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Historias de taxis

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Uno de los medios de transportes más cómodos es sin duda el Transporte público individual de pasajeros, mejor conocido como taxi, sin embargo no significa que sea el más seguro, ni mucho menos barato, por eso, cuando incrementaron el costo de boleto decidí reducir a uno por día su uso para el trayecto de mi casa al metro y viceversa; aunque no me duró mucho el ahorro porque ya había olvidado lo cafres que son los micros y al primer día literalmente terminé con un moretón en la pierna, y es que se pierde la práctica, no es como en el metro donde uno ya le agarra el modo y hasta puede ir parado en medio del vagón sin sujetarse de nada, es algo así como surfear, supongo, debes mantener el equilibrio para no caerte.

Una de las primeras situaciones en torno al taxi está en abordarlo porque cuando no lo necesitas cualquiera que pasa toca el claxon una y otra vez queriendo que te subas a fuerza; pero eso sí, cuando se les necesita resulta que todos están ocupados (y lo peor es que ni quitan su banderita de libre) y sobre todo en época de lluvia u horario escolar es complicado encontrar uno disponible y la batalla está porque nunca falta que llegue el señor o la familia que se pone unos pasos delante de ti y también levanta la mano para conseguir uno, entonces debes caminar unos pasos adelante para ser tú quien de nuevo quede al frente y te encuentras con otras personas también esperando.

Por el lado contrario, es muy chistoso ver que cuando los conductores andan en busca de usuarios suelen ser muy atrabancados para ganarle a sus compañeros, pues entre los taxis piratas y los regularizados hay bastante competencia, además de que nunca ceden el paso a los peatones, en cambio, cuando uno va a bordo les sale la falsa cortesía y casi en cada esquina se detienen para dejar pasar a la gente, o a los carros, mientras el taxímetro sigue avanzando, por eso más que amabilidad resulta conveniente para ellos.

Y es que hay taxímetros que más bien parecen cronómetros, apenas uno se sube al carro y ya van como 20 pesos, porque el banderazo ya de por si también subió, aunque hay algunos que no han actualizado su tarifa o de plano son muy honestos. Pero los que no, son aquellos que se ponen afuera de los bares aguardando a que salgan sus pobres víctimas: los jóvenes. Digo pobres porque después de una noche de jerga sales casi, casi en ceros.

Dichos taxistas cuando tienen base al menos quieren cobrarte el triple de lo que normalmente pagarías por el trayecto a casa y eso con tráfico, aunque ya para esas horas de la madrugada haces hasta la mitad de tiempo en el recorrido. Es ahí donde deberían de estar las autoridades para verificar que no se cometan estos abusos, porque eso sí, ponen sus alcoholímetros para detener a quienes se arriesgan a llevarse su carro para no gastar en taxi o ir más seguros, pero no ven la otra cara de la moneda, en donde también quienes no tenemos carro pero queremos divertirnos debemos pagar muchísimo por este transporte.

Y no es que esté a favor de que la gente conduzca alcoholizada, pero si no quieren que las personas usen el carro así, las autoridades deberían supervisar las tarifas nocturnas y sancionar a quien se aproveche, o de plano tener transporte las 24 horas y no sólo en algunas zonas como en ocasiones hacen con el Nochebús, sino instaurar un programa permanente que ofrezca servicio a un costo más alto que un pasaje común, porque también eso de que los conductores pasen toda la noche en vela no sería considerado (no es lo mismo desvelarse por gusto antreando, que por necesidad, trabajando).

Además, ahora con el nuevo no circula, los taxistas también resultaron afectados, pues tienen que dejar de un lado su fuente de trabajo porque aunque se dijo que tendrían oportunidad, según me comentó uno de los chafiretes, ni las autoridades saben las reglas que ponen y por ende, en los verificentros tampoco saben cómo afrontar la situación.

Cada viaje es una historia, porque hay desde los que se limitan a preguntarte a dónde te llevan y hay quienes te cuentan la historia de su vida, como aquella vez que en uno de los trayectos largos el conductor me platicó toooodas las gracias que hacían sus perritos y que hasta los quería más que a su esposa; o también está el que te habla de política, te cuenta los chismes viales o el que abordas seguido y siempre es mantiene la misma platica.

Hay otros que como estresan porque se creen operadores o patrulleros y todo el camino se la pasan hablando por su radios con sus «parejas» y en claves de sus “secretos”… ¡demasiada información!

En cuanto a lo que escuchan en la radio esta desde la típica estación Ke Buena o La Z, o lo más común son las bromas de esas estilo Panda Show que reconozco en ocasiones me han dejado “picada” pues cuando ya tengo que bajar se pone lo mero bueno o igual cuando está una canción que me gusta o a punto de decir lo que me depara el destino en mi horóscopo, tengo que descender de la unidad; en cambio, cuando escuchan los partidos de futbol ni me quejo, es más, son de las pocas ocasiones en las que interactúo con los taxistas para preguntarles quién juega o cómo va el marcador.

Como sea, siempre abordar un taxi será una aventura, no por nada son fuente de inspiración para canciones (sí, la clásica Historia de taxi de Arjona, o el Mambo del Ruletero) y la televisión no se queda atrás porque son inspiración de programas (Taxi libre), videos (Chilanga Banda de Café Tacuba) y hasta películas… ojalá regresaran los taxis cocodrilos de los años 50.

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Aura Fuentes

Egresada de la carrera de Comunicación y Periodismo en la FES Aragón, UNAM. Aunque se especializó en Televisión prefiere estar detrás de una computadora haciendo lo que más le gusta: escribir. Su mayor experiencia como profesionista la obtuvo en Diario de México Edición USA, donde fungió como coordinadora editorial. Siempre perfeccionista y responsable, ahora se desempeña como Editora en Jefe dentro de Centro Urbano.


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