Por Felipe A. Cuevas Peña*
El sector inmobiliario en la Ciudad de México enfrentará en 2025 grandes retos derivados de las tendencias sociales, económicas y el avance tecnológico. Sin embargo, esta realidad, también genera oportunidades únicas que debemos analizar con objetividad y prepararnos para afrontar estas tendencias.
El próximo año se anticipa un aumento en la demanda de vivienda asequible, impulsada por el crecimiento de la población y la urbanización. No perdamos de vista que para el grueso de la población adquirir una propiedad y complicado aún con medios de financiamiento donde haciendo un ejercicio muy simple, para adquirir una propiedad de aproximadamente $2,000,000.00 donde el comprador cuente con un enganche del 20% que serían $400,000.00 en recursos propios, el crédito hipotecario a pagar será de $16,000.00 pesos mensuales para lo cual tendrá que comprobar ingresos de mínimo tres veces ese pago, es decir $48,000.00 mensuales. Siendo realistas, que porcentaje de la población tiene ese ingreso.
Por lo tanto el principal reto será la búsqueda de terrenos a precios realistas para la construcción de vivienda económica y de aquí se desprende todo, ya que este tipo de terrenos se encuentran alejados de la zona urbana. Aquellos constructores con una visión social que busquen volumen en sus operaciones y realicen un correcto estudio de mercado podrán aprovechar esta oportunidad, alineando ubicación, calidad del proyecto y precio.
Al cambiar las necesidades de la población, la tendencia va hacia proyectos de uso mixto, que combinan residencial, oficinas, comercio y espacios recreativos. Pensado así, se vislumbra una excelente oportunidad para crear comunidades más integradas y funcionales, lo que podría reducir los índices delictivos.
Esto resulta atractivo para el tipo de inversionistas que pueden adquirir estos inmuebles para ofrecerlos en renta, generando un retorno de su inversión a través de la plusvalía generada en el tiempo.
Los cambios en la dinámica laboral, como el aumento del trabajo a distancia, incrementarán la demanda de espacios mixtos que permitan vivir y trabajar cómodamente. Además, las generaciones «nómadas digitales» buscan servicios compartidos, lo que amalgama los mercados de oficinas y residencial.
Por lo anteriormente descrito, es crucial que el gobierno invierta en la mejora de la infraestructura, como calles, alumbrado público, parques, y servicios básicos. Las políticas públicas que mejoren la conectividad y accesibilidad, invirtiendo en transporte público como el tren suburbano y el cablebús, favorecerán el desarrollo inmobiliario en áreas anteriormente subdesarrolladas.
Un desafío a nivel mundial, que México no ignora, es la reducción de la huella de carbono. Las construcciones ecológicas y edificios inteligentes, que integren tecnologías para el tratamiento de agua, generación de electricidad solar y manejo de desechos, serán cada vez más demandadas. Incentivos fiscales para estos desarrollos harán que sean más atractivos tanto para constructores como para inversionistas, especialmente entre las generaciones millennial y centennial.
Y regresamos a la tecnología, específicamente la digitalización, que juega un papel fundamental. Herramientas de realidad virtual aumentada para mostrar propiedades, facilitarán transacciones más eficientes y atraerán a un mayor público, incluyendo inversión extranjera directa.
Y puntualizo, esto no significa que los profesionales inmobiliarios desaparecerán; por el contrario, la adopción de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) les permitirá ser más eficientes y centrarse en lo que no puede ser reemplazado: el toque humano y la empatía con sus clientes.
Otra oportunidad ya a la vuelta de la esquina, es el turismo. Recuerde que la Ciudad de México es un destino atractivo tanto para turistas nacionales como extranjeros. Zonas previamente consideradas solo residenciales exhiben un creciente interés, como Polanco y San Miguel Chapultepec, que ofrecen una rica oferta gastronómica, parques con eventos culturales, hoteles de lujo y el emblemático Bosque de Chapultepec entre otros.
México sigue siendo atractivo para la inversión extranjera en el sector inmobiliario, lo que resulta en financiamiento para proyectos y desarrollos importantes. Los conjuntos mixtos, agregar hoy en día el tema salud, pensando en clínicas y hospitales de especialidades médicas y desde luego torres médicas.
El panorama es amplio y nos invita a ser creativos para atraer inversiones, el tema financiero cobra una gran importancia, ofreciendo retornos interesantes y garantizando la seguridad de la propiedad privada, que es esencial como fuente de patrimonio y motor de la economía. Es esencial recordar que, al invertir en la compra de terrenos, la seguridad de la inversión es un factor determinante.
En conclusión, la seguridad jurídica para el desarrollo inmobiliario, la colaboración entre el sector privado y público en la mejora de infraestructura en diversas alcaldías, y un reordenamiento territorial adecuado, son la piedra angular que permitirá que la economía de México crezca a través de la inversión inmobiliaria. Esto refleja diversas áreas de potencial crecimiento para los próximos años.
