Especialistas de la UNAM advirtieron que la vivienda ha dejado de ser un bien social para convertirse en activo financiero
En el marco del seminario ‘Ciudad habitable para todas y todos’, la doctora en Urbanismo Eftychia Bournazou Marcou y la maestra en Arquitectura Mariana Borja Rodríguez, especialistas de la Facultad de Arquitectura (FA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincidieron la necesidad de desarrollar políticas de vivienda que impulsen modalidades distintas a la propiedad privada individual.
Vivienda pública en alquiler y retos para modelos alternativos
Bournazou Marcou indicó que un modelo viable sería la vivienda pública en alquiler sin opción de compra, como mecanismo para frenar tanto el mercado inmobiliario como los procesos de gentrificación.
Asimismo, propuso alternativas como las cooperativas que hay en Uruguay y Europa; así como establecer un Sistema Nacional de Vivienda en Renta Social.
Sin embargo, mencionó que estas propuestas implicarían retos. Por ejemplo, para impulsar la propiedad pública del suelo se requeriría una reforma constitucional; las cooperativas de vivienda demandan un marco regulatorio, además sería necesario promover cambios culturales respecto a la propiedad privada y una estrecha colaboración entre la academia y la ciudadanía para plantear este tipo de proposiciones y exigir cambios.
Propiedad colectiva y cooperativas ante la desigualdad urbana
Por su parte, Borja Rodríguez coincidió en explorar nuevas modalidades como la propiedad colectiva y el impulso a cooperativas, a fin de beneficiar más a las personas desfavorecidas.
Aclaró que no hay programas públicos robustos de vivienda pública en renta. Por ejemplo, en la Ciudad de México, alcaldías como Cuauhtémoc y Benito Juárez son las que más tienen en renta, pero un número importante de inquilinos no tiene contrato ni tampoco opinión sobre las mismas.
“En estas zonas tensionadas aumenta más de 20% anual el precio de renta, que se exacerbó a partir del COVID”, dijo.
La especialista añadió que hablar de este rubro en México es hacerlo de desigualdad urbana, pues expresa las brechas económicas y la manera en que el suelo, el crédito y la política pública se articulan con las lógicas del capitalismo y sus reglas.
“La vivienda ha pasado de ser un bien social a un activo financiero. Se trata de ver quién se puede endeudar y se le da crédito; pero aun cuando hay personas que tienen la posibilidad de hacerlo, se les niega porque no puede demostrar solvencia. Existen aquellas que logran pagar por habitar la ciudad central y quienes tienen que irse a las periferias”, expresó.
Alza en la vivienda en renta y expansión de un mercado informal y financiero
En tanto, Luis Alberto Salinas Arreortua, investigador del Instituto de Geografía (IG) de la UNAM, señaló que el mercado de la vivienda en alquiler se está ampliando porque es un negocio rentable, pero con informalidad, pues no hay bases de datos de esos inmuebles, muchos inquilinos carecen de contratos, entre otros aspectos.
Asimismo, expuso que en los últimos años se ha privilegiado la mercantilización, a partir de la vivienda en propiedad, y actualmente la de alquiler se ve como un negocio altamente rentable por el sector inmobiliario.
“Es activo financiero, varias de las inversiones internacionales que hay en distintas ciudades son para que se construya aquella destinada al alquiler, no para la venta”, dijo.
Detalló que también hay normas permisivas o propias de libre circulación de capital que facilitan, por ejemplo, que grandes empresas financieras o fondos de capital operen en el país y participen en plataformas digitales para el arrendamiento.
Incluso, comentó que hay parte del sector privado que capta capital de distintas fuentes con las que compra propiedades o viviendas para el alquiler mediante aplicaciones.
“Están enfocados a población de ingresos medios y altos, regularmente de estadías cortas, lo que los hace más lucrativos”, aseveró.









