Especialistas indicaron que las ciudades enfrentan desafíos cada vez más complejos que demandan una nueva visión del urbanismo y la vivienda
De acuerdo con especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), actualmente, más de 3,000 millones de personas en el mundo enfrentan dificultades para costear una vivienda adecuada.
La cifra, equivalente a casi el 40% de la población global, refleja una crisis habitacional sin precedentes, que no distingue fronteras y afecta tanto a los países desarrollados como a los de ingresos medios y bajos.
El dato fue expuesto durante el 5º Congreso Internacional de Estudios sobre la Ciudad, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) y el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), donde especialistas alertaron sobre los retos que enfrenta la planeación urbana en el siglo XXI y la urgencia de reconstruir las ciudades bajo principios de equidad y justicia espacial.
Un fenómeno global, pero con rostros locales
De acuerdo con cifras presentadas en el evento, más de 1,120 millones de personas viven en asentamientos informales o barrios marginales sin servicios básicos. En promedio, los hogares destinan alrededor de un tercio de sus ingresos al pago de vivienda.
En África subsahariana, esa proporción asciende a 43%; en América Latina, se mantiene cercana al 30%; mientras que en Europa y América del Norte, ronda el 21 por ciento.
“Estamos obligados a restaurar la ciudad como ecosistema. Debemos planificar con miras a que las dimensiones del desarrollo sostenible sean una verdadera hoja de ruta”, subrayó Miguel Armando López Leyva, coordinador de Humanidades de la UNAM, al inaugurar el congreso.
Ciudades en transformación
Para José Gasca Zamora, director del PUEC, las metrópolis del siglo XXI se encuentran en el epicentro de transformaciones económicas, tecnológicas, ambientales y culturales que ponen en jaque los modelos tradicionales de gobernanza y planeación.
El académico enfatizó que las ciudades contemporáneas enfrentan desafíos cada vez más complejos —como la crisis climática, la desigualdad y la especulación del suelo— que demandan una nueva visión del urbanismo y la vivienda.
“No se trata solo de reformar lo existente, sino de reconstruir desde la raíz nuestras ciudades, con criterios de equidad y justicia espacial”, puntualizó.
La nueva informalidad urbana
En su conferencia magistral, Pedro Abramo, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro, explicó que la informalidad urbana se ha convertido en parte estructural del modelo de producción de las ciudades latinoamericanas.
El especialista comentó que, desde los años 90, ha emergido un “nuevo modelo de informalidad” caracterizado por procesos de verticalización y densificación irregular, que lejos de disminuir, se han intensificado debido al encarecimiento del suelo formal y a la falta de políticas habitacionales efectivas.
En este contexto, los asentamientos informales ya no son solo extensiones horizontales en la periferia; ahora también crecen hacia arriba, en busca de espacio dentro de urbes saturadas.
La ruta hacia la reconstrucción urbana
Los expertos coinciden en que el futuro de las ciudades pasa por abandonar el paradigma de la reforma —centrado en ajustes superficiales— y adoptar una lógica de reconstrucción integral, que coloque la equidad, la sostenibilidad y el acceso universal al centro de la política urbana.
Esto implica repensar los mecanismos de financiamiento, fortalecer la vivienda social, controlar la especulación del suelo y mejorar la planeación territorial.
Además, se requiere una gobernanza participativa donde la ciudadanía y la academia colaboren en la definición de políticas públicas.
“La ciudad debe volver a pensarse como un ecosistema que garantice derechos, no como un producto del mercado”, concluyó López Leyva.
Hacia un futuro habitable
Finalmente, los expertos coincidieron en queel reto actual es lograr un equilibrio entre crecimiento urbano y bienestar social, sin repetir los errores de la urbanización descontrolada.
Asimismo, advirtieron que la crisis de vivienda es también una crisis de modelo urbano. Si más de 3 000 millones de personas en el planeta no pueden pagar un techo digno, es evidente que el sistema necesita una transformación profunda.
La meta —dicen los investigadores— no es solo construir más, sino reconstruir mejor: con inclusión, justicia espacial y un sentido de comunidad que devuelva a la ciudad su razón de ser.









