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El día que vi a Café Tacvba por sorpresa

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Ni en mis sueños más locos estaba encontrarme en un bar junto a un montón de productores, periodistas y personas del equipo de management de la agrupación mexicana. No miento al decir que este acontecimiento fue una total locura.

El lunes 15 de julio, yo terminaba mi jornada de clases e iba en camino a mi casa; me encontraba en la recta final de mi carrera y a escasos días de concluir el semestre. Cansada y con sueño me esperaban dos largas horas de recorrido para comer, las tareas domésticas y de la escuela. Casi dormida, entre el calor y el cúmulo de gente en el transporte público, recibí un mensaje en donde me invitaban a un evento muy exclusivo –casi secreto– de la banda.

De pronto olvidé todo lo que tenía en mente, acepté y más rápido que de costumbre realicé algunas actividades en mi casa para asistir a este show que me voló la cabeza.

Dejé de lado la cotidianidad para adentrarme en el corazón de Coyoacán y disfrutar de una tarde bohemia junto a Café Tacvba, agrupación que se encontraba en producción de su documental, mismo que fue gestionado y realizado por National Geographic. Por lo que diversos productores estarían presentes.

El encuentro tuvo lugar en El hijo del Cuervo, recinto con concepto de cultu-bar cuyo nombre emana del famoso poema “The Raven” de Edgar Allan Poe, que además de funcionar como un sitio para la convivencia y las charlas amenas, fue el primer espacio donde Café Tacvba tuvo su primer show con boletos pagados.

El 27 de mayo de 1989 la banda se preparaba para dos presentaciones donde la mayoría de los asistentes fueron amigos cercanos y familiares, con un mar de emociones y cables prestados de colegas, la agrupación de rock alternativo comenzó su camino hasta llegar a ser una de las bandas más representativas de la escena nacional.

Treinta años después de aquél encuentro, y luego de tener presencia en diversos festivales internacionales, Café Tacvba nos recordó esta tarde porqué su trayectoria y esencia resultan significativas –para más de una generación– a través de su sonido vanguardista y la interpretación de clásicos como Las persianas, La bonita y el Flaco, María, Chica banda y uno de sus más grandes éxitos: El baile y el salón.

Entre ovaciones y nostalgia por los años transcurridos, Rubén Albarrán, Meme, Joselo y Quique Rangel atravesaron por una íntima conexión con los asistentes al encuentro lleno de memorias, risas y baile.

Este show, sin duda, iluminó fibras poco conocidas de mi ser, y quedará en la memoria como el reencuentro con el sitio que vio nacer a una gran banda.

Después del evento, volví a casa feliz con la idea de que mi carrera me brindaría grandes oportunidades.

 

 

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Sheila Navarro


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