Gran parte de los habitantes en México pertenecen al segmento económico bajo y medio, lo que genera problemas para adquirir vivienda
Para millones de mexicanos, la vivienda informal parecería la única opción viable en el camino a la cimentación de patrimonio. Pero, ¿a que se debe esta decisión?, a través del estudio colaborativo de La Haus y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) se encontraron algunos de los principales motivos:
Gran parte de los habitantes en México pertenecen al segmento económico bajo y medio, lo que genera una brecha para adquirir una vivienda. Bajo este contexto, se encontró que la mayoría de las viviendas parecen costosas para los mexicanos, especialmente en áreas metropolitanas.
Esto se debe a que dichas zonas cuentan con mejores empleos, servicios y oportunidades de promoción social. Por lo tanto, agregan un valor extra a las localidades en venta, lo genera crecimiento en la adquisición de vivienda informal.
Por otra parte, la falta de productos financieros genera mayor dificultad para la adquisición de un crédito hipotecario. En ese sentido, los existentes cuentan con intereses altos, que sumado a los bajos ingresos vuelven más difícil el acceso patrimonial.
Asimismo, los enganches para adquirir un inmueble se encuentran fuera del alcance de los mexicanos. En primer lugar, por la falta de ahorros, en segundo el aumento en costos de venta y finalmente la falta de créditos que apoyen este rubro.
El futuro de la vivienda
Dentro del estudio, los investigadores apuntaron que hacia 2041, el crecimiento económico deberá superar al de los hogares. Bajo este contexto, los financiamiento deberán tener medidas equitativas entre acceso, costo, beneficio y vivienda accesible.
Sin embargo, se deberá tomar en cuenta que la mitad de las casa/departamentos que se demandarán en ese año cambiarán su estructura. Esto se debe a que las familias cambian y con ello sus necesidades, los jóvenes de ahora serán el principal catalizador del mercado inmobiliario.
Por lo que se deberá ver hacia el futuro; ¿Qué demanda la nueva familia moderna?