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Crisis global de vivienda: un llamado urgente de la ONU

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La ONU indicó que la carencia de vivienda no se resuelve con construir más, pues existen factores que limitan la eficacia de esas construcciones

La crisis habitacional se ha vuelto un tema crítico en la agenda mundial. Recientemente, las Organización de Naciones Unidas (ONU), a través de ONU-Habitat, lanzó un llamado urgente para poner fin a la falta de vivienda adecuada como parte esencial para garantizar el derecho a una vida digna.

Más allá de los números: una crisis humanitaria latente

El informe de ONU-Habitat advierte que más de 3,000 millones de personas habitan una vivienda inadecuada, sin acceso seguro a servicios básicos como agua, saneamiento o energía.

Asimismo, más de 300 millones de personas viven actualmente en situación de calle, mientras que otros miles de millones residen en asentamientos precarios, con altos riesgos sociales y ambientales.

En ese sentido, la ONU advierte que si no se actúa con urgencia, lo que ahora es crisis se transformará en una emergencia humanitaria global.

Las causas son múltiples y entrelazadas: desigualdad creciente, impactos del cambio climático, desplazamientos por conflictos, y la especulación inmobiliaria.

La respuesta de la Asamblea General

El documento titulado ‘Políticas y programas inclusivos para abordar la falta de vivienda’, fue presentado ante la Asamblea General como parte del esfuerzo para cumplir la meta 11.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos, y mejoras de los barrios marginales.

Este informe repasa experiencias de políticas públicas, programas nacionales y locales, así como desafíos para escalar acciones efectivas en contextos diversos.

También subraya que muchas iniciativas han sido fragmentadas o insuficientes al lidiar con el problema estructural de fondo.

Retos estructurales: ¿por qué no basta con construir más casas?

Una parte central del análisis es que la carencia de vivienda no se resuelve únicamente con construir más. Hay factores que limitan la eficacia de esas construcciones:

  • Acceso al suelo y costos urbanos– El valor del suelo en zonas centrales —y la especulación que lo acompaña— encarece cualquier proyecto habitacional. En muchas ciudades, los terrenos adecuados ya están saturados o tienen precios desorbitados para políticas públicas.
  • Infraestructura y servicios básicos– No basta con levantar paredes: las viviendas deben contar con agua, saneamiento, electricidad, transporte accesible y conexión simbiótica con el entorno urbano. La falta de estos servicios vuelve inviable muchas soluciones habitacionales.
  • Seguridad de tenencia– Uno de los elementos esenciales del derecho a una vivienda adecuada es que las personas no vivan con constante inseguridad de ser desalojadas, sin recursos legales, o en condiciones de vulnerabilidad jurídica.
  • Financiamiento y mecanismos fiscales sostenibles– Las políticas habitacionales muchas veces dependen de subsidios públicos, financiamiento internacional o crédito accesible. Pero estos mecanismos son limitados, están muy politizados o carecen de escalabilidad.
  • Cambio climático y eventos extremos– Las viviendas vulnerables son más propensas a sufrir daños por inundaciones, huracanes, sequías u otros eventos. La planificación debe incorporar resiliencia y adaptación.

¿Qué propone la ONU?

El informe y los mecanismos de la ONU plantean una serie de líneas de acción que, bien acompañadas y adaptadas localmente, podrían marcar la diferencia:

  • Políticas integradas y sistémicas– En lugar de programas aislados, se requiere un enfoque que articule vivienda, transporte, gestión del suelo, servicios urbanos, empleo y aspectos ambientales.
  • Fortalecer las capacidades locales– Gobiernos locales, municipios y comunidades deben recibir apoyo técnico, financiero y normativo para diseñar soluciones contextuales.
  • Instrumentos fiscales progresivos– La ONU sugiere instrumentos como impuestos a la propiedad o tasas urbanas progresivas, para redistribuir carga y generar fondos estables para vivienda social.
  • Participación comunitaria significativa– Las soluciones impuestas desde fuera tienden a fracasar: es esencial que las comunidades participen en el diseño, ejecución y mantenimiento de los proyectos habitacionales.
  • Innovación, tecnologías locales y materiales sustentables– Uso de construcciones modulares, técnicas adecuadas al clima, materiales locales y tecnologías verdes pueden abaratar costos y aumentar resiliencia.
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Redacción Centro Urbano


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