad.
No es mucho pedir… Claridad en las reglas del juego…
Y bueno; les comento que me tomaré unos días de vacaciones, pero no puedo terminar esta última columna del año sin agradecer el apoyo de nuestro creciente número de lectores y sin desear a todos felices fiestas y un muy feliz y lleno de éxitos 2014. ¡Nos vemos en enero!
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