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Iatrofobia e infofobia gubernamentales: ¿Por qué los gobiernos a veces neutralizan a los organismos de información?

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Por Tonatiuh Meaney*

“El día que leí un artículo sobre lo malo que es el alcohol para la salud, dejé de leer”
Jim Morrison

Las personas temen a la información médica como son los diagnósticos, pues de saberse enfermas se privarán de placeres y tendrán que recibir algún tipo de reordenamiento en sus vidas, en esta situación neutralizan a la ciencia y su información y recurren a la magia. Del mismo modo los gobiernos, temen a la información, a la estadística y la evaluación de proyectos, sobre todo si está robotizada, porque así como las personas, si esto les hace ver que están mal en algún aspecto, tendrán que reordenar, ya sea un discurso, o cambiar de dirección políticas, aun parcialmente, lo que es muy difícil para los políticos, pues significa revirar,, entonces neutralizan a los organismos que proveen información, a veces con éxito y a veces sin él. Al igual que en las personas, todos ganan cuando la información sobrevive.

Ni me digas

La cita del inicio, planteaba un serio problema a Morrison (Morrison era un músico, nota promilenial) pues si bien la estrella, dejó de leer los artículos que relacionan el consumo inmoderado de alcohol con cirrosis, cáncer o pancreatitis, accidentes vasculares y automovilísticos, también dejó de leer los múltiples artículos que abordan los beneficios aunque relativos, del alcohol a la salud, sobre todo al sistema vascular con consumo moderado de vino tinto (Szmitko, y Verma, 2005) y que contribuyen a resolver la llamada paradoja francesa: un pueblo con tanto consumo de grasas no tiene una incidencia vascular alta (Lippi et al, 2010). También Morrison se perdió de todos los avances para abatir los efectos a largo plazo del consumo de alcohol, tips para salir bajo en el alcoholímetro y muchas otras cosas. Huir de la información negativa también priva de la información positiva. Seguramente también evadía la información sobre el efecto de las drogas, y con eso fue a dar al club de los 27, cuando hoy podría estar dando nota con Chabelo y la Reina Isabel.

Es curioso que la cita se le atribuye a Morrison pero también a muchas otras personas ya sea en su versión alcohol o en la versión cigarro (Groucho Marx, Henry G. Strauss, Phil Harris, Joe E. Lewis, según Quote Investigator (1) ). Y no es que se hayan robado la cita, sino que mucha gente piensa lo mismo. Así que como todo chiste, es solo una anécdota que no tolera su espacio de realidad, y debe refugiarse en ella para ser creída. El expresidente Fox, con humorismo más involuntario que consciente, recomendaba mejor no abrir el periódico, no fuera a ser que el lector se encontrara con algo desagradable (2).

Huir de la información se ha planteado a veces como una solución, aunque no al problema, sí a la ansiedad que puede producir la información, olvidando que también puede producir alegría cuando la información es favorable y multiplicar los efectos positivos. Los famosos “ni me digas”, “no quiero saber”, “mientras yo no me entere” son invitaciones plenas e inauditas a la desinformación. Se sabe que hay quienes ante la posibilidad de un accidente, cierran los ojos, contribuyendo a empeorar los efectos destructivos, a cambio de abstraerse del problema sólo unas décimas de segundo.

Miedo a medir, miedo a curar

La cita-chiste de “Morrison et al”, aborda un problema de salud, y la información de salud, es la más temida; en especial el temor a los diagnósticos. Como la gente que no va a que les tomen sangre porque les pueden detectar alguna enfermedad, o los diabéticos que no se pinchan porque “ya saben que han de andar por las nubes”. Mucha gente cree que somos gatos en la caja de Schrödinger, en la que si no observamos el fenómeno, este no existe. Es muy absurdo que siendo la palabra medicina, descendiente de la raíz mederi que antes de significar cuidar, significa medir, sea todo lo relacionado a ella, lo que causa más procastinación. La medicina, es decir, la cura, solo existe si se mide: dosis, tratamientos, signos. Pues como estipuló Parecelso, toda sustancia es un veneno con determinada dosis. Luego, toda medicina, debe medirse. Ya el resultado de las mediciones organizadas, ofrece diagnósticos. Uno de los artes más temidos. Quien no mide no tiene información, atrasando posibles curas y dando tiempo a que una enfermedad potencial se complique. En la medicina este miedo causa miles de muertos, y aunque el fenómeno no se ha estudiado abundantemente, si lo suficiente para tener un nombre, eso que le pasaba a Morrison, Fox, Groucho Marx, etc. se llama iatrofobia, miedo a los diagnósticos, a la información médica, a los datos organizados acerca de la salud, que además incrementa la posibilidad de que una enfermedad se agrave. Desde hace mucho tiempo, se sabe que 8 de cada 10 personas tienen miedo a los médicos (Kolb, 1964).

En realidad, el miedo a la información es trágico que se vuelve cómico, si como dice Woody Allen, la comedia es tragedia más tiempo. En todo el mundo mucha gente tiene esos miedos, unos más específicos que otros, hay quien teme al dentista; en particular, del otro lado del mundo, el 30% de los japoneses procastinan sus citas dentales por miedo (Lima y Casanova, 2006). Al procastinar hacen que sus caries avancen. En Oaxaca y en la CDMX, en enfermedades como el cáncer de mama, el miedo al diagnóstico o ir al médico, es una verdadera barrera para su control (Nigenda et al, 2009). Otro caso de iatrofobia en casi cualquier lugar del mundo, es el conocido como síntoma de la bata blanca, hyperreacción o hipertensión clínica aislada, un impresionante fenómeno que puede afectar a más del 10% de los pacientes de hipertensión, hace que una persona de tensión arterial normal sin ninguna afección vascular estructural, luzca como hipertenso durante la consulta médica. En su casa presión normal, en el consultorio alta. Su miedo a la información médica, a estar enferma, a recibir una noticia, hace paradójicamente, que reciba la información que no quería, pero falsa, por lo que tendrá sobremedicación (Molerio, 2003) que podrá darle efectos secundarios, si el médico no se percata de la hiper reacción, pero para percatarse, requerirá que el mismo paciente tome diversas medidas en casa (medición ambulatoria), que no podrá si teme al diagnóstico. En una plaga tan devastadora como el VIH, el miedo a los resultados de la prueba ELISA hacen que muchos pacientes sean diagnosticados de forma tardía, empeorando sus posibilidades (Araya, 2013). Aunque la iatrofobia, también puede provenir del miedo a que el médico resulte incompetente (Hollander y Greene, 2019); lo más común es que se manifieste como un miedo al diagnóstico y a la verdad y que no siempre se ha tratado como un hecho importante (Salazar, 2020), pero en salud pública es muy relevante, por la importancia de la atención temprana.

Todo está en tu mente

A pesar de que todo individuo tiene derecho a conocer su verdad hay quienes reniegan de ella. El miedo al diagnóstico se vuelve un enemigo, y le hace a muchos, hacerse de otros amigos que por decirlo de alguna forma, son hipócritas y no dicen la verdad, como los imanes, los caracoles, las ligas, el reiki, la teleterapia, orinoterapia y todo un cúmulo de charlatanería, -que no debemos confundir con la verdadera medicina tradicional y herbolaria que es eficiente y necesaria-. Ernst (2018) habla del amimefuncionoismo a la afición de dar como argumento que una terapia mágica funcionó, cuando en realidad lo que se activó fue el efecto placebo. Moreno-Castro (2019) se pregunta “¿por qué a pesar del incremento del conocimiento que presenta la ciudadanía en el siglo xxi, los charlatanes y sus prácticas de mercadotecnia siguen extendiéndose a través de todas las culturas, especialmente el embaucador en remedios mágicos y pócimas para mejorar la salud o el aspecto físico?”. Edzard Ernst (ibid) hace importantes reflexiones al respecto a partir de un enfoque autobiográfico muy divertido, donde vemos como las personas tienden a recurrir a la magia miedosas de la verdad. Si estamos enfermos, es natural querer posponer lo más posible esa verdad, que no nos digan que nos hace daño el cigarro, la sal, el exceso de carbohidratos, el stress, el sol, no dormir, no hacer ejercicio, estar muchas horas frente a un monitor, al alcohol, o todo lo que signifique cambiar de hábitos; o simplemente, que por azares del destino hemos ganado una rifa al revés, sin un explicación, con una enfermedad y entonces huimos de la verdad, ya sea posponiendo un diagnóstico, o en su equivalente activo, recurriendo a las mil formas de la magia  (aunque el ministerio de salud española, por ejemplo, solo enlista 150 seudo terapias). Toda lógica, indica que no es posible curarse de algo con que a uno le pasen las manos por la cabeza, o el estómago gritando “reiki on”. Creerlo implica una completa desconexión con la lógica. Para escaparse de los observadores de lo obvio, los charlatanes de salud se hace mas complejos metiendo elementos donde es muy difícil demostrar su ineficacia, y entonces recurren a la falacia informal del ad ignorantiam cuyo principio es que al no estar demostrada la ineficiencia se debe aceptar. Como los charlatanes nunca van a decir verdades crudas, se presentan entonces como esperanzas a situaciones aterradoras sin base en evidencia científica.

Sociedad, suma de personas

Quizá la persona que lee esto (en un optimismo desbordado de mi parte de que haya alguna o dado ese milagro, que haya llegado hasta aquí) dirá como mi tía, “¿pero porque me estás diciendo todo esto?”. La razón es muy simple, porque si vemos lo graves que son la infofobia y iatrofobia, en la salud de las personas, será más grave la forma social que esto toma, al agregar los miedos de toda una sociedad, donde es fácil, que un gobierno, también con miedo a la realidad, asuma el equivalente a terapias mágicas, asumiendo políticas o medidas no basadas en evidencia científica, prescindiendo de diagnósticos y construyendo lentamente un desastre completamente innecesario. Las instituciones y los territorios también se enferman, la enfermedad de las instituciones puede venir de distintas fuentes, una es la corrupción sistémica (Klitgaard, 2003), pero no solamente; también el simple pasar del tiempo, la inestabilidad económica internacional, los desastres naturales, las pandemias como Covid, etc. Sin embargo, los gobiernos han tomado como bandera, que si alguien señala un problema, lo está atacando, en un claro enfoque al problema y no a la solución.

Lo médico es una analogía, pues las personas temen a la verdad en general y sus diagnósticos. Muchas personas evaden su realidad financiera, no viendo cuanto deben en la tarjeta “pues ni tienen para pagar”, o no miran el recibo de la luz porque “que tal que es mucho”. Brincando también con eso, recurrir a una negociación u otro tipo de solución. Mujeres engañadas, prefieren “no enterarse”. Y muchos estudiantes pueden no revisar sus pendientes pues “ni siquiera podrán terminar”.

Iatrofobia en la política: ansiedad a la información

Las “terapias mágicas” a las que los gobiernos recurren por miedo a la información, son las políticas o acciones no basadas en evidencia científica, que no cuentan con formulación de líneas base y de evaluación de proyectos, la falta de estimación de mercados, y la simple repetición mercadológica de proyectos del pasado con nuevos nombres ingeniosos, como si el simple paso del tiempo no hiciera requerir de ajustes. Para no alterar sus “terapias mágicas” deben bloquear o neutralizar la información. Y como esta proviene de organismos dedicados a construirla, los neutralizan, como los pacientes neutralizan a los médicos.

La iatrofobia tanto médica como general, en realidad es un caso particular de la ansiedad a la información, que también ha sido un fenómeno estudiado, pero tomado poco en cuenta. La ansiedad a la información por primera vez se detectó cuando Wurman (2001), definió el trastorno, como el hoyo negro entre el conocimiento y los datos; ya no hablamos de datos médicos sino en general, información. Apenas O’Relly definiría la entrada de la WEB 2.0 como un internet ya evolucionado hacia el sharing de información, la interoperatividad y el usuario, la información comenzaba a crecer. Así que fue adquiriendo el transtorno otros nombres como infobecidad o infoxicación, que actualmente se suelen confundir mucho con otro fenómeno muy distinto que son las fake news, cuando en realidad no se refiere a la información falsa si no al exceso de información que no puede ser procesada por el “metabolismo de datos” ya que su producción supera su consumo.

Pirámide de la información

Para comprender como funciona esto, es útil partir de como se estructura la información. Para ello Ackoff ideó la pirámide de la información que Ramírez y coautores explican impecablemente (Ramírez et al, 2014). La pirámide (figura 1) nos dice que existe una evolución en la que los datos se transforman a sabiduría (o toma de decisiones para no resultar arrogantes). Esta pirámide es la base para la toma de las decisiones basadas en evidencia científica, como indica la teoría que deberían llevarse las políticas públicas. Por ejemplo, una política habitacional requeriría de organizar todos los datos de producción y demanda, y ponerlos accesibles en tiempo real, a todos los participantes del mercado, tanto consumidores, productores como gobiernos e incluso observadores. Pero los miedos a que esto cause exigencias, dudas, o haga lentos los procesos, es suficiente para temerle a los datos.

 

Figura 1. Pirámide de Ackoff (izquierda) y modificada (derecha).

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En la primera pirámide vemos el planteamiento de Ackoff, un cúmulo de datos organizados, generan información, es decir, datos que pueden ser consultados, que se organizan tanto en atributos que si se tratara de una base relacional podríamos hablar de columnas y renglones, aunque hay muchas formas de organización. Posteriormente, un conjunto de datos organizados, nos llevan a conocer la relación entre un atributo y otro, y obtener conclusiones de correlación lo cual genera conocimiento. Pero el conocimiento puede usarse o no, o usarse para fines inadecuados. Pero usados adecuadamente nos ayudan a resolver problemas, lo cual, técnicamente, es la sabiduría. En la pirámide modificada, parece mejor añadir un piso hacia abajo, que es la existencia de números o alfanúmeros, pues si ignoramos la diferencia entre alfanúmeros y datos, aceptaremos datos sin metadatos, que entonces son simples números. Esta oferta de números es común en los llamados “datos abiertos” que muchas veces (no siempre) resultan simple basura. También podemos considerar que no tiene que ser una pirámide egipcia que da la idea de un edificio terminado al que ya no se le pueden agregar pisos, sino que aun, caben pisos arriba, como en una pirámide americana. Pues como avanza la tecnología y el tiempo, surgen  nuevas formas de comprensión del mundo. Por ejemplo, podemos pensar que arriba de la sabiduría, la época moderna nos obliga a pensar en la necesidad de acciones de reacción. Es decir, hoy tenemos una necesidad de “sabiduría instantánea” basada en conceptos que no existían cuando Ackoff diseñó su pirámide, como el big data, que nos exige su 7 famosas ves, aunque algunos autores la reducen a las 5 primeras y otros a tres primeras, y por orden son: volumen, velocidad, variedad; veracidad, valor;  visualización y viabilidad. La cantidad de ves que uno quiera conservar es suficiente para definir el big data, y nos muestra que cada vez surgen nuevas exigencias. Lo importante es que ahora necesitamos medios para la toma de decisiones rápida, pero basada en evidencia. Estamos frente a una nueva forma de sabiduría dependiente de la tecnología, las APPS, el acceso a internet. Y en futuras épocas cercanas, quizá sea necesario añadir otro piso a la pirámide. Y como a más altura, aumenta el miedo, debemos estar preparados, a que la información es cada vez más algo con lo que habrá que convivir.

Como quiera que sea, se necesita que los datos se transformen. Como esto es una actividad en la que intervienen muchas especialidades, requiere de organizaciones especiales que hagan que se cumpla el proceso de Ackoff. Antes cada organización generaba su propia información, lo que equivale a acudir a las terapias alternativas, y aplicarse el reiki o los imanes. En todo el mundo hemos evolucionado hacia la ciudadanía y el comunismo digital, de forma que la información ya no está a cargo de la misma persona que la debe usar, sino en manos de organismos de información que vigilan su calidad, interoperatividad, escala, etc. En particular México ha sido bien evaluado en cuanto acceso a la información.

Instituciones de información

El diagnóstico es información sobre una situación o condición; es parte sustancial de la resiliencia. Ya que para cualquier ente, social o individual, que se ha de levantar de una situación debe conocer su estado, su diagnóstico. Los laboratorios médicos son al enfermo lo que las organizaciones de información o diagnósticas, a las naciones. Y los gobiernos que son los responsables de la salud de las naciones, también pueden evadir la información por los mismos motivos que los enfermos. Hay muchos tipos de organizaciones dedicadas a la información.

Por su especificidad, hay generales como INEGI, o específicas como el INE.

Por la individualización de sus datos, hay individualizadas como el INAI que solo trata información específica, de hechos, personas y lugares concretos, o las agrupadas, como INEGI, Conapo, que ven poblaciones (de personas o de objetos).

Por su acceso, hay colaborativas que comparten su información o restringidas que por el carácter confidencial de sus datos, solo los hace accesibles a determinadas personas físicas o morales.

Por su alcance, pueden ser locales, o nacionales.

Por sus recursos, pueden ser privadas o públicas. Las públicas, generalmente atienden algún artículo de una ley que obliga a su existencia. Pero también pueden estar en una situación difícil de definir entre lo público o lo privado.

Por su dedicación. Pueden ser exclusivas para el fin de la información o que esta solo sea una de sus funciones.

Por su independencia. Pueden ser autónomas o embebidas a otra organización, en forma de una dirección, un centro documental, etc. O ya haber logrado su independencia relativa, o terriblemente, siendo independientes, estar sufriendo presiones para que ocurra su desaparición.

La tabla 1, muestra sólo algunos ejemplos de organizaciones de información o diagnóstico. Muchas en realidad son mixtas y tienen distintos perfiles.  La obligación de cada organización, comisión o registro, sería, preparar los datos para lo siguiente en la pirámide, es decir, recibe datos, y entrega información, que pueda ser utilizada por otros para generación de conocimiento. Si no es así, seguimos en las terapias alternativas.

Tabla 1. Algunas organizaciones de información o diagnóstico

    Tema
    General Específica
Registros Sociales INEGI, Infotec, AdipCDMX Conapo, Conabio, Secretariado de Seguridad, Comisión Nacional de Salarios Mínimos
 

 

 

Individuales

INAI Registro Civil, Registro de Vacunación, RNPDNO, Registro Nacional de Profesionistas, Registro Nacional de Detenciones, Registro Nacional de Avisos de Testamentos, Registro Unico de Vivienda, Registro Nacional de Población, , IFE , Catastros, registros de la propiedad

 

Breve bosquejo de algunas organizaciones de información

Antiguamente, antes de que la información fuese reconocida como un derecho que en el caso de México se establece en el artículo sexto constitucional, el ejército era quien se hacía cargo de la construcción de información estadística-geográfica. En el caso de México, el INEGI funcionó 6 años, antes de que fuese reemplazado por la comisión de estadística militar, y posteriormente entrara la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. El aspecto físico del país aun no estaba completamente conocido. Y casi todos los esfuerzos eran de topografía para actualizar los trabajos iniciados por Humboldt. El resto de la cartografía era privada, llevada a cabo por las empresas que explotaban los recursos. Con la tecnología del nuevo siglo, se realizaron materiales precisos. Por medio de la CETENAP, fundada en 1968 que atendía directamente a la presidencia. Su meta era obtener el mapa de México en cuanto a edafología, geología, topografía, toponimia, en 8 años. En ese tiempo no terminó, porque se abrían nuevas necesidades de información, pero cambio de nombre a CETENAL, que amplió la cobertura de sus trabajos en 1975.

Otros 10 años después, el sismo de 1985 trajo su conversión a INEGI, que se mudó a Aguascalientes. Y esperó hasta 2008 a que una ley la obligara a generar información comparable dándole también, por fin, independencia; lo cual ha sido una de las grandes noticias para México, pues desde que el principal diagnosticador del país, era ya independiente, ya no había posibilidad a que el gobierno recurriera a “terapias alternativas” mediante autodiagnósticos. La información estaba libre por primera vez, y universidades, gobiernos, empresas, podían de manera confiable tomar decisiones. Podían criticar o avalar políticas con base en datos. Discutir sobre las mismas. Las empresas ya podían planear, y se podían por fin, establecer líneas base para la ejecución de proyectos.

Otro caso es el de Conapo, como organización de información específica de la población. Surge en 1974, tras la conferencia de Bucarest en 1972, -presidida por un mexicano-, y las conclusiones aterradoras del club de Roma, en el contexto de un pavor al crecimiento demográfico. Su objetivo inicial era promover campañas de control natal y generar información del crecimiento de la población, que había logrado duplicaciones cada 20 años. Hoy ya no existen los problemas de crecimiento poblacional en México y no por eso alguien se atrevería a desaparecer Conapo (Mellado, 2014).

La CONEVAL tampoco surgió de forma espontánea, pues surge 10 años después del surgimiento del Sistema de Monitoreo y Evaluación en México, en 2004; cuando adquiere autonomía como órgano constitucional, con personalidad jurídica y patrimonios propios. Usa datos de INEGI y se articula con Hacienda y la Secretaría de Bienestar. Además, internacionalmente con la CEPAL. Sigue las reglas plasmadas por el grupo de Camberra. Sigue las mediciones incluyendo las dimensiones para la medición de la pobreza. Durante algunos años hubo varios problemas de conflicto con distintas leyes. Sedesol quería marcar definiciones que eran propias de la organización y poco a poco se fue consolidando y ganando autoridad y autonomía. En el supuesto caso de que desapareciera la pobreza en México, que parece difícil, nadie pensaría que ya no tendría motivo Coneval, pues una vez obtenidos los logros, estos requieren mantenimiento.

Existen muchos otros casos, y se puede ver que el común denominador de la creación de organismos de información y diagnóstico, es que surgen, como se muestra en la figura 2, para cubrir una necesidad de información específica, que primero es demandada por el gobierno, luego la misma sociedad la requiere, y lucha porque se la brinden. Cuando la presión ciudadana, internacional y legislativa es grande, estos organismos comienzan a ganar autonomía, primero poca hasta que son completamente independientes. Entonces sirven a todos, gobierno, empresas, ciudadanía. Sus datos los utiliza la ciudadanía para cuestionar políticas, y entonces el miedo a la información hace que comience la presión para desaparecerlos. Algunas veces desaparecen y otras sobreviven. Muchas veces en efecto no logran sus fines, por lo que su desaparición se hace eminente. Pero en numerosas ocasiones, existe una reacción de los gobiernos para que estas organizaciones se vuelvan débiles, ya sea porque les quitan presupuesto, porque colocan en su dirección a alguien desinteresado o que no conoce el tema, o la colocan en un sitio inaccesible, o no se le hace promoción, entre otras formas.

Figura 2.

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El ciclo de vida expuesto, hace muchas veces, que se acabe la información necesaria para el desarrollo. Para la “cura” de problemas sociales mediante su correcto diagnóstico, o que no se transite de los datos a la toma de decisiones. En realidad, neutralizar a quien hace los datos, resulta siempre en una tragedia. La figura 3 nos muestra el escenario con instituciones (o organizaciones) de información funcionando correctamente. Y la figura 4 cuando ocurre lo contrario. En efecto, cuando éstas funcionan, los gobiernos buenos o malos, siempre son cuestionados por la ciudadanía, por sus amigos y por sus enemigos. Pero también puede ocurrir que sean avalados con evidencia y no por pura simpatía. Representan una molestia, como la molestia que tiene un paciente cuando ha conocido la verdad de alguna enfermedad. Pero la alternativa (figura 4) es peor. Porque el cuestionamiento no desaparecerá, pero los problemas tampoco.

Figura 3.

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Figura 4.

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La prueba de que es mejor conocer la verdad por cruda que sea, es que existen casos de éxito de organismos de información que han logrado permitir la producción de evidencia para la toma de decisiones. Muchos organismos han tenido éxito en este y otros sexenios en el ámbito federal, y también en el local. Veamos un ejemplo en lo local.

La Agencia de Innovación Digital de la CDMX y otros casos exitosos

Hay muchos casos exitosos de organismos de información o diagnóstico, evidentes como INEGI y Coneval, que ni siquiera requieren ser mencionados, pero hay uno reciente, en particular, muy importante, y ejemplo mundial, es la Agencia de Innovación Digital de la CDMX. Desde su mismo nombre, está claro que se comprende para que sirve, es un organismo para favorecer la ciudadanía digital. Ha funcionado de forma muy adecuada, según los cánones de la producción de información, proporcionando información accesible a quien sea, con formatos ordenados, georreferenciados, disponibles y útiles, multifinalitarios a toda la ciudadanía. Ha puesto a disposición información que antes el ciudadano debía pagar y conseguir con “palancas” como el uso de suelo de un predio. En cuanto a la pandemia COVID19, registra cada día, los casos por colonia, ofreciendo a quien la necesite, información para evaluar políticas. Evidentemente es información que ha permitido a muchos cuestionar al gobierno local, pero ese es un derecho ciudadano. También ha permitido a muchos, evaluar positivamente al mismo gobierno, a otros les ha permitido evaluar si van o no a un lugar de terminado dependiendo del riesgo que esto signifique. El ciudadano tiene derecho a utilizar la información como le convenga. La discusión académica y pública, permite exponer si una situación es adecuada o no. Muchas personas pensamos basados en esa evidencia, que la gestión de la pandemia en la ciudad de México, ha sido muy efectiva.

La agencia mencionada, ha contemplado que estamos en el escenario de las 7 ves, y aunque le faltan muchas cualidades, sigue cada día mejorando. Coloca el registro de delitos y accidentes, que administraciones anteriores los habían patrimonializado, a disposición de quién sea. Es un gran logro, una superación de la iatrofobia y la infofobia, que debería ser ejemplo para los gobiernos de todo México. Lo anterior, a pesar de que aun no es autónoma y aun debe mejorar en sus formatos e interoperatividad.

Conclusión

La iatrofobia e infofobia, causa estragos muy difíciles de resarcir. La información debe estar en manos de organizaciones especializadas que garanticen la transición de los datos a la toma de decisiones, sin importar que la información permita cuestionar o felicitar a los gobiernos. Debe estar en manos de expertos y debe ser puesta, salvo en los casos de datos personales, completamente libre. Estas organizaciones se deben favorecer con condiciones adecuadas, porque de ellas depende el diagnóstico adecuado de los problemas, y de este la “cura” a los problemas sociales. Imaginemos simplemente, que Jim Morrison aun viviera. Jim Morrison, era un músico.

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*Tonatiuh Meaney

Coordinador de impacto social Plurmac

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