Al igual que otros 1,490 millones de personas, soy una usuaria activa de Facebook, y también de Twitter, y aunque al principio no utilizaba mis redes sociales para lo que debía, el día de hoy creo tener un uso un poco más responsable de ellas, evitando publicar cosas que no deba, o evitando compartir información que pueda dañar a otros.
Últimamente, me ha llamado la atención que existan fotografías que den a entender una cosa completamente fuera de contexto, y abran el espacio para un debate sin sustento alguno, en donde todos nos volvemos los inquisidores de algún cauto que simplemente estuvo en el momento y lugar menos apropiados, y peor, frente a la lente de un smartphone.
Tal es el ejemplo de la fotografía de una mujer que va sentada en el transporte público y un hombre vaya a su lado, de pie sosteniendo a un bebé, con un título por demás amarillista… Y yo me pregunto… ¿Quién conoce el contexto en el que está sucediendo la fotografía? ¿Saben que probablemente la mujer o las mujeres alrededor quisieron ceder el asiento y el hombre se negó?, por lo menos a mí me llegan muchísimas interrogantes, pero por desgracia a la mayoría le da flojera pensar y prefieren decir cuanta tontería se les venga a la mente para ofender a la mujer que pudo o no haberle ofrecido el asiento al sujeto.
Un ejemplo clarísimo de lo que está sucediendo y de cómo se nos va deformando el criterio (por no decir que está desapareciendo), es el video reciente que publicó donde la toma aparentaba que Iván Cuéllar, portero del equipo de fútbol Sporting Gijón encaraba a alguien de los aficionados que se encontraban en el lugar, esto al bajar del camión que lo transportaba junto con su equipo a un partido de fútbol, noticia que generó toda clase de reacciones negativas contra el jugador.
Lo que en realidad estaba pasado, es que uno de los aficionados estaba recibiendo atención médica, debido a que estaba sufriendo un ataque epiléptico, situación que aprovecharon los medios para tergiversar la información y señalar a Cuéllar como culpable de encarar a la afición… pero la historia tuvo un final feliz, a mi modo de ver, pues gracias al bendito derecho de réplica, Cuéllar puso en su lugar al medio que difundió la información.
Puedes dar click en este enlace para que veas de primera mano la manera magistral en que el portero del Sporting Gijón se defendió de tal difamación.
Y así, son muchos los casos en que juzgamos a la mala, detrás de un monitor o una pantalla de celular, comentando tonterías sin saber los motivos reales por los que se tomó tal o cual imagen fotográfica o de video… Somos una generación vergonzosa y lamento informarles… regresamos a la inquisición, sólo que de un modo más cobarde, sin siquiera dar la cara.
