Además de beneficios ambientales, los edificios sustentables también generan ventajas económicas y sociales
Al igual que otras industrias, el sector inmobiliario y de la construcción ha marcado su interés por el medio ambiente y el impacto que sus actividades generan en él. Es por ello que desde hace tiempo, diversas empresas han implementado acciones que disminuyan su huella en el ambiente, una de ellas es el desarrollo de edificios sustentables, los cuales generan múltiples beneficios.
Para que una construcción sea considerada como sustentable, debe emplear métodos que generen impactos mínimos o nulos en el entorno y que contribuyan al cuidado del planeta. Este objetivo puede ser logrado a través de la planeación, diseño, construcción y operación del proyecto.
Principalmente, los edificios sustentables deben cumplir algunas características como el uso adecuado de la energía en toda la construcción y el abasto y reutilización del agua. Mientras que en el proceso de construcción, los desarrolladores deberán utilizar materiales creados por medio de producciones limpias, es decir, que también reducen los riesgos de tener un daño ambiental; además de la implementación de técnicas eficaces y que prevengan la emisión de contaminantes, así como el uso de recursos renovables en la edificación y mantenimiento.
No obstante, de acuerdo con el World Green Building Council y el programa ’Carrera hacia Cero’ de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que marcan la ruta 2030-2050, los edificios sustentables no dañarán al ambiente, por el contrario, lograrán le retribuirán al entorno.
«Los edificios del futuro serán regenerativos, con una huella ambiental positiva en toda su vida útil. Inmuebles singulares y urbes enteras serán exportadores de energía neta, con mínimo o nulo carbono incorporado», señaló.
Otros beneficios de los edificios sustentables
De acuerdo con los desarrolladores de University Tower las ventajas de la construcción sustentable se dividen en tres categorías principales. En primer lugar, se encuentran los beneficios ambientales, donde se encuentra la reducción en el consumo y desperdicio de agua; así como la mejora la calidad del aire y agua. Y, del mismo modo, la protección a la biodiversidad y los ecosistemas y la conservación de los recursos naturales.
En segundo lugar se encuentran los beneficios económicos generados del ahorro en agua y energía, lo que genera un mayor valor como activo. Y finalmente se encuentra lo social, por ejemplo, la mejora de la calidad de vida.
