Siempre ha sido díficil definir la ciudad, no obstante, no es tan díficil identificar, lo que provoca, lo que hace sentir a quienes la viven y la sobreviven
A cada uno de nosotros la ciudad le provoca algo. La eterna admiración para quien la contempla por primera vez. El creciente hartazgo de usar el transporte, cada día más saturado, que ofrece. El naciente amor de los niños corriendo por los parques públicos y grandes bosques urbanos que resisten y sobreviven la desafiante y creciente jungla asfáltica. La potente impotencia de ser víctima de un delito, cual normalidad en un día en la ciudad.
La ciudad te hace sentir.
La ciudad, teniendo o no la habilidad de definirla, es siempre la palabra que engloba la modernidad y la esperanza de mejores condiciones de vida; de esto dan cuenta los millones de migrantes que en las décadas del “Milagro Mexicano” y posteriores, abandonaron su espacio original de vida para ir en busca ‘del sueño urbano’. Y en las décadas actuales, con menores tasas de migración, siguen vigentes ciertos patrones de búsqueda de mejores condiciones de vida, en la ciudad (guiño más que especial a los amigos foráneos que conocí en la universidad).
La ciudad te hace migrar.
La ciudad concentró poderes; poderes políticos, económicos, socioculturales, educativos, sanitarios, y prácticamente todos los concernientes a la vida humana como tal. La administración política de una nación, prácticamente nació concentrando ‘lo útilmente humano’ en la ciudad. No todos los humanos vivían en la ciudad. No todos los humanos querían vivir en la ciudad. No todos los humanos podían vivir fuera de la ciudad.
La ciudad te hace necesitarla.
El universo cupo en una cáscara de nuez, según Hawking. La ciudad, fueron dos protocasas, unidas por la necesidad de existir en comunidad y un ardiente fuego. Hoy las ciudades más grandes, sólo de México, no se alcanzan a ver de punta a punta (guiño lagrimeante aparte al brumoso cielo humeante de casi todos los días). Regulares o irregulares, perfectamente cuadriculadas o difícilmente definibles en sus formas, la ciudad fue añadiendo formas a su contorno, extendiendo este cada año más, cada semestre más, cada mes, más, siempre siguiendo la línea, la ruta que se dirija a…, si, completó de manera correcta, a la ciudad. (Guiño a los poblados de las autopistas México – Querétaro y México Pachuca, y México – Puebla también. Gracias Marquesa, por detener ese desparrame urbano también en la México – Toluca, al menos hasta los últimos días).
La ciudad se expande, y te expande.
¿A ti, qué te provoca la ciudad?